Para entender la importancia que adquirirán las ciudades inteligentes o "Smart Cities" dentro de un par de décadas, primero tenemos que comprender la revolución tecnológica que se nos avecina con el Internet de las cosas (IoT), un concepto todavía difuso para los consumidores tradicionales pero cuyo crecimiento es imparable.
Actualmente, solo el 1% de todas las herramientas, productos o servicios inventados están conectados a Internet. ¡1%!, y vivimos en una sociedad cada vez más enganchada a la red, donde gran parte de nuestros antiguos valores sociales han ido desapareciendo. Imaginad cómo será el futuro, y si no sois capaces de hacerlo no os preocupéis, porque las grandes multinacionales del mundo de la tecnología ya lo han hecho, y por ello han invertido miles de millones de dólares en este futuro modelo de negocio. Recordemos la compra de Google a Nest a principios del pasado año por 3.200 millones de dólares.
En 2020 habrá 50.000 millones de dispositivos conectados a Internet
El potencial que tiene este Internet of Things en nuestras casas, "Smart Home", es enorme. En 2020, el 40% de todos los datos globales procederán de los sensores de este tipo de dispositivos. En palabras de José Manuel Petisco, director general de Cisco España, la digitalización, impulsada por las conexiones entre personas, procesos, datos y objetos en esta nueva revolución tecnológica va a transformarlo todo, desde el modelo productivo hasta la manera en la que vivimos, trabajamos, aprendemos o nos divertimos.
Podemos estar seguros de que si la próxima transformación digital pasa por nuestros propios hogares, estos tienen que encontrarse en ciudades inteligentes, es ahí donde entran en juego las Smart Cities, un concepto tan innovador como extremadamente necesario en el futuro, y que debería preocupar y mucho a nuestros gobiernos. Antes de meternos a fondo con los planes que tienen, si es que los tienen, España, y la Unión Europea, vamos a profundizar algo más en este concepto de ciudad.
Se calcula que para el año 2050 el 60% de la población mundial vivirá en macrociudades con decenas de millones de habitantes. Si ya nos cuesta generar, coordinar y racionalizar correctamente los recursos que tenemos en las grandes ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga o Bilbao), cuyas cifras de habitantes no superan en el mayor de los casos los 7 millones, la transformación digital de estas urbes se nos hará no sólo necesaria sino vital en pocas décadas.
El concepto de Smart City engloba a varias industrias importantes dentro del poder de transformación. Hablamos de los transportes, los residuos, cuya digitalización nos permitirían generar modelos de previsión mucho más eficaces a la hora de gestionar nuestras ciudades, la e-Sanidad, dando una cobertura universal a nuestros ciudadanos con mejores herramientas y en un menor tiempo, o la energía, una de las industrias que más rango de eficiencia puede obtener de aquí al futuro, farolas en las ciudades que consuman menos, modelos de recuperación de energía o mejora de la eficiencia en energías renovables de alto impacto.
El Fast IT será el acelerador de la innovación en el futuro
Todo esto suena muy bien, a cualquier persona le gustaría vivir en este tipo de ciudades inteligentes, pero hay que bajar y poner los pies en el suelo. ¿Es posible iniciar esta transformación digital a tiempo?. La respuesta es simple, no, a menos que nos subamos al tren del Fast IT. ¿Qué es esto del Fast IT? La respuesta es sencilla, el Fast IT es nuestro mejor aliado. Actualmente las grandes multinacionales que mueven la evolución del mundo generan un 20% de innovación por cada 80% de operación. Con la implantación del modelo eficiente Fast IT, único para todas, podemos llegar a tener un 40% de innovación por cada 60% de operación, acelerando así el ritmo de innovación a nivel global.
Bien, pongamos que nos subimos al modelo acelerado del Fast IT e innovamos a un ritmo nunca antes conocido; sólo nos quedaría salvar una cuestión elemental con la que todos combatimos en nuestro día a día, el dinero. ¿Tenemos dinero para transformar nuestras ciudades en España?, ¿nos interesa?, ¿qué papel juega en todo esto la Unión Europea?
Si, nos interesa, y sí, gracias a la preocupación que ha generado en los pasillos de Bruselas el ver que estamos bastante por detrás de Estados Unidos en esta transformación, en España se ha creado un Plan Nacional de Ciudades Inteligentes con un presupuesto de 152,9 millones de euros, y el último borrador fue publicado en marzo del 2015. Pero, ¿qué dice este plan?
Pues cosas tan poco alentadoras como que, según un informe de la Dirección General para políticas internas del Parlamento Europeo, de enero de 2014 (“Mapping Smart Cities in the EU”), se considera que una ciudad es inteligente si tiene al menos una iniciativa que aborde alguna de las patas de la gran mesa de las Smart Cities que antes os comentaba: transportes, residuos, e-Sanidad, energía o gobernabilidad.
