Ayer saltaba la noticia de las intenciones de la Comisión Europea de competencia sobre el mercado online europeo dentro del marco del Mercado Único Digital, una nueva regulación que lleva en ciernes desde hace tiempo y que no ha acabado de definirse del todo. La intención de la UE, promovida especialmente por el comisario Jean-Claude Juncker y con respaldo total de la cartera de competencia, se fundamenta principalmente en la eliminación de las barreras comerciales en la red para la totalidad de la UE.
Según la UE, la implantación de un marco único regulatorio para el comercio online podría contribuir en 415 mil millones de euros al año para economía y crear 3,8 millones de puestos de trabajo. Y lo cierto es que los primeros movimientos de este nuevo mercado, sobre todo en lo que ser refiere a ser equiparado al mercado físico en muchos aspectos, han encajado muy bien en el ideario de los consumidores europeos.
En la situación actual, y según los datos que maneja la comisión, las barreras del mercado digital suponen una pérdida de oportunidades para los actores económicos europeos, consumidores y empresas. Ahora mismo, solo el 7% del total de las Pymes del mercado único que opera en la red son transfronterizas, es decir, venden sin distinción en el total de la UE, lo que supone que las empresas de internet asentadas y las emergentes no pueden aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece operar en internet en pleno 2015. El objetivo del mercado único digital es derribar estos muros reguladores que, a pesar de estar en el mismo espacio comunitario, cierran sus fronteras en materia de comercio en línea, de forma que la UE quiere pasar de 28 mercados nacionales a uno solo: un mercado único digital completamente funcional.
Pasar de 28 regulaciones comerciales a una única comunitaria
Por ello, la estrategia para el mercado único digital incluye un conjunto de acciones dirigidas a terminar con esta situación a través de tres pilares para unificar el mercado: un mejor acceso para los consumidores y las empresas a los bienes y servicios digitales en toda Europa, la creación de las condiciones adecuadas para que se dé una igualdad de condiciones en las redes digitales y servicios, y maximizar el potencial de crecimiento de la economía digital.
Esto incluye, como no podía ser de otra forma, un conjunto de normas armonizadas sobre los contratos y la protección del consumidor para las compras en línea, tanto si se trata de bienes físicos como digitales, por ejemplo libros electrónicos o aplicaciones. Además, una de las pretensiones de la comisión para el conjunto del mercado es la de hacer asequible la entrega de paquetes y los servicios de mensajería, pues actualmente el 62% de las empresas que venden online creen que los costes de entrega son tan altos que en la mayoría de ocasiones suponen una barrera comercial.
Pero sin duda, una de las razones fundamentales que justifican la implantación del mercado único es terminar con los bloqueos regionales (hola de nuevo, año 2015). El bloqueo regional, impuesto sobre por los marketplaces de servicios y contenidos digitales (tiendas de apps, stores de consolas, servicios de contenidos en streaming... ), es una práctica discriminatoria utilizada por razones comerciales que se da, principalmente, cuando los vendedores de contenidos online impiden a los consumidores acceso a un sitio web o servicio en función de su ubicación (siempre dentro de la UE) o, y aquí viene lo importante, ajustan los precios en función del mercado local en el que se van a distribuir los bienes, teniendo en cuenta que se trata, generalmente, del mismo bien digital en funciones y contenidos, algo que también es extensible a bienes y servicios físicos.
Sin duda, las barreras comerciales online en la UE son una de la lacras que están frenando el comercio en linea y que generan desigualdades y sesgos en función del país de origen y destino, algo que, en pleno 2015 -sobre todo para bienes y servicios online-, no puede tener cabida.