Cuentan los rumores que es posible cambiar nuestro hábito de sueño de una forma radical. Una manera que nos permitiría aprovechar al máximo el día y obtener más tiempo. Hasta veintidós horas al día, gritan a los cuatro vientos los que defienden el método de sueño polifásico. Pero, ¿qué es esto? ¿Realmente funciona este sistema? ¿O podría resultar peligroso para la salud? La ciencia no apoya este cambio radical de comportamiento. Pero veamos por qué.
¿Qué es el sueño polifásico?
Los primates, y entre ellos los humanos, somos principalmente monofásicos (o bifásicos, más bien) a la hora de dormir. Esto quiere decir que lo hacemos una vez al día durante un periodo considerable (como pueden ser ocho horas). Existen, sin embargo, casos menos comunes de personas que muestran un sueño polifásico debido a desórdenes del sueño o necesidades varias. Por ejemplo algunos profesionales militares o los astronautas que habitan la ISS. El término "sueño polifásico" fue acuñado por J. S. Szymanski, quien observó que algunos patrones fisiológicos varían de forma más o menos regular a lo largo del día. Por otro lado, muchos animales poseen un régimen polifásico natural.
El sueño polifásico se suele asociar a un estado de alerta constante en la naturaleza
Por ejemplo, los perros duermen varias veces a lo largo del día durante cortos periodos de tiempo. No sabemos muy bien cuándo o cómo nos volvimos monofásicos ni por qué. Eso sí, se sospecha que nuestro modo de vida social tiene mucho que ver. El sueño polifásico se suele asociar a un estado de alerta constante en la naturaleza. Una manera de aprovechar la actividad al máximo para evitar peligros. No obstante, como decíamos, los primates en general somos todos monofásicos (o bifásicos, insisto), por lo que el misterio es aún más difícil de desvelar.
Adoptar un régimen de sueño polifásico
Lo cierto es que sí se puede adoptar un sistema de sueño polifásico. Nuestra fisiología tiene las herramientas necesarias para hacerlo. De hecho, como explicábamos al comienzo, existen numerosas personas que lo han hecho. Los bebés y las personas en edad avanzada tienden más a ser polifásicos que bifásicos o monofásicos. Las razones son muy diversas. La más común es un desorden en el ritmo circadiano. Así llamamos a nuestro sistema de "reloj interno". Este lo controla todo: desde nuestro apetito a nuestra sensación de cansancio a lo largo del día. El ritmo circadiano se "entrena" día a día, ajustándose a nuestros hábitos. Cuando se vuelve irregular, como en caso de enfermedad, puede causar graves trastornos que afectan al resto de nuestras funciones. Las primeras en verse afectadas son las cognitivas. En el peor de los casos puede llegar a ser letal.
Las personas que han adaptado su vida a un sueño polifásico suelen necesitar estar activos a lo largo de las veinticuatro horas del día de forma regular. Es algo común, como decíamos, en militares, astronautas, pilotos, capitanes de barco y otros profesionales. En estos casos el trabajo les obliga a estar frescos a cualquier hora, por lo que sus horas de sueño se turnan. Especial es el caso de los astronautas, que duermen durante dos horas, trabajan durante cuatro y vuelven a dormir (no siempre, pero es un régimen bastante común).
Actualmente, y fuera de estos círculos profesionales, existe un movimiento que aboga por adoptar un régimen de sueño polifásico para aprovechar más horas al día. Para ello se aconseja seguir unos patrones de sueños determinados conocidos como bifásico, Everyman, Dymaxion y Uberman. Estos sistemas han sido propuestos por diversas personas, entre ellas psicólogos, a lo largo del tiempo. El primero y más importante en proponer y probar uno de estos sistemas fue Buckminster Fuller quien proponía una siesta de treinta minutos cada seis horas. Algunos de estos sistemas so bastante agresivos con las horas de sueño diarias, llegando a reducir el periodo hasta las dos horas totales.
¿Es perjudicial para la salud?
Grosso modo, sí. Esto debe matizarse, por supuesto. Aunque parece que los seres humanos sí que poseemos las herramientas fisiológicas necesarias para adaptarnos, no todo el mundo reacciona tiene las capacidades adecuadas. Para poder adoptar un sistema de sueño polifásico tenemos que poder adaptar nuestro ciclo circadiano, lo que fisiológicamente es costoso y molesto, cuando no peligroso. Se requiere de una disciplina y un cambio de hábitos radicales. Y aún así, no siempre es posible conseguirlo. No todas las personas están capacitadas para ello. Y, como hemos dicho ya, un cambio en nuestro ciclo circadiano puede resultar prejudicial para nuestra salud, disparando diversos trastornos.
Pero, además de este aspecto, adoptar un ritmo de sueño polifásico pretende ahorrar rascar horas al día. Esto también puede ser muy perjudicial. Actualmente los expertos no terminan de ponerse de acuerdo sobre el número de horas necesarias para un hábito saludable. Al contrario, cada persona necesita un número de horas de sueño diferente. Algo que además cambia con el tiempo. Lo que sí se tiene claro es que la privación de sueño es perjudicial para la salud. Todavía es mucho lo que desconocemos del sueño y su papel en nuestra vida. Pero se ha comprobado en numerosas ocasiones que su exceso o defecto es muy perjudicial para la salud. Y esto, precisamente, es lo que buscan algunos métodos de sueño polifásico.
¿Qué dice la ciencia?
No existe ninguna evidencia científica que avale el beneficio del sueño polifásico
Además de todo lo anterior, tal y como recoge Piotr Woźniak es un meta estudio donde recoge diversas evidencias científicas, no existe ningún beneficio en adoptar el sueño polifásico. Y es que, de nuevo, nuestro ritmo circadiano suele marcar nuestras capacidades. Por tanto, a pesar de que tratemos de forzarlo a adaptarse, lo que hacemos es en realidad simplificar un aspecto complicadísimo de nuestra vida. Es más, según propone este investigador, adaptar nuestro sistema circadiano es en realidad una falacia ya que existen demasiados factores que forzar en el proceso. Aunque esto también podría ser discutido, lo que está claro es que hacerlo puede conllevar serios problemas de salud. Así, adoptar un sistema de sueño polifásico parece solo conveniente en caso de necesidad y nunca, nunca, nunca, para rascar horas al día. Y es que si queremos ser más eficientes, existen mejores sistemas.