España invertirá cerca de 153 millones de euros en impulsar las Smart Cities. ¿Suficiente?
Lo peor de todo es que, considerando esta equivocada definición del plan: en 2011, 240 de las 468 ciudades de la Unión Europea con al menos 100.000 habitantes (51% del total) fueron clasificadas como ciudades inteligentes. España se encuentra entre los países con mayor número de ellas, junto a Reino Unido e Italia. No son de extrañar las palabras de ejecutivos de las grandes multinacionales tecnológicas cuando argumentan que España puede hacer mucho más de lo que está proponiendo por la transformación digital de nuestras ciudades.
Personalmente, no creo que sea adecuado ponernos la medalla de tener Smart Cities en España si estas se centran en municipios pequeños y cuentan con una o dos de las industrias que engloban esta revolución, si no son todas y en ciudades con millones de habitantes.
Por nuestro bienestar en el futuro, más nos vale que la EIP‐SCC (European Innovation Partnership on Smart Cities and Communities), un espacio de encuentro entre ciudades, industria y ciudadanos para mejorar la vida en la ciudad a través de soluciones sostenibles creado recientemente por la Comisión Europea, sea capaz de establecer asociaciones estratégicas entre las ciudades y la industria para desarrollar los sistemas e infraestructuras de las ciudades del futuro y contribuir a definir las próximas actuaciones en materia de ciudades inteligentes.
Volviendo a España, el próximo paso que tiene pensado dar nuestro gobierno es que los ciudadanos conozcan, a través de un nuevo plan de difusión, las principales áreas de actuación abordadas y éxitos alcanzados en lo referente a Smart Cities con la pronta creación del portal web ciudadesinteligentes.gob.es (no disponible).
Primeras fases de las Smart Cities en España
En España contamos con algunas iniciativas tecnológicas para zonas urbanas financiadas por las propias instituciones en algunos casos o grandes empresas tecnológicas de nuestro país, no son Smart Cities en sí como erróneamente menciona el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes, pero podemos tomarlas como un primer paso, una prueba de cómo tendrá que ser el futuro en las grandes urbes del planeta.
Madrid - Medioambiente: La plataforma MiNT del Ayuntamiento de Madrid, presentada en julio del 2014, se ha convertido en el mayor proyecto de ciudades inteligentes de España en el área del medioambiente. Aborda la gestión de basuras, limpieza, arbolado, riegos, pavimentos, alumbrado público o fuentes, y otorga un mayor protagonismo al ciudadano en la resolución de incidencias.
Málaga - Energía: En la ciudad de Málaga se ha puesto en marcha un proyecto con el objetivo de conseguir un mayor ahorro energético (20%), una reducción de emisiones de más de 6.000 toneladas anuales de CO2 y aumentar el consumo de energías renovables.
Barcelona - Energía: Dentro de los principales proyectos enmarcados en la estrategia Smart Barcelona, merece la pena destacar la creación de manzanas energéticamente autosuficientes basadas en la incorporación de cubiertas solares, usos mixtos, calefacción conjunta y reciclaje del agua. Así como la potenciación del uso de vehículos eléctricos en la ciudad y el monitoreo del estado de las estaciones de recarga, pasando por la promoción del alquiler de este tipo de vehículos.
Santander - General: Finalizamos con el mejor y más completo ejemplo de Smart City que podemos encontrar actualmente en España. El proyecto SmartSantander, cofinanciado por la Unión Europea, pretende colocar a esta ciudad cántabra en el mapa mundial de las ciudades inteligentes. Se han instalado más de 12.000 sensores de medición que obtienen datos como el nivel de CO2, nivel de emisión de ruido, humedad relativa, o el nivel de tráfico para generar mejores modelos de predicción.
Además, los ciudadanos de Santander cuentan con aplicaciones que les informan sobre las plazas de aparcamiento libre en la ciudad en tiempo real, conexión a las cámaras situadas en las principales playas para ver su estado, paradas de taxi próximas, ocupación de las bibliotecas o tiempo de espera hasta la llegada del próximo autobús.
Del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes podemos sacar varias cosas en claro: España se mueve impulsada por la Unión Europea en materia de Smart Cities, pero nos quedan muchas cosas por hacer. Si no nos adaptamos al modelo Fast IT, jamás alcanzaremos el ritmo de innovación de los Estados Unidos. Y es necesario aumentar la inversión en esta materia si no queremos encontrarnos con graves problemas de gestión en las zonas urbanas del futuro.