Una bola blanca, brillante y helada. Esas son las tres características más destacadas de Encélado, la luna de Saturno, tras la presentación de las primeras imágenes de Cassini. La sonda de la NASA sobrevoló el pasado 28 de octubre el polo sur del satélite, con el fin de explorar su superficie y estudiar su actividad geológica.
Según Linda Spilker, científica del proyecto de Cassini, "las espectaculares fotografías obtenidas por la sonda nos ofrecen un rápido vistazo de esta luna, pero la ciencia más emocionante está todavía por llegar". Las imágenes sin procesar dadas a conocer son los primeros datos obtenidos del sobrevuelo a solo 49 kilómetros de la superficie del satélite. En los próximos días los investigadores seguirán analizando las fotografías y las muestras conseguidas por los instrumentos y detectores de gas y polvo de la nave.
Los estudios serán realizados durante las próximas semanas, con el fin de conocer la composición del océano hallado bajo la superficie de Encélado. El pasado mes de septiembre, la sonda Cassini confirmó la existencia de este "océano" global escondido debajo del hielo, y que se ha convertido en un posible mundo habitable en el Sistema Solar. Los investigadores de la misión, sin embargo, han señalado que los sobrevuelos de Encélado no tienen como objetivo descubrir vida, sino confirmar cómo de habitable es este océano.
Cassini volverá a sobrevolar Encélado por última vez el próximo 19 de diciembre, fecha en la que tratará de medir el calor expulsado desde el interior del satélite. La sonda se situará a solo cinco kilómetros de la superficie de la luna de Saturno. Tanto el viaje del 28 de octubre como el de diciembre ayudarán a estimar la actividad hidrotermal del satélite (como en el caso de los chorros de vapor que se ven en la siguiente fotografía) y el impacto que tiene en la capacidad del océano global para albergar posibles formas de vida.
La sonda Cassini es un proyecto internacional coordinado por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana, que opera desde 1997 con el objetivo de conocer más detalles sobre Saturno, sus anillos y los satélites del planeta. La gran cantidad de información obtenida hasta la fecha permitió que la misión fuera extendida hasta septiembre de 2017. De este modo la nave seguirá investigando aspectos como la estructura interna, la magnetosfera o los cambios del clima observados en Saturno.