De acuerdo con la mayoría de estudios, el planeta Tierra alberga vida desde hace unos 4.000 millones de años. El último hallazgo de fósiles consolida esta teoría, ya que se ha fechado su antigüedad en unos 3.700 millones de años, lo cual supone que estamos frente a los restos de vida más antiguos encontrados en la Tierra.

El hallazgo, publicado en Nature, ha tenido lugar en Isua, al sur de Groenlandia, habitualmente considerada como "la cuna de la vida". Lo han llevado a cabo principalmente investigadores de la Universidad de Wollongong, de Australia.

Precisamente de Australia eran los considerados hasta ahora como restos de vida más antiguos de la Tierra, ya que allí, concretamente en Warrawoona, fueron encontrados en 1983, y se les estima una antigüedad de unos 3.500 millones de años. Este descubrimiento supera tal cifra en 200 millones de años.

Los fósiles hallados son un conjunto de estromatolitos, estructuras de microorganismos sedimentados, de tamaños de entre uno y cuatro centímetros, formaciones creadas por el crecimiento en capas de microorganismos. Han podido ser descubiertos en esa zona gracias a que una capa de nieve perenne se ha derretido.