La respuesta podría parecer muy sencilla: "Porque se acumula el agua en la piel", piensan muchos. Pero la cuestión no es tan sencilla. ¿Sabías que si hay daños nerviosos no se arrugan los dedos de la misma manera? (o no se arrugan, directamente). Eso quiere decir que el proceso está controlado de forma directa por alguna parte de nuestro cerebro. ¿Cómo puede ser? Aunque algunos aspectos del mecanismo exacto todavía se desconocen, cada día tenemos más claro cómo, o más bien por qué ocurre este fenómeno. Eso sí, el debate no se ha acabado aún.

Cuando se arrugan los dedos

Lo que sabemos desde los años 30 es que cuando existe un problema con el nervio parasimpático, el que controla las funciones involuntarias de nuestro cuerpo, no se nos arrugan los dedos. Además, existen varias patologías por las cuales los dedos pueden arrugarse sin que hayan estado sumergidos. Entre ellas se encuentran varios desajustes del tiroides, un linfedema o problemas varios de los tejidos del interior de nuestros dedos. Con todo esto ya podemos tener por seguro que el hecho de que se arruguen nuestros dedos no corresponde, exclusivamente, a que se sobrehidraten y se hinchen por el agua. Si esto no te convence, veamos otro aspecto.

Cuando existe un problema con el nervio parasimpático no se nos arrugan los dedosLa piel está compuesta por varias capas. La superior, el estrato corneo, consiste en una capa de células muertas con gran cantidad de queratina. Es una especie de escudo apretado y resistente, entre otras cosas, al agua. Por supuesto, la piel tiene poros que permite la salida (y entrada) de sustancias como el sudor, las sales y el agua. Pero cuando nos mojamos rápidamente la piel no absorbe el agua, ni se arrugan los dedos. Hace falta que nuestros dedos estén a remojo cierto tiempo. Si la piel se mantuviese en su estado natural, podría hidratarse e hincharse hasta cierto punto. Pero no en la cantidad tan espectacular cómo lo hace. Y, especialmente, en la forma en que lo hace.

Razones evolutivas

Los científicos llevan tiempo tratando de dar una respuesta satisfactoria al misterio. Si el cuerpo decide que es el momento de arrugar los dedos, deber haber un motivo para ello. Una razón dada por la evolución que haya permitido tener una ventaja evolutiva. La curiosa manera de resaltar las crestas de los dedos, probablemente, tenga una buena razón de ser. Porque no se hincha todo el dedo por igual, sino ciertas partes de la epidermis en especial. Bueno, la razón más defendida, y que fue expuesta hace un par de años, es la de aumentar el agarre bajo el agua. Así lo comprobaron con varios experimentos donde se observó, sin lugar a dudas. Según los experimentos, publicados en Biology letters en 2013, el mecanismo funciona de forma parecida a las ruedas de un coche. Así, aumentan la superficie en contacto y, por tanto, el agarre mojado. Esto también funciona con los pies, que ayudarían a mantener el agarre en caso de lluvia o condiciones similares.

arrugan los dedos
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¿Por qué no tenemos, entonces, los dedos siempre arrugados?Según los expertos, este fenómeno podría haber ayudado a nuestros ancestros a obtener alimentos de ríos y charcas, así como evitaría que se cayesen fácilmente. Por otro lado, se preguntaban, ¿por qué no tenemos, entonces, los dedos siempre arrugados? Su hipótesis es que esto reduce la sensibilidad del tacto, lo que podría suponer una desventaja evolutiva importante. No somos los únicos animales a los que se les arrugan los dedos cuando están mojados. Aunque esto es difícil de comprobar en el mundo salvaje, sabemos que a los macacos también se les arrugan los dedos con el agua, por lo que es asumible pensar que a otros primates también.

No obstante, el mecanismo exacto todavía permanece sin resolver. Sabemos que las capas superiores de la piel tienen un papel fundamental en este hecho. Pero no sabemos hasta que punto juegan otros aspectos como los vasos sanguíneos, el sistema nervioso o las hormonas. Tampoco sabemos exactamente cómo se "almacena" el agua en la piel, aunque tenemos varias sospechas. No obstante, estudiar esta parte es difícil pues, como imaginareis, el tejido muerto no se arruga. Al menos no de esta manera. Quién iba a pensar que un fenómeno tan cotidiano y sencillo daría tanto que pensar.