Todavía puedo recordar el preciso instante en que encendí el televisor. Era martes. Como si se tratase de una película, de ésas que jamás piensas puede convertirse en realidad, un avión se estrellaba contra una de las Torres Gemelas de Nueva York. El horror, la confusión y el miedo se entremezclaban con las palabras entrecortadas de los presentadores que a duras penas continuaban con una edición especial del telediario marcada por la tragedia. Era 11 de septiembre.
Los aviones de American y United Airlines, secuestrados por la red yihadista Al-Qaeda, se dirigían al corazón del World Trade Center (como había ocurrido en 1993, mientras un tercero impactaba contra el Pentágono de Estados Unidos. Cerca de 3.000 personas fallecieron en los atentados del 11-S, una fecha marcada para siempre en nuestra memoria. La nitidez con la que solemos recordar el ataque terrorista del 11 de septiembre nos hace olvidar que, también en un día como hoy, se concentraron efemérides que para o bien o para mal cambiaron para siempre el mundo.
La batalla de William Wallace
Recordada mundialmente por la película *Braveheart*, la batalla del puente de Stirling comenzó un 11 de septiembre de 1297, durante la Primera Guerra de la Independencia de Escocia. Por aquel entonces, la invasión y el saqueo de las tropas de Eduardo I de Inglaterra en ciudades como Berwick eran tristemente comunes.
Como respuesta, los escoceses se rebelaron liderados por los nobles Andrew de Moray o William Wallace, inmortalizado por Mel Gibson en la famosa cinta, merecedora de cinco premios Óscar en 1995. Aquella batalla del 11 de septiembre, considerada como la primera gran victoria de Escocia frente a Inglaterra, será recordada también por el mítico discurso de Gibson en la película, donde habla del valor, de los sueños y de la defensa de la libertad.
Luchad, y puede que muráis. Huid y viviréis... un tiempo al menos. Y al morir en vuestro lecho de muerte, dentro de muchos años, ¿no estaréis dispuestos a cambiar todos los días desde hoy hasta entonces por una oportunidad, ¡sólo una oportunidad!, de volver aquí a matar a nuestros enemigos? Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán... ¡la libertad!
Las crónicas inglesas cifraron en 100 jinetes y 5.000 los soldados de infantería muertos en aquella batalla de Stirling. Se desconoce el número de fallecidos del bando escocés, aunque Andrew Moray, uno de sus líderes, resultó herido, lesiones de las que no podría recuperarse. Falleció dos meses después del inicio de aquel conflicto que marcó las relaciones entre Escocia e Inglaterra.
El terremoto que asoló Guatemala
Viajemos ahora del siglo XIII al XVI. En la ciudad de Guatemala, los característicos temporales de lluvias y tormentas suelen dibujarse con el paisaje, al igual que lo hicieron en 1541. Pero aquella vez fue diferente. El día ocho empezó a caer agua del cielo, y a partir del 11 de septiembre, una "fuerte torrentada descendió del cercano volcán arrastrando grandes piedras, árboles y lodo".
Lo que contaban las crónicas de la época no era una tormenta más, sino el terremoto que asoló la ciudad de Guatemala. Tan extraordinario como horrible debió de ser aquel suceso que provocó los inicios del periodismo americano. Los grandes eventos eran contados a vuelapluma en hojas volantes. La primera fue editada en México en casa de Juan Pablos en 1542, narrando la catástrofe sísmica de Guatemala del año anterior. Una catástrofe que según algunos autores provocó la muerte de 3.000 personas.
La llegada a Manhattan
El 11 de septiembre, además de por el terrible atentado contra las Torres Gemelas, es conocido en Nueva York por la labor del explorador Henry Hudson. El británico fue el descubridor de la isla de Manhattan en 1609. Su misión no terminó ahí, sino que comenzó a remontar el río -que hoy lleva su apellido- hasta llegar 240 kilómetros corriente arriba.
Los viajes del explorador por lo que hoy es Canadá también dieron paso al descubrimiento de la bahía y el estrecho de Hudson, entre el Ártico y el Atlántico. No son las únicas efemérides de este 11 de septiembre para América del Norte. Siglos después, Estados Unidos también iniciaría las excavaciones para construir el Pentágono. La sede del Departamento de Defensa de EEUU, situada en Virginia, empezó a ser una realidad en 1941, poco antes de que el país decidiera entrar en la II Guerra Mundial.
La caída de Barcelona
La Guerra de Sucesión española, además de dirimir qué rey ostentaría la corona española -Felipe de Borbón o el Archiduque Carlos de Austria-, fue también el gran precedente europeo de Guerra Mundial. Todo ello en pleno siglo XVIII, aunque sus posos y su profunda carga ideológica también impregnan nuestros días. No en vano el 11 de septiembre de 1714 tuvo lugar la caída de Barcelona, después del sitio de la ciudad durante más de un año, un suceso que se conmemora anualmente en la Diada de Catalunya.La Guerra de Sucesión se convirtió en el primer gran conflicto bélico mundial
El conflicto bélico, según algunos historiadores, provocó la muerte de más de un millón de personas en Europa. Y es que la Guerra de Sucesión puede considerarse como una batalla para establecer el nuevo equilibrio de fuerzas que dominaría el continente. Un equilibrio de fuerzas medido por la guerra internacional entre dos bandos, el de Francia, que apoyaba a Felipe de Anjou, y la alianza formada por el Sacro Imperio, Inglaterra, las Provincias Unidas de los Países Bajos, Prusia y la mayoría de los estados alemanes, partidaria del Archiduque Carlos.
