Cuando queremos **terminar grandes proyectos, lograr metas importantes o hacer cambios significativos a nuestros hábitos, solemos asumir metas grandiosas, como empezar a ir al gimnasio cinco días a la semana o estudiar un nuevo idioma todos los días. Aunque asumir una mentalidad de cambio es positivo, enfrentar todas nuestras metas como si fueran un enorme cambio a nuestra vida puede resultar contraproducente, porque cualquier pequeña falla o desajuste terminará desmotivándonos.**
El principio que rige el kaizen: una serie de mejoras continuas y pequeñas es mejor que un solo cambio grande
Es en ese punto donde nos conviene hablar y pensar en la filosofía kaizen. Kaizen (改善, ‘cambio beneficioso" o "mejora’ en japonés), es un término que significa "mejoramiento continuo", y su aplicación se conoce por las siglas MCCT: "mejora continua hasta la calidad total". En su uso común, es conocida como una estrategia de calidad en las empresas, y es una filosofía que se asocia a la manera de trabajar de ciertos sistemas de producción industrial, tanto orientales como occidentales. El origen de la filosofía proviene de la cultura **japonesa, donde se encuentra enraizado el concepto de que cada día debe contener en sí la posibilidad de una mejora.
Sin embargo, el hecho de que no formemos parte de una enorme empresa multinacional no significa que no podamos beneficiarnos de la filosofía kaizen. El principio que rige kaizen es que una serie de mejoras continuas y pequeñas es mejor y más efectiva que un solo cambio grande, y su enorme poder yace en su capacidad para sobrepasar nuestra respuesta natural al miedo y poner fin de este modo a nuestros impulsos de procrastinación**. Tememos a los cambios grandes, pero las acciones pequeñas, llevadas a cabo de manera continua en el tiempo, pueden tener un impacto mucho mayor, convirtiéndose en hábitos y generando resultados permanentes.
Demasiado pequeño para fallar
En el centro del kaizen está la idea de que nuestro principal obstáculo es el temor al cambio, el vernos intimidados por un reto tan grande que podría hacernos fallar. Pero si cambiamos una enorme meta por una pequeña acción, ese impulso generador nos pone en movimiento y puede generar la bola de nieve que necesitamos. Si siempre hemos soñado con escribir una novela, proponernos de golpe escribir 2000 palabras al día puede que no sea la mejor idea. Pero podríamos proponernos escribir cincuenta: hacer el cambio tan fácil que sea difícil fallar, y luego de que nos hayamos acostumbrado a éste, incrementar el reto.
Un paso en la dirección correcta cada día es mejor que ningún paso
En el libro "Un pequeño paso puede cambiar tu vida", Robert Maurer narra la historia de una paciente con problemas graves de salud que necesitaba cambiar su vida sedentaria. Otros médicos le habían recomendado de manera enfática que debía hacer al menos media hora de ejercicio al día, pero siendo una madre trabajadora al borde de la pobreza, no tenía ni un minuto en el que no tuviera que estar corriendo de un lado al otro, y para cuando finalizaba sus tareas, sólo le quedaban energías para colapsar delante del televisor.
Maurer le pidió que hiciera un pequeño cambio: que caminara en el sitio, delante del televisor, un minuto al día. Por supuesto que esto no es ejercicio suficiente para curar un problema de salud, pero al mes de hacerlo, la mujer se había habituado, y podía seguir caminando en el sitio por cinco o diez minutos. Luego había perdido el miedo al ejercicio físico, y comenzó a usar las escaleras en vez del ascensor, y a incorporar otras formas de movimiento en su vida. Eso es kaizen: introducir cambios a nuestros hábitos de manera tan subrepticia que no tengan tiempo de defender su permanencia.
Si has tenido dificultades en generar cambios reales en tu vida, es posible que debas probar con cambios pequeños, llevados a cabo de manera continua. En mi experiencia personal, el momento que determina si voy a salir a correr un día determinado o no, es el momento en que me pongo los zapatos: ponerte los zapatos puede ser todo lo que necesitas para cambiar un hábito.