Han bastado unos escasos cuatro meses para volver a ver el resultado de los estragos de las amenazas terroristas sobre Europa. Si la última fecha que quedó sobre la memoria de todos ha sido la del 13 de noviembre de 2015 con los atentados de París, con más de 127 fallecidos en nombre del DAESH, de nuevo tenemos que apuntar otra marca en el calendario. 22 de marzo de 2016, esta vez en Bélgica, se han sucedido atentados simultáneos en el aeropuerto de Bruselas y en dos estaciones de metro en el seno del barrio europeo, lugar donde se encuentran las instituciones de la Unión Europea.
Como en la primera ocasión, las redes sociales se han alzado rápidamente contra el mundo islámico, y pese a la prudencia inicial a la espera de recibir la confirmación, efectivamente se ha anunciado por parte de las autoridades que ha sido un atentado terrorista del DAESH. Con el número de víctimas aumentando, un miedo creciente en todas las regiones, millones de musulmanes condenando unos lamentables actos realizados bajo el nombre de toda una sociedad que no tiene culpa pero que se criminaliza tomada por un todo, un país entero bloqueado por la situación y una Europa en alerta por lo que pueda suceder, ahora solo cabe preguntarse el porqué.
Eurabia: la cuna musulmana de Europa
París, con una de las mayores poblaciones musulmanas de Europa proporcionalmente hablando, es solo superada por Bruselas; un país que es toda una amalgama de etnias y culturas atraídas, casi mayoritariamente, por las actividades profesionales de las Instituciones Europeas asentadas en el país. En lo que a volumen de población se refiere casi el 25% de los ciudadanos del país tienen origen musulmán. Ya sea por nacimiento en países de esta etnia, nacidos ya en Bruselas o convertidos a la religión, la capital europea se ha merecido el sobre-nombre de Eurabia.
De nuevo, la historia que durante años lleva lastrando a París se repite en Bruselas. Anderlech y Molenbeek, dos de los barrios tradicionalmente musulmanes de la capital europea (de 18 de esta etnia que hay en Bruselas), y a escasos pasos de los puntos elegidos para los atentados, se convirtieron inicialmente en hogar y refugio de miles de desplazados musulmanes que buscaban una mejora en sus niveles de vida y oportunidades para sus hijos. Sin embargo, y a tenor de la historia que ha ensombrecido a esta etnia, estos se han transformado en guetos idóneos para reclutar adeptos al DAESH, que se acerca a ellos con la intención de darles un objetivo en su complicada vida.
Casi el 50% de la población musulmana de Bruselas está en paro, y no puede optar a los puestos de funcionarios
Pese a los intentos del Gobierno de Bruselas de trasladar la normalidad y la calma a la población musulmana, como forma de lograr la inclusión para evitar los radicalismos, este "objetivo" se ha visto lastrado por las circunstancias socio-económicas que sufren los habitantes de estas zonas y que se han escondido durante largos años a los ojos de la opinión pública mundial. Ahora, cuando vemos estos acontecimientos es cuando descubrimos la realidad de la situación. Las últimas cifras oficiales del Gobierno de Bruselas estiman que solo un tercio de este grupo de población tiene un empleo fijo, siendo la falta de oportunidades laborales uno de los motivos del desasosiego de los jóvenes musulmanes de Bruselas. Por normal general, estos quedan fuera de los puestos de funcionario de las instituciones europeas o de los empleos enfocados al turismo, dejando reducidas sus posibilidades a los trabajos en ultramarinos o pequeñas tiendas familiares. Además, la falta de empleo ha desembocado con los años en un aumento creciente de los niveles de pobreza llegando hasta casi el 50%.
Todo esto, sumado a las suspicacias de los últimos tiempos, ha creado un ambiente de miedo respecto a lo que ocurre en estas zonas, que chocan con las opiniones de la otra religión mayoritaria del país: el catolicismo. Un miedo incrementado con los atentados de París, haciendo que hasta el primer ministro se uniese a criminalizar a uno de estos barrios: en declaraciones a la televisión local comunicó que "Bélgica tenía un problema gigantesco con Molenbeek". Y pese a lo duro de sus declaraciones, estas no están exentas de razón: la mayor parte de los jóvenes implicados en los últimos atentados de esta organización se han "criado" en este barrio escondidos entre familias y negocios.
Contra las emociones y contra las instituciones
Si los atentados de París fueron un ataque contra los sentimientos de seguridad y superioridad, no solo de los franceses también de todos los europeos, lo ocurrido en Bruselas tiene un claro enfoque contra el núcleo de las instituciones europeas y mundiales. Contra la potencia de las organismos establecidos y contra el centro neurálgico de la toma de decisiones de un grupo de países. Sin olvidar tampoco que Bruselas es la sede de la OTAN, elevando a mundial el aviso de DAESH.
Desde los años 80, Bruselas ha sido objetivo de múltiples atentados
Ya eran muchas las voces que se alzaban avisando de un inminente atentado contra la capital europea elevando el nivel de alerta antiterrorista, no solo de Bruselas también del resto de países implicados en el conflicto. De hecho, y en palabras a RTVE de Fernando Reinares, del Instituto Elcano, "los atentados del 13 de noviembre inicialmente iban a perpetrarse en enero de 2015, no en París, sino en Bélgica, pero fuerzas de seguridad belgas desmantelaron la red y se produjo el encarcelamiento de algunos de sus miembros". Con esta hipótesis, Bruselas ha estado en jaque desde hace muchos meses intentando detectar células yihadistas con la intención de perpetrar los próximos atentados. Calles militarizadas, registros y detenciones han sido la tónica de este país desde hace meses.
La toma de decisiones por parte de los organismos han aumentado el odio por parte de los yihadistas, desembocando en una lucha directa. La OTAN, por su parte, acordó en recientes reuniones dar un impulso a la lucha contra las amenazas yihadistas con especial refuerzo para "vencer a las amenazas del sur" por parte de Estados Unidos, y con apoyo de los ministros de exteriores de los países miembros. La Unión Europea, tras los atentados de País, ha incrementado las medidas contra este grupo aplicando tomas de decisiones altamente sensibles, que en muchos casos han entrado en conflicto con las cuestiones de libertad ciudadana, con el objetivo de cerrar el cerco a los terroristas.
Se han sucedido reuniones y comunicados, enfocados única y exclusivamente a la palabra yihad. Y con este atentado en el corazón de Bruselas la amenaza alcanza un cariz muy diferente, lugar que no ha estado exento de atentados anteriores: ya desde 1979 empezaron los conflictos, que se han recrudecido desde 2011.
La venganza por Salah Abdeslam
El atentado se ha producido solo cuatro días después de que la policía detuviese al yihadista implicado en los atentados de París, Salah Abdeslam. Catalogado como el mayor objetivo en busca y captura desde hace cuatro meses, Abdeslam también es natural del barrio de Molenbeek.
Sería precipitado pensar que los atentados perpetrados en Bruselas son consecuencia directa, en modo de venganza, por esta detención. Preparar los lugares, las horas y a los implicados lleva más tiempo que cuatro días. Pero es posible que la detención haya precipitado un hecho que, según apuntaban las autoridades belgas, era muy factible que sucediese en los próximos días. Un atentado que podría haber sido "solo" contra Europa ahora también se ha apoyado en el espíritu de venganza del DAESH, dejando claras sus intenciones a futuro.