Las guerras deberían ser como antes. Si querías matar a alguien, pues tenías que pasar una espada a través de su maldito corazón, no había de otra. Ahora basta mandar un drone a hacer el trabajo sucio sin siquiera salir de tu oficina.
Es claro que ningún país debería tener el armamento suficiente para destruir el mundo entero. Incluso suena obvio pero, en la realidad, no es fácil regular esto. En la actualidad, muchas naciones cuentan con estos absurdos mecanismos de "protección".
Por estas razones, no le debería parecer extraño a nadie que el mundo haya estado a punto de acabar varias veces; algunas por negligencia humana, otras, a causa de un simple error mecánico. A continuación conocerán cinco ocasiones en que la humanidad entera estuvo a punto de extinguirse.
5. La falsa alarma nuclear soviética
¿Ven al anciano cool de la imagen de arriba? Ese hombre es la razón por la que todos estamos vivos hoy. Su nombre es Stanislav Petrov, un antiguo teniente coronel de la fuerza aérea soviética. En mil novecientos ochenta y tres, Stanislav cumplía su turno en el búnker Serpukhov-15 cerca de Moscú. Allí se encontraba el centro de comando de los satélites soviéticos que servían para advertir de ataques nucleares inminentes.
Petrov estaba encargado de notificar a sus superiores si los satélites captaban alguna amenaza. Estados Unidos y la Unión Soviética se encontraban en tal estado de paranoia, que sólo bastaba un aviso de Petrov para desencadenar un ataque nuclear masivo como represalia inmediata.
De repente, el radar del panel de control mostraba cinco misiles nucleares dirigidos directamente a la madre patria de Stanislav. Resulta que el sistema de rastreo había fallado debido a interferencia solar, por eso la falsa alarma. Sin embargo, Petrov no sabía esto, solo en él recaía la decisión de ordenar un ataque inmediato.
Todo el entrenamiento de Stanislav le decía que un ataque por parte de los Estados Unidos sería masivo. Apenas cinco misiles no lo convencieron de avisar a sus superiores. Petrov es considerado un héroe sin igual. Muchos historiadores concuerdan que sus acciones fueron claves para evitar un desastre de proporciones inconmensurables. Debido a esto, ha sido honrado con toda clase de premios.
4. El incidente más extremo de la crisis de los misiles cubana
Durante el famoso periodo histórico en el que los soviéticos se prepararon para atacar a los Estados Unidos desde Cuba, un hombre llamado Vasili Arkhipov decidió salvar todas nuestras miserables vidas al oponerse a disparar un misil nuclear contra la marina estadounidense.
El veintisiete de octubre de mil novecientos sesenta y dos, una flota de once navíos de guerra americanos localizaron un submarino nuclear soviético B-59, particularmente cerca de las costas estadounidenses. Rodearon el submarino en un intento de forzarlo a salir a la superficie para averiguar sus intenciones sin que ninguna batalla se desatase.
Los miembros de la tripulación del B-59 habían pasado varios días sin contacto por radio con Moscú. Al encontrarse rodeados, pensaron que quizá la tan temida guerra había comenzado. El capitán Valentin Grigorievitch Savitsky decidió que era momento de disparar un torpedo nuclear a sus perseguidores.
Para que la orden fuera aprobada, tres de los oficiales de más alto rango abordo del submarino debían estar de acuerdo de manera unánime. El capitán y el oficial político querían disparar el misil, pero Arkhipov se opuso. No solo eso, sino que convenció a los otros dos de emerger a la superficie y esperar órdenes de Moscú.
Si Arkhipov hubiese actuado de otra manera, no hay duda de que la tercera guerra mundial habría comenzado, y ahora estaría escribiendo esto desde una guarida subterránea anti-radiación, constantemente acosado por monstruos zombies nucleares.
3. Able Archer 83
La tensión letal entre Estados Unidos y la Unión Soviética no hizo más que aumentar durante el trascurso de la guerra fría. Las dos super-potencias estaban conscientes de que el enemigo contaba con poder suficiente para destruirlos completamente a voluntad. Debido a esto, el estado de alerta nunca era moderado.
En noviembre de mil novecientos ochenta y tres, los miembros de la OTAN decidieron llevar a cabo una serie de ejercicios que simulaban el estado de DEFCON 1, es decir, de emergencia nuclear total. Sin embargo, las informaciones que recibieron los soviéticos (probablemente de viajeros en el tiempo nihilistas) indicaban que no eran ningunos ejercicios, sino que los americanos se preparaban en secreto para atacar la Unión Soviética de una vez por todas.
Los soviéticos no dudaron en apuntar todo lo que tenían en dirección al enemigo. Submarinos, aviones, cargueros, todos llenados con material nuclear, se prepararon para vaporizar los Estados Unidos. Gracias a algún héroe desconocido, los soviéticos fueron informados a tiempo de que todo era una simulación, salvando al mundo de una asegurada aniquilación total.
2. El chip defectuoso que casi ocasiona la Tercera Guerra Mundial
El tres de junio de mil novecientos ochenta, un empleado del comando norteamericano de defensa aeroespacial (NORAD, por sus siglas en inglés) notó que la pantalla que normalmente indicaba "0 misiles en camino" ahora decía "2 misiles en camino". Probablemente experimentando un ataque de pánico, el empleado miró incrédulo como la pantalla ahora marcaba "220 misiles en camino".
Los estadounidenses perdieron la cabeza colectivamente. Prepararon cientos de misiles para atacar. Los encargados de la fuerza aérea ordenaron el despegue de decenas de aviones bombarderos en estado de máxima alerta. Hasta que alguien se dio cuenta de que los supuestos doscientos veinte misiles no aparecían en los radares; todo el asunto tenía que ser una falsa alarma.
Cuando ya todos tuvieron tiempo para calmarse, se dieron cuenta de que el problema fue causado por un chip de computadora funcionando mal. El error consistía en que, en vez de marcar "0" cuando debía, en su lugar marcaba "2". Algo tan simple fue el causante de tan inmensa confusión.
1. Una alarma defectuosa es accionada por error, casi desata la Tercera Guerra Mundial
El veinticinco de octubre de mil novecientos sesenta y dos, un guardia de seguridad de una base aérea de Estados Unidos vio en la distancia a un sujeto sospechoso tratando de escalar la cerca que rodeaba las instalaciones. El guardia accionó la alarma de sabotaje. Por razones desconocidas, la alarma equivocada, que significaba que un ataque nuclear soviético era inminente, fue la que sonó.
Los pilotos corrieron hacia sus aviones, todos estaban alerta en plena crisis cubana de los misiles, la época de los simulacros ya quedaba distante. Otro héroe histórico anónimo manejó un camión con luces gigantes titilantes hacia las plataformas de despegue, los pilotos entendieron de inmediato que se trataba de una falsa alarma.
El supuesto saboteador que el guardia de seguridad vio de lejos resultó ser un oso curioso, tratando de asomarse por encima de la cerca.