Comma.ai es la startup de George Hotz, alias geohot, que promete una inteligencia artificial para cualquier coche. Ya hemos comentando previamente las idas y venidas del proyecto, que sigue en un estado embrionario en lo que a proyectos de esta envergadura se refiere.

Pero Hotz, fundador y CEO, es mucho más optimista sobre su producto. En la actual conferencia TechCrunch Disrupt ha afirmado que su producto “está a la par con el Autopilot de Tesla” y que “quieren ser el Android de los automóviles”. Es decir, ser el proveedor mayoritario del software inteligente para automóviles.

“Si Tesla es Apple de los automóviles autónomos, nosotros queremos ser el Android”.

Unas palabras ambiciosas pero que esconden una profunda simplificación del problema que están intentando resolver.

Dificultad máxima

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A nivel regulatorio, sus aplicaciones y productos están aún muy distantes de llegar al público. Quieren vender una solución semi-integrada por 999 dólares a finales de año, que solo funcionará en algunos modelos de automóviles, una lista que será extendida en el futuro a más modelos.

Mientras Tesla se centra en sensores con más granulación como el radar, que ven incluso en condiciones de lluvia o niebla —a pesar de tener problemas con superficies que rebotan ondas—, en Comma.ai se centran en la cámara tradicional.

Entender los datos de los sensores es la parte más difícil de la conducción autónoma. Hay un tráfico de datos masivo y los algoritmos necesitan ser muy agudos a la hora de distinguir los patrones adecuadamente.

Es relativamente fácil hacer un sistema autónomo de conducción que gestione el 90% los problemas, de hecho, llevan años en el mercado soluciones que nos mantienen en el carril y la velocidad en carretera. Lo difícil es pasar al 99% de fiabilidad, y de ahí sigue exponencialmente dificultoso hasta el 99,99%.

No es un juego

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Hoz saltó a la fama por ser el primero en saltarse los sistemas de seguridad tanto de la Playstation 3 como del iPhone, con sendos jailbreaks. Un divertido reto para una brillante mente como la suya.

Los automóviles no pueden ser vistos desde el mismo prisma. Hay vidas en peligro tanto dentro como fuera del automóvil. Marcas como Tesla, Ford, Google, Baidu o Uber llevan años invirtiendo cientos de millones y contratando a los mejores ingenieros del planeta.

Comma.ai apenas lleva un año en funcionamiento, y con solo unos millones en financiación de capital riesgo y un puñado de empleados. Podría considerarse la clásica historia de startup entrando en una industria con nuevas ideas y quedándose con el mercado, pero no lo es. Toda la industria es una startup en si misma, y todos están apostando por ideas similares. Comma.ai tiene un gran hándicap, que es su tamaño, experiencia, y poca capacidad para llevarse a los mejores expertos del mercado.

Viendo lo complicado del marco regulatorio y los peligros subyacentes de la tecnología, se hace difícil creer las promesas de Comma.ai sin tener un producto real. Es posible que incluso cuando llegue al mercado, se tarden millones de kilómetros conducidos hasta que se pueda ver si es un producto fiable comparado con la competencia.