El conflicto bélico terminó con la rendición de Barcelona. La victoria de Felipe V sobre las tropas dirigidas por Antonio Villarroel y Rafael Casanova supuso también el final del Principado de Cataluña. Días después del 11 de septiembre de 1714, el Duque de Berwick comunicaba la disolución de las Cortes o el Consell de Cent. Pero la represión borbónica no se centró sólo en la región catalana, sino que se extendió a todos los territorios y personas que habían apoyado al Archiduque en la batalla. Se confiscaron tierras en Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia. Por sucesivos Decretos de Nueva Planta se terminó con las leyes e instituciones que habían aparecido en la Corona de Aragón, dando paso a la instauración de los Borbones en el trono de España.
El bombardeo de Darmstadt
De 1714 a 1944. De la Guerra de Sucesión española a la II Guerra Mundial, que asoló el continente europeo en un conflicto bélico que enfrentó a las fuerzas aliadas y a los partidarios del nazismo. En la noche del 11 al 12 de septiembre, el grupo número 5 de la Royal Air Force británica bombardeó la ciudad alemana de Darmstadt. Además de los 11.500 muertos que provocó el ataque, más de la mitad de la población quedó sin hogar.
Los bombardeos de Darmstadt se sucedieron entre 1943 y 1944, aunque el principal sucedió el 11 de septiembre. Los alemanes criticaron el ataque por estar dentro de la "campaña de terror de la RAF" frente a la población civil. 226 Lancasters y 14 Mosquitos fueron dirigidos contra el corazón de esta ciudad medieval, donde la mayor parte de casas estaban hechas de maderas, lo que agravó las consecuencias del bombardeo.
Las razones de este ataque británico no están claras. Por aquel entonces, Darmstadt no contaba con ninguna industria importante. El bombardeo no podía justificarse como batalla contra los nazis, más allá de que la ciudad alemana contara con algunas líneas de ferrocarril. La muerte de tan elevado número de civiles y los 66.000 ciudadanos que se quedaron sin casa tras las bombas nos hace preguntarnos si realmente existía algún motivo para el ataque de la RAF.
El ataque a La Moneda
Corría el año 1982. En el año del nacimiento del virus Elk Cloner, de la Guerra de las Malvinas o de Naranjito, Julio Numhauser publicaría una de sus canciones más conocidas. El músico chileno escribiría desde su exilio en Suecia la letra de Todo cambia, que alude a las profundas transformaciones de su país como consecuencia del golpe de estado de Pinochet.
Pero no cambia mi amor por más lejos que me encuentre, ni el recuerdo ni el dolor de mi pueblo y de mi gente. Lo que cambió ayer tendrá que cambiar mañana, así como cambio yo en esta tierra lejana
Los versos que luego también cantaría Mercedes Sosa aluden a la dictadura que comenzó un 11 de septiembre de 1973. Una dictadura precedida por el golpe de estado que terminaría con la democracia constituida, y en particular, con el gobierno de Salvador Allende.
El apoyo de Estados Unidos al general Pinochet fue una de las claves del éxito del golpe que derrocó la democracia chilena. La muerte del presidente Allende fue desde aquel momento controvertida, ya que sus seguidores hablaron de "asesinato", mientras que la Junta Militar golpista siempre apuntó a un suicidio.
La investigación realizada décadas después concluyó con la sentencia de la Corte Suprema de Chile, que indicó que Allende se suicidó en el Salón Independencia de La Moneda, mientras los golpistas atacaban el Palacio. El golpe de estado del 11-S de 1973 y la dictadura posterior provocaron más de 40.000 víctimas, según recogió *El País*. Esta cifra abarca tanto las torturas, como las detenciones ilegales y las desapariciones. Se calcula que más de 3.000 chilenos murieron durante el régimen autoritario de Pinochet, entre otros, el cantautor Víctor Jara, que había cantado junto a Numhauser en Quilapayún.
La vuelta del Guernica
De un golpe de estado a otro. Del Chile de 1973 a la España de 1936. De Pinochet a Franco. Dos golpes de estado que llevaron a dos dictaduras donde la tortura, la represión, los fusilamientos y el miedo caracterizaron su existencia. Cuando ocurrió la sublevación del 18 de julio, el golpe de Franco no llevó inmediatamente a la dictadura, sino que estalló una Guerra Civil cruenta, que partió al país, provocando miles de muertes y desapariciones y el exilio de cientos de personas.El Guernica, símbolo del horror de la guerra, no regresó a España hasta 1981
Además de la huida de civiles, el golpe de estado y el conflicto armado también conllevaron el exilio cultural. La exposición del cuadro del Guernica en el París de 1937, pintado por Pablo Picasso tras los bombardeos de la ciudad vasca de Guernica por parte de las aviaciones fascistas, marcó la salida de España de una obra que no volvería hasta el regreso de la democracia.
Entre 1938 y 1939, el cuadro se expuso en Dinamarca, Suecia, Noruega o Reino Unido. Picasso decidió luego depositar la obra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa). Las gestiones para devolverlo a España comenzaron en la Transición, pero no fructificarían hasta 1981. Lo contaba *El País* aquel año, cuando el ministro de Cultura del gobierno de UCD, Íñigo Cavero, anunciaba que el Guernica por fin regresaba.
Era el 11 de septiembre de 1981, una fecha que se ha convertido en símbolo para la paz y la convivencia. El horror de la guerra quedó reflejado fielmente en la obra de Picasso, pero el regreso del lienzo a la España democrática muestra que también en un día como hoy, además de todos los muertos concentrados en esta trágica fecha para muchos países, podemos celebrar la tolerancia y la libertad.