"El chirrete, las chapinas, los cangrejos y el caballito de mar... todo ha desaparecido por culpa de las aguas malas" cuenta José, quien se ha criado entre los pescadores del Mar Menor. Al mismo tiempo que habla, gesticula con tono irritado mientras mira un agua verdosa y pastosa. La laguna salada, una de las maravillas más características de la Península Ibérica, no se encuentra bien. Esta no es la primera vez (y probablemente tampoco será la última) en la que sus orillas se llenan de una especie de moco turbio. Esta sustancia es en realidad fruto de una proliferación excesiva de microorganismos y algas. Y aunque no es la primera, sí que es cierto que en esta ocasión parece mucho más grave. Las aguas están espesas y pegajosas. Casi no se ven animales y el olor es muy fuerte. El problema, que viene de largo, tiene su origen no en las orillas, sino mucho más adentro, en los profundos campos y huertas de Cartagena. El cambio climático, la irresponsabilidad de los agricultores y; aún más, la de la administración, están ejecutando una muerte anunciada tiempo atrás. No hay duda de que si no se pone solución inmediata, asistiremos al fin de una de nuestras joyas más importantes.
¿Qué es el Mar Menor?
El sur de la Península Ibérica esconde algunas de las maravillas mejor guardadas del mundo. Entre ellas se encuentra, sin duda, el Mar Menor. Ésta es la laguna salada más grande de toda Europa. Una manga de más de veintidós kilómetros de tierra que encierra un lago enorme, apenas profundo, con varias islas, doradas playas y un agua siempre tibia. La biodiversidad de este humedal ha sido siempre enorme. El Mar Menor ha servido de refugio para las aves migratorias, los caballitos de mar, peces de aguas someras y muchas plantas marinas.
Hace veinte millones de años la intensa actividad volcánica y el agua sentenciaron el destino de un área enorme, frente a las costas de un mar mediterráneo que por entonces era bastante más joven. Con el tiempo, los arrecifes coralinos y los movimientos tectónicos terminaron por cerrar la albufera con agua salada. Varios millones de años más fueron necesarios para convertir el Mar Menor en lo que es hoy. Hace apenas un siglo, esta laguna tenía unas condiciones únicas en el mundo: su salinidad, sus ciclos especiales y sus aguas someras, muy calientes para un mar interior, han ido definiendo a las variadas especies y la biología extraordinaria que la habitaba.
Por ser un lugar con una biodiversidad tan especial y característica, el Mar Menor **se ha convertido en una especie de "alarma" con respecto al cambio climático**. Varios investigadores han estudiado la ecología de los animales que la habitan para tratar de prever el futuro de nuestros mares si siguen calentándose. Esto es así porque las lagunas como esta tienden a ser más sensibles a los cambios, sirviendo como ejemplo de lo que podría ocurrir, pero de una manera mucho, mucho más rápida.
Por ser un lugar con una biodiversidad especial el Mar Menor se ha convertido en una "alarma" del cambio climático
Pero el Mar Menor no es es solo una zona de especial interés por su calidad biológica, única en el mundo. Además, es también un destino turístico muy visitado por sus casi setenta y dos kilómetros de playas, sus espacios naturales protegidos y sus aguas calmadas y templadas. Ya en su momento, esta zona fue escogida por alguno de nuestros antepasados para asentarse. Y desde entonces, el ser humano a explotado esta costa interior de forma ininterrumpida durante miles de años.
"Como una sopa verde"
Las portadas saltaban hace unos días. Al principio de manera local, poco a poco, apareciendo en todo tipo de medios. El agradable Mar Menor, maravilla para los turistas, se ha convertido en una sopa espesa, pegajosa y verde. Aunque no es peligroso bañarse, en principio, algunos de los organismos que han provocado este singular episodio son tóxicos. Y es que a pesar de que nuestra historia junto al Mar Menor es larga y profusa, lo cierto es que en estos momento la albufera se encuentra herida de muerte. Estas palabras, sin ánimo de resultar dramáticas, representan una situación extrema. Un estrés continuado durante décadas que está presionando a la laguna más allá de sus límites. Como manifestación de este hecho, una mañana los vecinos del Mar Menor se levantaron con este panorama desolador.
