Los coreanos han engordado su dos nuevos terminales insignia, el Galaxy S7 y S7 Edge, a cambio de darles baterías que están muy por encima del día de uso, dos con uso medio y moderado. Por fin un fabricante que lo entiende.

Estamos ya acostumbrados a terminales grandes con pantallas acordes. Algunos quieren más píxeles en las pantallas, y claramente necesitamos más memoria RAM, pero lo que todas las encuestas demuestran como principal petición de los usuarios es la duración de la batería.

Ya lo dijimos con el iPhone 6s, un terminal perfecto si Apple no hubiera preferido recortar un poco de grosor (y peso) para añadir más batería. En el iPhone 6s Plus los problemas de batería quedan solventados porque hay más tamaño. Pero a día de hoy es imposible hacer un terminal de unas 5" y 7mm de grosor con una batería decente.

Hablo por muchos usuarios, un milímetro más de grosor no nos importa si con el paso de los días vamos quedando contentos con el consumo de energía del terminal. Cierto que cada día los procesadores son más potentes y que consumen también menos energía, pero cada años que pasa estamos más y más horas mirando el terminal a medida que podemos hacer más cosas con ellos.

Llevamos un par de semanas con el Galaxy S7, y se siente cada día más como uno el primer terminal sin compromisos: gran batería, gran pantalla, microSD, gran almacenamiento interno, RAM más que suficiente, resistencia al agua y al polvo, acabado metálico, excelente rendimiento...