Bungie y la polémica han ido de la mano desde el lanzamiento de Destiny. Desde algo antes, quizá. Es realmente difícil encontrar un juego del último lustro que haya generado tanto hype y arrastrado tantas expectativas como la última obra de los creadores de Halo. “Uno de los videojuegos más ambiciosos de todos los tiempos”, “un proyecto llamado a durar 10 años” o “la nueva gran IP” de la industria son solo algunas de las formas de Bungie a la hora de describir su nuevo gran proyecto de la mano de Activision.

Lo que nos encontramos con el juego en las tiendas es algo por todos sabido. Lejos de cumplir con las decenas de ambiciosísimas propuestas e ideas narradas en los meses previos al lanzamiento (siempre recordaré esa charla en la GDC en la que hablaban de mezclar lo mejor de Borderlands, Diablo y World of Warcraft), Destiny terminó resultando un FPS con un feeling tan pulido como cabía esperar de Bungie que hacía aguas en prácticamente todo lo demás: un universo desaprovechado de la mano de una historia insulsa y mal contada, un aspecto social limitado y constreñido en el que ni siquiera se permite intercambiar o prestar armas, un diseño de enemigos y jefes finales vago y centrado en la repetición, etc.

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Pero aún y con un producto sumamente alejado de las expectativas levantadas, Bungie pudo encontrar un público fiel para Destiny. Un público al que seguir vendiéndole una experiencia ideada para ser distribuida en fascículos, no precisamente baratos. Hablamos de unas expansiones de 19,99€ que, lejos de justificar dicho precio, ofrecían una cantidad muy justa de contenido y, sobre todo, dejaban muy claro que habían sido desarrolladas antes de que el juego se pusiera a la venta. A la nula resolución de errores y puntos negros comentados por crítica y pública se le suman, entre otras cosas, el contar con zonas “nuevas” que se habían podido ver meses atrás, en el tráiler del E3 2014, y reutilizar hasta la saciedad los planetas y enemigos ya vistos en el juego original.

¿Será El Rey de los Poseídos lo que Bungie lleva prometiendo tanto tiempo?

Pero Bungie y Activision no se quedaron ahí, faltaría más. Tal y como apuntaban todos los rumores, tenían en preparación una nueva expansión que, esta vez sí, añadíría una buena ración de contenido variado y de calidad para insuflar frescura y novedades con el objetivo de mantener fiel a su comunidad y, claro, atraer nuevos jugadores. Pero, de nuevo, han demostrado que eso de lo que tanto alardean, reaccionar ante el feedback de la comunidad, no es lo suyo.

El Rey de los Poseídos será esta primera gran expansión que, según lo confirmado, añadirá cuatro asaltos, una raid y una nueva subclase para cada personaje además de, claro, nuevas misiones de una historia que, prometen, contará más y mejor. Todo ello por unos 40€ que, quizá esta vez sí, puedan tener cierta justificación -pese a seguir reutilizando los mismos enemigos por enésima vez-; pero ojo aquí, vienen curvas: ese será el precio mientras adquiramos dicha expansión vía descarga digital. Si lo nuestro es el formato físico el precio asciende a 59,99€ en su edición estándar y 89,99€ en su edición para coleccionistas. Un aumento considerable que se debe al hecho de incluir el juego original y las dos expansiones lanzadas hasta ahora en el paquete. Una decisión a favor de todo aquel neófito en la franquicia pero que va en contra de los intereses de todo aficionado fiel a la marca.

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Además, como suele ser costumbre en este tipo de ediciones, cuentan con añadidos exclusivos como tres nuevos bailes o diferentes shaders para cambiar los colores del equipamiento de nuestros personajes. Es decir, si alguien quiere acceder a todo el contenido nuevo disponible tendrá que volver a comprar el juego original de forma obligada, pudiendo llegar a desembolsar la friolera de 150€ (70€ del juego original, 40€ de sus dos primeras expansiones y 40€ de la nueva) por un juego que, con casi un año y tres expansiones a sus espaldas, difícilmente alcanzará lo prometido por Bungie.

Se han tomado demasiadas decisiones perjudiciales para los jugadores fieles

Pero esto está lejos de acabar aquí. Luke Smith, director creativo de la expansión, tuvo la desfachatez de no solo mostrarse totalmente seguro de los movimientos dados si no de aseverar que lo nuevo de Destiny será un contenido que todos querrán comprar. Afurnar que “si mostrase un vídeo de los tres nuevos movimientos de baile, todos tirarían dinero a la pantalla” muestra tanta soberbia como desinterés en la comunidad activa que ha hecho que Destiny esté donde esté hoy por hoy.

¿Queréis más? No hay problema. Recordaréis que la existencia de esta nueva expansión fue filtrada debido a un cartel promocional de Red Bull durante los días previos al E3. Ahora conocemos que El Rey de los Poseídos contará con una misión exclusiva que solo podrá ser disfrutada si compramos una lata de Red Bull e introducimos el código pertinente en nuestra consola. Y esta exclusividad será tal hasta el 1 de 2016, al menos en Estados Unidos. Todo el mundo sabe que lo mejor para un juego que no anda sobrado de nuevo contenido – y cuyos DLC no son precisamente baratos – lo mejor es sesgar las novedades y ofrecer piezas de contenido exclusivo de esta forma.

Destiny Red Bull

No sabemos cuál será el nivel de calidad ofrecido en esta nueva expansión pero sí es más que evidente que desde Activision y Bungie no están pudiendo llevar peor un proyecto que, en otras manos, podría haberse convertido en mucho más de lo que ha sido y será. Pero lo peor de todo, claro, está en las formas de Bungie a la hora de tratar a su comunidad, lo que hace grande a un juego de este tipo: poco y repetitivo contenido de lanzamiento, expansiones escuetas y llenas de reciclado a precios elevados y numerosas decisiones que parecen denotar el empeño en fragmentar la comunidad de jugadores fieles. Estos 9 meses transcurridos desde el lanzamiento no parecen buen augurio pero esperemos que se esté tomando nota para no caer en los mismos errores con un futuro Destiny 2.

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