La tecnología crece a pasos agigantados. Si hace un par de décadas las máquinas de escribir eran la herramienta principal para trabajar (seguro que más de uno tiene un profesor que pasó su tesis doctoral en máquina), hoy en día podemos hacerlo incluso desde nuestro dispositivo móvil. Adiós a las paredes y las fronteras: la oficina estará donde tú estés
Es evidente que el paradigma tecnológico ha cambiado pero, ¿a qué nivel? Es en este momento donde podemos hablar de dos velocidades: la de los usuarios y la de las empresas.
Y es que, muy a nuestro pesar, las grandes corporaciones o incluso las pequeñas-medianas empresas tienen grandes problemas para trasladarse al mundo tecnológico que vivimos los usuarios. Arrojamos algo de luz a este concepto descubriendo la oficina del futuro: ¿qué tecnologías la caracterizarán? ¿cuáles serán sus principales retos?
La oficina sin cables de Intel
Los entornos laborales cambian y los trabajadores necesitan nuevas soluciones. No es raro ver grandes empresas que han adoptado jornadas partidas con teletrabajo o incluso donde no hay sitios fijos para los empleados sino que cada uno se sienta donde quiere/puede. Ambas situaciones son mucho más comunes de lo que nos podemos imaginar, llevándonos inexorablemente hacia un horizonte al que pocos se van a adaptar.
Pero los cambios no se encuentran sólo a nivel organizacional sino también a nivel tecnológico. ¿Quién no tiene una mesa llena de cables? Aunque la tecnología Bluetooth se ha popularizado e incluso estandarizado en los teclados, ratones y demás periféricos; pocos fabricantes hacen uso de ella. Al fin y al cabo, no hay nada más sencillo que conectar directamente por USB los dispositivos. Esto nos lleva a una auténtica maraña de cables como el que podéis ver en la imagen. Con semejante inconveniente, ¿cómo se puede avanzar hacia una auténtica oficina del futuro funcional y productiva?
Y es en este preciso momento donde entra Intel con sus procesadores de 5º generación vPro. La “casa” de la Ley de Moore ha vivido una carrera incesante desde su creación por crear procesadores cada vez más potentes. El objetivo era ser el más rápido, pero esto cambió. Conectividad de serie en el propio procesador, la nueva generación vPro de Intel
Con la aparición de los portátiles y su democratización, los usuarios demandaron autonomía haciendo que desde Intel se estrujaran la cabeza por dar una mayor potencia en cada generación además de una eficiencia energética sin igual. Ahora, ante el panorama de la oficina del futuro, Intel ha desarrollado procesadores no sólo potentes y eficientes, sino también con una posibilidad de conectividad con su entorno sin igual.
El objetivo estaba claro: olvidarnos de los cables. Ya no tendremos que pensar en llevar siempre un adaptador VGA para nuestro ordenador o si el proyecto es compatible con salida HDMI. Intel pretende lanzar todos esos hábitos inservibles a la basura pudiendo conectar de forma inalámbrica pantallas (WiDi Pro) o cualquier tipo de Dock para otros periféricos (Wireless Docking). Pero el mayor reto está en que esta tecnología pueda superar la de los propios cables, haciendo que las conexiones sean al menos tan seguras y rápidas como las físicas a las que pretenden sustituir.
Estos cambios no solo traerán una mayor productividad de los empleados y las empresas, sino un cambio en el paradigma de las vidas profesional y personal. Quién sabe si, con el aumento en la implantación de estos estándares, se consigue llegar a una mayor conciliación de horarios tal y como se muestra en el video.
MacBook, la vida más allá del Lenovo Thinkpad
Pero Intel no es el único que ha visto venir el panorama de la oficina del futuro. Apple también lo ha hecho. Como dice el título, hay mucha vida más allá del Lenovo Thinkpad que se pueden ver en las oficinas tradicionales y la compañía de Cupertino decidió desde hace tiempo dirigirse hacia un mundo sin cables y con el foco en la nube.
El nuevo MacBook es un claro ejemplo de ello: con tan sólo un USB-C para conectar todo tipo de dispositivos (incluso el cargador del portátil), Apple quiere que los usuarios aprendan a utilizar sus periféricos de forma más eficaz por ejemplo, conectándolos por Bluetooth. Además, pretende fomentar el uso de iCloud Drive e indirectamente, el resto de nubes de almacenamiento eliminando la posibilidad de conectar por cable múltiples discos duros.
Esto llevo a que muchos se llevaran las manos a la cabeza. “¿¡Se han vuelto locos estos de Apple!? Nadie les va a comprar eso”, era uno de los cientos de combinaciones de comentarios estándar que pudimos ver en Twitter durante la presentación del MacBook. Pero como prácticamente pasa en el 100% de las veces, al final los usuarios se adaptarán e incluso verán con buenos ojos las virtudes de este modelo de acercarse a los dispositivos tecnológicos. Ya pasó con el iPad y la supresión de los puertos USB. Volverá a pasar con el nuevo MacBook y las decenas de dispositivos convertibles que hay en estos momentos en el mercado y que caracterizarán la oficina del futuro.
Los problemas de la seguridad móvil
Pero todo no iban a ser buenas noticias, ni mucho menos. La oficina del futuro se tiene que enfrentar a su mayor problema. No estamos hablando de una mejor formación de los empleados o el rechazo de los mismos hacia esta nueva forma de trabajar; sino de la seguridad. Aunque la seguridad mejore, el factor humano siempre será el punto más débil
Y es que decir adiós a los cables supone un gran reto para los miembros de los departamentos tecnológicos de las empresas. ¿Cómo puedo mantener segura la información si no hay un medio físico para la transmisión de la misma?
Todo el mundo es consciente que cuanto mayor es el grado de movilidad de la tecnología, mayor es su vulnerabilidad. Para poner un ejemplo práctico, las redes Wi-Fi públicas y los problemas que estás suponen. Pero ya hay compañías que llevan implantando desde hace tiempo sus soluciones de seguridad para la oficina del futuro, como en el caso de Knox de Samsung. Esta plataforma segura permite proteger la información confidencial de la empresa con múltiples protocolos y además garantiza una serie de características muy interesantes como la posibilidad de operar de forma remota nuestros datos/dispositivos. Intel también ha puesto mucho énfasis en la seguridad de sus soluciones inalámbricas, implementando encriptación avanzada AES de 128-bits.
La oficina del futuro está cada vez más cerca y la tecnología que la regirá ya ha llegado. Intel quiere tener el liderazgo y la primera palabra a la hora de crear diferentes estándares que todos los fabricantes terminarán usando en sus dispositivos. Ahora queda por ver cómo las empresas cogen el testigo y comienzan a implantarlas en sus entornos de trabajo.