Las aguas ya no invitan a bañarse. Es más, en algunos casos matan a los animales que viven en su interior. La estampa es desagradable. Y el olor también. *El bloom de algas es una expresión que hace referencia a la explosión de crecimiento de los microorganismos del Mar Menor de manera descontrolada. Como consecuencia, sin nada que las controle, las algas inundan todos los huecos de la laguna, creando una gran turbidez, impidiendo el paso de la luz, la correcta oxigenación y el desarrollo de otras especies. Finalmente, esta desagradable sopa verde, en el peor de los casos, puede causar la muerte de gran cantidad de la fauna y la flora de la laguna.
El bloom* de algas, explicado
Este fenómeno se denomina eutrofización. Ocurre cuando una cantidad de nutrientes mayor de lo normal llega a una laguna o masa de agua, permitiendo el crecimiento descontrolado de los microorganismos o vegetales que lo habitan. Al exceso de nutrientes se unen unas condiciones ambientales particularmente favorables, así como una falta de competidores que impidan o regulen la proliferación. Lo que pasa entonces es que las algas crecen y crecen sin control, acabando con todo a su alrededor. Con el tiempo, el exceso de ellas o la falta de nuevos aportes hará que las algas mueran, volviendo a sus números naturales. Pero, mientras tanto, habrán causado estragos entre sus vecinos.
Para poder entender el caso del Mar Menor, Hipertextual se ha puesto en contacto con Miguel Ángel Esteve, profesor de la Universidad de Murcia y experto en ecología, gestión de espacios naturales y evaluación de impacto ambiental. Los casos de eutrofización de la laguna viene dándose desde mucho tiempo atrás. ¿De dónde vienen el exceso de nutrientes? Alrededor del Mar Menor, como explicábamos, siempre se ha reunido el hombre. Los campos de Cartagena son una enorme extensión de huertos y plantaciones; unos 1.200 kilómetros cuadrados recorridos por una red de ramblas que desembocan en la laguna. Especialmente importante es la conocida como rambla del Albujón, que se extiende hasta cuarenta y siete kilómetros hacia el interior.
"Nosotros llevamos ya más de veinte años avisando del proceso, desde la puesta en funcionamiento del trasvase Tajo-Segura"
Pues bien, todos los aportes procedentes de los campos de cultivo: aguas enriquecidas por abonos y sales minerales, van drenando lentamente hasta caer dentro de la laguna. Pero, además, también existe una gran cantidad de aguas residuales procedentes de la gran actividad turística y cotidiana que se concentra en torno a la laguna. Para complicar aún más la cuestión, entre los aportes provenientes de la rambla otros aportes que se escapan por completo al control. "Hay que distinguir las salmueras de agua de mar, de las de los pozos, aguas llenas de nutrientes y sacadas del lecho de la rambla, muy contaminadas", explica Miguel Ángel. Estas aguas rechazadas por los agricultores es arrojada a la rambla y llega al mar menor con el paso del tiempo y el arrastre de las lluvias.
Pero, como decíamos, esto no es nuevo. "Nosotros llevamos ya más de veinte años avisando del proceso, desde la puesta en funcionamiento del trasvase Tajo-Segura", nos cuenta Miguel Ángel. Pero, si el problema viene de tan lejos, ¿por qué se ha dado ahora? "Hay varias explicaciones posibles, pero no sabemos cual es la que pesa más. Una de ellas ha sido este invierno prácticamente nulo, muy cálido", explica Esteve refiriéndose a los efectos del calentamiento global durante los recientes meses invernales; "lo que posiblemente haya facilitado o magnificado el efecto de los nutrientes. Otra causa puede tener u origen en cierto incremento en los vertidos de aguas procedentes de la desalobración de los pozos". Todo esto unido a que el Mar Menor está ya al límite de sus capacidades de autodepuración bajo la sobrepresión de varias décadas, es la causa principal de que el Mar Menor se encuentre ahora mismo en el estado que se encuentra.
La voz del Mar Menor
Pero aunque todo el mundo parece estar molesto con la situación, los principales afectados son los habitantes que llevan toda su vida viviendo de sus aguas. "Las administraciones se vuelcan en el turismo y a nosotros nos van dejando de lado", cuenta Fran, un pescador de la zona que fondea desde hace más de cincuenta y cinco años en las aguas de la laguna. Porque el problema no es solo el aporte excesivo de nutrientes, sino la gestión. Jorge, lleva solo veinte años, pero ha vivido los cambios en las últimas décadas: "Donde antes tenías cinco o seis barquitos delante de las casas, ahora tienes una playa artificial con más de cincuenta barcos a motor. Los pescadores ya no tenemos hueco en el Mar Menor". A su vez, los comerciantes también han visto empobrecidas sus actividades. El agua verde espanta a los turistas e impide realizar muchas de las actividades programadas para el verano. El principal problema desde su punto de vista es la falta de una administración adecuada.
