¿Qué diferencia a un chimpancé de un gorila? ¿Cómo podemos distinguir a los simios de un ser humano? Preguntas como éstas pueden responderse analizando el supercomputador que cada uno de nosotros posee encima de los hombros. El cerebro es, en palabras de Emiliano Bruner, "el elemento anatómico más peculiar de nuestra especie". La mente es la que nos permite escribir poesía, descifrar ecuaciones matemáticas, leer una revista o interpretar una canción. Y, sin embargo, sigue siendo una completa desconocida.

El cerebro es el elemento más peculiar y característico de la especie humana

Bruner, responsable del grupo sobre paleoneurobiología de homínidos del CENIEH, resaltaba en la revista Investigación y Ciencia la importancia de estudiar la evolución de la mente. "Conocer los procesos que han moldeado nuestro cerebro a lo largo de la evolución reviste una gran utilidad a la hora de formular hipótesis sobre su funcionamiento y su organización, así como sobre sus posibilidades y sus límites", sostenía el experto. En ese sentido, un equipo de científicos ha descubierto la "gasolina" que permitió que el cerebro humano se desarrollase hasta límites insospechados. Sus resultados se han publicado en la revista Nature.

El tamaño cerebral sí importa

El primatólogo Frans de Waal explicaba en una entrevista en El Mundo que el cerebro humano era básicamente idéntico al de los simios. Tal y como recogía el periodista Pablo Jáuregui, "no hay nada nuevo salvo su tamaño, así que ahí debe residir la clave de lo que nos diferencia". ¿Pero qué hizo que la mente de nuestra especie, por ejemplo, triplicara las dimensiones del cerebro de chimpancés y bonobos?

El tamaño del cerebro es la gran diferencia entre los humanos y los simios

Investigaciones anteriores, como la publicada en Human Nature o en Science, apuntaban hipótesis tan diversas como la competitividad social o la genética. El trabajo de Nature, sin embargo, señala en otra dirección: un metabolismo más rápido y la presencia de mayor cantidad de grasa en la especie humana pudieron acelerar el crecimiento de nuestro cerebro.

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Los gorilas son los simios más grandes, pero consumen menos energía, en comparación con su tamaño, con seres humanos y chimpancés. Crédito: Lincoln Park Zoo.

La teoría sobre un gasto energético diferente no es fruto del azar. Cuestiones tan dispares como un elevado rendimiento reproductivo, una infancia ralentizada y una mayor longevidad también se explican por un metabolismo distinto al de los simios. Para confirmar la hipótesis, los científicos midieron el gasto energético en 141 seres humanos e hicieron el mismo cálculo en chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas. El objetivo no era otro que determinar si nuestra especie había experimentado una aceleración en la tasa metabólica, que podría haber ofrecido la suficiente "gasolina" para contar con cerebros más grandes y una mayor capacidad reproductiva sin afectar al mantenimiento de la especie ni a su longevidad.

Una mayor actividad metabólica podría explicar la evolución del cerebro humano

Teniendo en cuenta aspectos como el tamaño del cuerpo o la actividad física, los investigadores descubrieron que la tasa metabólica de los humanos era superior a los chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes aproximadamente en 400, 635 y 820 kcal/día, respectivamente. Estos resultados se deben, según recogen en Nature, a que nuestra especie presenta un metabolismo basal superior. Las conclusiones también apuntan que los seres humanos cuenta con un mayor porcentaje de grasa corporal, junto con cambios en la asignación energética, cuestiones "cruciales", de acuerdo a los científicos, en la evolución del tamaño del cerebro de nuestra especie. El trabajo, por tanto, confirma que la "gasolina" y la forma en la que se quema en nuestro organismo son fundamentales para contar con un cerebro tan único como los propios seres humanos.

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