oso Knut

Zoologischer Garten Berlin AG

Quien haya viajado a **Berlín recordará los profundos contrastes que podemos encontrar en sus rincones. Los restos del muro que aún quedan en pie se entremezclan con símbolos más modernos como el Ampelmännchen, el hombrecillo que vemos en los semáforos, y el oso que forma parte del escudo de la ciudad.

El animal de la bandera de Berlín, colocado como homenaje al duque Alberto I de Brandeburgo, saltó de la enseña a las calles en 2001, con la exposición United Buddy Bears. Las esculturas muestran osos de tamaño natural, repartidos por las calles y plazas de la ciudad, que pronto se transformaron en un mensaje de paz, diálogo internacional y tolerancia. Pero no son los únicos animales que representan al Berlín más original y diferente.

La estrella del zoo de Berlín

El 5 de diciembre de 2006 nacía Knut, un oso polar rechazado por su madre al nacer. La triste historia del animal cambiaría pronto de rumbo gracias a Thomas Dörflein, un cuidador que llevaba 26 años trabajando en el zoológico de Berlín.

Cuando Knut no era más que una pequeña bola blanca, Thomas Dörflein** lo cuidó para que no le faltara de nada durante sus primeros meses de vida. Decenas de imágenes del zoológico de Berlín mostraban al oso y a su cuidador en una actitud amistosa, en la que el cachorro jugueteaba con Dörflein como si fueran dos animales de la misma especie.

Knut
Andrea & Stefan (Flickr)

La muerte temprana de Dörflein, que falleció de manera repentina por un ataque al corazón, dejó a Knut sin su más fiel compañero de juegos. Durante su vida en el zoo de Berlín, muchos activistas criticaron los cuidados con los que creció, incluidos los del propio Dörflein. Hubo incluso quien pedía sacrificar al oso polar, ya que supuestamente "criarlo entre humanos era un acto inhumano".

Knut se convirtió así en un símbolo para Berlín, y en el centro de muchas discusiones sobre los derechos de los animales. Pero el oso también fue un gran ejemplo de lucha contra el calentamiento global, al servir como recordatorio del drama que sufren sus "hermanos" en libertad en los casquetes polares del Ártico.

Una muerte marcada por el misterio

La popularidad que alcanzó Knut hizo que el zoológico de Berlín recibiera numerosos visitantes, convirtiendo a aquel período en el más rentable de su historia. Pero la afluencia de admiradores también conllevó la grabación de un hecho dramático, el fallecimiento del propio oso polar.El oso falleció en 2011 tras sufrir varios ataques de epilepsia

El 19 de marzo de 2011, ante la mirada de muchos turistas aterrorizados por lo que estaba sucediendo, Knut comenzó a sufrir ataques epilépticos. Tras unos segundos eternos, grabados incluso por un visitante, el oso caía a la piscina del recinto y fallecía.

Nadie supo qué había ocurrido, aunque la autopsia posterior reveló que el ejemplar de Ursus maritimus sufría encefalitis, una inflamación del encéfalo que provocó los ataques epilépticos. En un primer momento, los investigadores apuntaron que dicha inflamación podría haber sido producida por una infección vírica o bacteriana o por el ataque de algún parásito.

Knut
Zoologischer Garten Berlin AG

Pero nada de lo que imaginaron se confirmó. Un estudio publicado hoy en *Scientific Reports* muestra las verdaderas causas de la muerte del oso Knut. El animal padecía en realidad una enfermedad autoinmune, que origina la mayor parte de casos de encefalitis que no son provocados por una infección.

Es la primera vez que se descubre esta enfermedad autoinmune en animales que no sean de la especie humanaEn particular, los científicos descubrieron anticuerpos contra la subunidad NR1 del receptor de glutamato de tipo NMDA. Desde 2010, se han descrito más de mil casos de pacientes aquejados por esta enfermedad. Pero jamás se había visto que este síndrome autoinmune pudiera afectar a otros mamíferos que no pertenecieran a nuestra especie. Según explican los investigadores, "este hallazgo deja la puerta abierta a que esta enfermedad pueda observarse en otros animales, tanto salvajes como domésticos".

La descripción de este trastorno autoinmune como causa de la encefalitis supuso en su momento una revolución en el campo de la neurología clínica, señalan los científicos. La autopsia y el estudio histológico de los tejidos del cerebro de Knut muestran que nos queda mucho por saber sobre la mente y las enfermedades que pueden afectar a este órgano.

Knut
Harald Prüss y Alex Greenwood, Scientific Reports

Además de comprobar la causa exacta del fallecimiento de Knut, los investigadores del German Center for Neurodegenerative Disorders y del Leibniz Institute for Zoo and Wildlife Research estudiaron y compararon la secuencia genética que codifica la proteína en humanos y en osos polares. El objetivo era determinar si la "diana" de la enfermedad autoinmune era parecida en nuestra especie y en Ursus maritimus.Los resultados plantean nuevos interrogantes sobre las enfermedades autoinmunes

De este modo demostraron la elevada homología entre ambas secuencias, especialmente en la región del aminoácido N368, conocido por ser el epítopo principal o región antigénica que reconoce nuestro sistema inmune. Al igual que ocurre en la especie humana, los anticuerpos de Knut seguían el mismo patrón de tinción en los experimentos de inmunohistoquímica que se realizan para el diagnóstico.

Con este trabajo, la ciencia logra resolver el misterio sobre la muerte de un oso querido en Berlín y admirado en medio mundo. Además, los resultados dejan abiertos nuevos interrogantes en el campo de la medicina, ya que los autores sugieren que "la autoinmunidad mediada por anticuerpos podría no estar sólo presente en la especie humana, sino también en otros mamíferos". Una conclusión que deberá confirmarse con nuevas investigaciones, para así saber si este tipo de trastornos están más extendidos de lo que inicialmente se creía.