Por su parte, los agricultores se sienten atacados y a la defensiva. "La consejería de Murcia es mucho más estricta que el resto", explica Manuel, empresario agricultor con más de treinta años en el sector y cuya producción procede de los campos de Cartagena. "Hemos cumplimos siempre a rajatabla la normativa". "A nosotros nos asfixian a condiciones", replica María del Carmen, una agricultura minorista que se centra en la producción ecológica. Sin embargo, a pesar de que Murcia posee una normativa férrea y exigente, existen mucho descontrol. Y también desinformación. "Cuando las depuradoras municipales vierten las aguas a la rambla del Albujón, llegan al mar menor. A nosotros nos están culpando de algo que, evidentemente, no nos corresponde", dice indignado otro agricultor que prefiere permanecer en el anonimato.
Si bien en la última etapa, el comisario de aguas sí que está poniendo medidas para solucionarlo, el problema es que se arrastran décadas de dejadez, de meter el problema debajo de la alfombra y persuadir a la sociedad de que no existe. Es muy difícil que en un año se pueda solucionar un problema que viene de tan atrás
Sin embargo, como explicaba Miguel Ángel Esteve, existe una proliferación de descontrolada de desaladoras de aguas freáticas. Esto provoca una cantidad de vertidos ricos en nutrientes de los cuales es difícil estimar su cantidad. Gran culpa de esta situación, según apunta el experto, está en la gestión del entorno, poco controlada durante años. Esta opinión coincide con la de los ecologistas quienes creen que la administración pública no ha hecho bien su trabajo. Esteve opina que a pesar de las advertencias dadas, algunas entidades como la Confederación Hidrográfica del Segura no han tomado las medidas oportunas para controlar la cantidad de vertidos a las ramblas: "Si bien en la última etapa, el comisario de aguas sí que está poniendo medidas para solucionarlo, el problema es que se arrastran décadas de dejadez, de meter el problema debajo de la alfombra y persuadir a la sociedad de que no existe. Es muy difícil que en un año se pueda solucionar un problema que viene de tan atrás".
Mirando hacia el futuro
"Los pescadores ya no tenemos hueco en el Mar Menor"
La situación del Mar Menor es muy, muy complicada. "La primera medida que debería tomarse ha de ser controlar las aportaciones provenientes de los campos de Cartagena", cuenta Miguel Ángel al preguntarle por el pronóstico de la laguna. "La realidad es que *si no cambiamos el ritmo de presión, podría haber explosiones [blooms] de fitoplancton más importantes* que provoquen un "crack" del que no se pueda recuperar el ecosistema de la laguna". Pero, ¿y a estas alturas? "Es difícil decir cuál será la respuesta. Pero los humedales suelen responder bien y rápido a la recuperación. Depende de la recirculación que pueda haber después, lo que podría volver a levantar los nutrientes. Pero, en general, la respuesta del Mar Menor [en caso de tomar medidas inmediatas y eficientes] podría ser buena".
El Mar Menor, sin embargo, ha cambiado mucho. Tal vez demasiado. Con la apertura de vías de agua como el canal del Estacio, su dinámica litoral se modificó en su momento de manera irreversible. La salinidad se igualó a la del "Mar Mayor", como se conoce en esta zona al mediterráneo. Los aportes de nutrientes, protagonistas de la problemática actual, son otro problema que comenzó décadas atrás y cuyo fin está lejos. La masificación de embarcaciones y el turismo también han afectado gravemente al ecosistema... Aunque realmente no sabemos hasta dónde llega su gravedad, el ambiente de crispación se deja sentir en toda la región. Pero solo el tiempo podrá decirnos cuales son las consecuencias a largo plazo. ¿Se recuperará la mayor laguna de agua salada de Europa? ¿O habremos empañado de un verde turbio a esta joya para siempre? La respuesta, en cualquier caso, es reaccionar de inmediato para trabajar en las posibles soluciones.