Viajemos a 1991. A principios de los noventa el IARC, la prestigiosa Agencia Internacional para el Estudio del Cáncer, determinó que el tanto el mate como el café "podían producir cáncer de garganta". La revisión de entonces los situó en el podio del grupo 2A como posibles cancerígenos. Pero, como de costumbre, los estudios no acabaron ahí. Así, tras miles de revisiones y metaestudios, la OMS anunciaba recientemente que no existe evidencia que apunte a que el mate o el café sean cancerígenos. ¿Y las evidencias que decían lo contrario? Bien, el problema no viene por ninguna de estas dos sustancias. La relación entre el café y el cáncer se encontraría, más bien, en la temperatura.
Cualquier bebida demasiado caliente
Así lo muestran los nuevos estudios que apuntan que el café y el cáncer no tienen una relación química directa. Este hecho concuerda con otros estudios que muestran que beber otras sustancias a una temperatura mayor de 65ºC sí se puede relacionar con el cáncer de esófago. Así se ha analizado en cientos de estudios realizados en Asia que avalan la sospecha. A pesar de la recomendación del IARC de llevar cuidado con el café, las evidencias nunca dejaron clara la existencia de un mecanismo concreto. Sencillamente, era un dato estadístico. Algunos de los antiguos estudios citan hasta 10 veces más posibilidades de sufrir esta dolencia en personas que consumen regularmente café o mate muy caliente.
Algunos de los antiguos estudios citan hasta 10 veces más posibilidades de sufrir esta dolencia en personas que consumen regularmente café o mate muy caliente.
Pero casualidad no implica siempre causalidad, como hemos dicho muchas otras veces. Por ello, la causa de este hecho, según se observa ahora mismo, no lo tienen las bebidas sino el beberlas a alta temperatura. No obstante, de nuevo, el IARC tampoco ha puesto sobre la mesa un informe claro sobre el mecanismo que existe tras este hecho. Es decir, volvemos a observar una casualidad pero todavía no queda claro el mecanismo de causa. Eso sí, al menos las evidencias ahora son mucho más fuertes. Así que se puede recomendar, sin miedo, no tomar bebidas demasiado calientes (excediendo los 65ºC, como explicábamos).
Atención a las recomendaciones del IARC
La Agencia, como parte asesora de la OMS, supone el organismo más fiable a la hora de dar las recomendaciones sobre sustancias cancerígenas. Pero también hay que entender su posición. En primer lugar, la política de la OMS en cuanto a salud da prioridad al principio de prevención. Si algo se relaciona con el cáncer u otra enfermedad, la recomendación irá siempre por delante avisando del peligro. Aunque la relación, como en este caso, no sea tan clara o se deba a otras causas indirectas. Lo más importante es la seguridad y la salud, no la comodidad. Así, muchas de las recomendaciones y sustancias catalogadas dentro del grupo 2, posiblemente cancerígenos, hacen referencia a estudios que indican un peligro potencial pero que, a veces, necesita mucho más estudio para comprenderlo mejor. Así ocurrió, por ejemplo, con la carne roja, catalogada ahora también dentro del grupo 2. O con el café y el cáncer en su momento. Estar en el grupo 2 no implica que algo sea cancerígeno. Sino que su abuso o su consumo en determinadas circunstancias esta sujeto estadísticamente hablando a una mayor probabilidad de sufrir algún tipo de cáncer. Pero esta frase suele ser sustituida muy erróneamente por "produce cáncer".
El café con otros ojos
Admito que soy un amante del café. Eso no me coloca en buena posición para cantarle alabanzas. Pero lo cierto es que, tal y como hemos dicho en otras ocasiones, el café, actualmente, se ve de forma distinta a hace unos años. Cada vez son más las evidencias científicas que muestran que el café y el cáncer no tienen relación ninguna. Y no sólo el cáncer. El café ha tratado de asociarse a problemas de corazón o desarrollo, sin demasiado éxito científico. Es más, el consumo moderado de esta bebida sí ha mostrado ser beneficioso en varios aspectos. ¿Y qué es un consumo moderado? Entre 2 y 5 tazas de café al día, tamaño expreso. Entre dichos beneficios se encuentra una capacidad protectora del sistema cardiovascular o cierta protección contra la diabetes.
Estos estudios, por supuesto, requieren de más tiempo (y más estudios) para su aval científico. Pero, en definitiva, cada vez hay menos apoyo a ver el café como una sustancia potencialmente venenosa. Aunque sí es cierto que las intoxicaciones por cafeína existen Pero **necesitas una cantidad exagerada para que la cafeína resulte peligrosa**. En cualquier caso, está claro que el la relación entre el café y el cáncer es cada vez más débil. Siempre que no lo bebamos muy, muy caliente. Esto debería tenerse en cuenta en países más fríos o donde hay costumbre a ingerir bebidas a más de 65ºC. Para el resto del mundo, sin embargo, la noticia nos permite estar más tranquilos a la hora de pedir otra taza de café.