Que Estonia nos llevan años de ventajas en materia de regulación de nuevas tecnologías no es ningún secreto. Ya fue el primer país europeo en ofrecer la nacionalidad digital, una identidad que provee del acceso a servicios como la banca online, educación y sanidad sin necesidad de desplazarse al propio país, como en Hipertextual ya contamos cuando nuestro compañero Alex Barredo se convirtió en ciudadano digital estonio.
Ahora el país ha dado un paso más allá en materia de nuevas tecnologías y nuevos negocios regulando y legalizando algunos sistemas de transporte colaborativo como Uber.
Mientras Uber se pelea con los taxistas (y gobiernos) en París, Londres o Madrid, con una constante negativa de los gobiernos por apostar a alternativas de transporte bien reguladas, otros países europeos están dispuestos a adoptar nuevas ideas como una forma de demostrar su apuesta por la tecnología y con la esperanza de atraer la inversión que genera ser precursor en algo de estas dimensiones, y con lo que todavía se pelea la vieja europa, y hasta ahora Estonia no tiene rival en este sentido.
Estonia repite en innovación regunlando los servicio tabú en el resto de europa
Y será es el primer país en regularizar Uber y Taxify, junto con otras alternativas locales, que a partir de ahora tendrán que convivir en igualdad de oportunidades con el resto de servicio de transporte, tanto nacionales como privados en un intento por equiparar al país báltico con los más punteros en materia tecnológica del mundo.
Faltan los detalles de la regulación en torno a este tipo de servicio, pero el primer paso ya está dado. Y Estonia acaba de colocarse en el primer puesto de lista de países europeos que no le dan la espalda al que está considerado el futuro del transporte colaborativo.