Cuando los astronautas Scott Kelly y Mikhail Kornienko volvieron el pasado marzo a la Tierra, tras un año en la Estación Espacial Internacional, parecían en "muy buen estado". Es decir, su situación física era muy prometedora con respecto a las molestias que se esperaban. Pero no es oro todo lo que reluce. Porque las consecuencias de vivir en el espacio pueden ser muchas. Descubrirlas era uno de los objetivos principales de la misión que encabezaban y cuyos resultados comienzan a dar la cara tres meses después.
Recién llegados
Independientemente del tiempo que pase un astronauta en el espacio, existe un periodo de adaptación a la gravedad que debe "sufrir". Es la consecuencia fisiológica inevitable de la microgravedad. Pero vivir durante todo un año bajo estas condiciones... eso es harina de otro costal. Cuando llegaron, tanto Kornienko como Kelly parecían en unas condiciones aceptables. Fueron ayudados a salir de la Soyuz y revisados clínicamente por los médicos. Sin embargo, Scott Kelly ha explicado recientemente algunas de las consecuencias de vivir en el espacio que sufrió nada más llegar a casa: "si no fuera porque acababa de volver de la ISS me hubiera dirigido directo a urgencias". Y es que parece que los picores, la irritación de piel, los mareos y los síntomas gripales le asaltaron apenas llegar a su casa en Estados Unidos. De Kornienko no tenemos datos al respecto, pero no es descabellado pensar que algo por el estilo debió de sufrir el ruso.
Y es que no es extraño, ni tampoco es la primera vez que los astronautas sufren estas consecuencias de vivir en el espacio. El sistema al completo, como decíamos, ha de reajustarse. Se han estudiado, como ya os contamos anteriormente, otras consecuencias tales como la descalcificación ósea, pérdidas de tono muscular, debilidad... pero se habla menos de los mareos causados por el reajuste del sistema nervioso a las nuevas condiciones. O la adecuación del delicado sistema inmune, causante del malestar general. También existen otras consecuencias relacionadas con los fluidos, los cuales se "redistribuyen" debido a la falta de gravedad. O consecuencias oculares causadas por la mayor presión intracraneal. También se han llegado a detectar problemas de atrofia parcial en el corazón. Y otras serie de consecuencias de menor importancia.
Consecuencias de vivir en el espacio, tres meses después
Casi tres meses después de la vuelta de los astronautas, parece que las consecuencias todavía no han acabado de manifestarse. Porque a día de hoy, informaba Scott Kelly, todavía tiene problemas en sus piernas y fatiga. Según sus propias declaraciones, no se encuentra tan bien como esperaría. Tampoco es algo tan extraño. En su anterior misión, que le llevó a permanecer durante cinco meses en la ISS, el astronauta necesitó de seis meses de rehabilitación para recuperarse por completo. En esta ocasión, explica, cree que tardará bastante más tiempo. Porque sus dolores de pie y la rigidez en las piernas parecen bastante más acentuadas que la vez anterior.
El problema de fatiga, asociado con el tono muscular y el corazón, también podría tardar más tiempo en solucionarse. No obstante, Scott Kelly lleva ya una vida normal, dando charlas y trabajando en su nuevo libro. Hasta el momento, los médicos no han detectado ningún problema serio en Kelly. La recuperación, aunque pudiera resultar más larga que en otras ocasiones, parece que no será distinta a la de otros viajes. Eso es bueno. Porque permanecer tanto tiempo en el espacio, 340 días, podría haber tenido consecuencias fisiológicas irreversibles. Al no ser así, tenemos otra prueba más superada en la preparación para un reto mucho más grande: la conquista de Marte.
Hasta el planeta rojo y más allá
Sí, no se nos olvida. Marte es el siguiente punto de interés en nuestro sistema solar. La próxima meta. Una gran cantidad de nuestro esfuerzo está orientado hacia su conquista. Pero antes de pensar en cosas tan complicadas como la terraformación, la forma de alimentarnos allí o qué respiraremos... hay que solucionar el tema de "en qué estado llegaremos". Como vemos, las consecuencias de vivir en el espacio son varias y complejas. Hay que tratarlas o pueden convertirse en un auténtico peligro para nuestros astronautas. Pero antes de tratarlas, habrá que conocerlas, ¿no? De ahí la gran importancia de experimentos como este. En concreto, Scott Kelly se sometió a un interesante estudio debido a un hecho inusual: su hermano gemelo.
Mark. E. Kelly también fue astronauta, lo que ha supuesto todo un hito en el estudio de los efectos del espacio en los seres humanos por pura comparativa. Y es que, aunque siendo gemelos, seguimos hablando de personas diferentes, está claro que el estudio entre dos hermanos que han estado sometidos a un ambiente cultural parecido y que comparten un cantidad increíble de su material genético mucho puede aportar. Al menos así lo estimó la NASA. Gracias a los datos obtenidos en esta comparativa y a los análisis que se están realizando, podremos enfrentarnos al futuro de la conquista espacial, y no solo a la de Marte, con una batería de conocimientos más realistas, útiles y, en definitiva, indispensable.