Cuando la dirección junto a Vin Diesel decidió seguir con el rodaje de la película, se movió toda una maquinaria digital para que, en las escenas donde Bryan O’Conner apareciera según marcaba el guión, se notara lo mínimo posible su ausencia en la vida real. Esto fue posible gracias a WETA Digital, un estudio de animación fundado, entre otros, por Peter Jackson, director de películas como El Señor de los Anillos.
Para la duplicación de la cara de Paul Walker se generó un modelo en 3D con hasta el más mínimo rasgo de su rostro recogiendo todos los fotogramas del actor en diferentes ángulos a lo largo de la saga. Una vez el modelo de la cara en 3D fue creado, el equipo de efectos visuales (VFX) fue el encargado de texturizar el rostro proveyéndolo de las arrugas propias de la gestualización.
Por último, los animadores se encargaron de aportar movimiento a la imagen. Posiblemente la parte más compleja de todo el proceso, a pesar de contar con una amplia librería de captura de movimientos obtenida a lo largo de los años. La colaboración de los dos hermanos de Paul Walker fue vital en esta etapa. Cody, de 25 años de edad, presentaba un razonable parecido en los ojos y Caleb, de 36 años, poseía un tamaño corporal y gestos similares a los de su hermano.
WETA Digital fue el estudio encargado de devolver a la vida mediante la tecnología más puntera a Paul Walker.
Todas las escenas donde se necesitaba digitalizar el rostro del actor que recreaba a Paul Walker necesitaron de hasta siete cámaras grabando simultáneamente en diferentes ángulos, lo que complicó bastante el rodaje, que tardó en completarse finalmente 4 meses más de lo previsto en un principio. ¿El resultado? Sinceramente, se aprecia en qué escenas trabaja Paul Walker y en cuáles está recreado digitalmente, aunque el número de estas últimas es bastante reducido.
Dejando de lado los aspectos más técnicos de la digitalización de Paul Walker, voy a abordar un poco la trama con bastante cuidado de no lanzar ningún spoiler de esos que duelen leer.
Fast & Furious 7 comienza fuerte, os recomiendo que silenciéis vuestros teléfonos durante los anuncios porque desde el segundo uno de la película la acción corre a raudales. Es importante, qué digo importante, es vital que hayáis visto la saga completa o al menos buena parte de ella, imprescindible por supuesto haber visto Fast & Furious 6, pues esta película es su continuación.
En Fast & Furious 7 introducen a un nuevo malo malote, Jason Statham, el hermano mayor y cabreado en busca de venganza de Owen Shaw, interpretado por Luke Evans, quien se encuentra en estado crítico en un hospital militar.
Tras conseguir los datos del equipo formado por Dominic Toretto (Vin Diesel) y el resto de integrantes, Deckard Shaw emprende una caza que le llevará a recorrer medio mundo con el objetivo de eliminarlos a todos. Como bien sabéis por el final de su predecesora, el primero en caer es Han, personaje japonés introducido en la tercera película de la saga, la única que no sigue la línea temporal de la misma, y que, en realidad, se sitúa justo antes de esta última.Los fans de la película se alegrarán al ver de nuevo a personajes olvidados a lo largo de la saga.
Tras conocer el asesinato de Han y las intenciones de Deckard Shaw, Toretto viaja a Japón para recuperar el cuerpo de su compañero, momento en el que entran en escena los personajes principales de Tokio Drift, algo que seguro alegrará a muchos fans de la saga.
A partir de la vuelta de Toretto a su ciudad, Los Ángeles, se incorporan a la trama una serie de personajes que no desvelaré pero que cambiarán por completo el guión de la película, haciéndola mucho más compleja que un simple hilo vengativo. No me termina de agradar la introducción de esta serie de personajes y creo que enreda bastante un guión que me parecía más que correcto.
Las ubicaciones alrededor del mundo y canciones de diferentes artistas de éxito que suenan constantemente a lo largo de las más de dos horas de cinta me han encantado. Con sólo escuchar la música que suena en Fast & Furious 7 podrías saber con los ojos cerrados que se trata de esta película. Las peleas son increíblemente buenas, animan a cualquiera y te hacen vivirlas como si fuera el protagonista, las "fantasmadas" también tienen su hueco importante en la película, con el paso de la saga se han ido introduciendo tímidamente pero en esta última las tenemos a pares.
Ni un segundo de calma, Fast & Furious 7 es pura adrenalina desde el principio.
Los personajes que componen la familia que tanto quiere proteger Toretto tienen unas características muy claras, Letty Ortiz (Michelle Rodriguez) es la novia dura que comienza a recordar todos los años olvidados con Dominic, Bryan O’Conner (Paul Walker) es el ex policía del FBI que ha tenido que cambiar su peligrosa vida para ser un buen padre, Tej (Ludacris) el encargado de que todos los planes salgan a la perfección, Roman Pearce (Tyrese Gibon) el payasete del grupo que tiene siempre una genialidad en el momento más oportuno, en esta película sus originales comentarios son de lo más divertidos, y, por último, Hobbs (Dwayne Johnson) más duro que una roca.
Sin duda, Fast & Furious 7 es el final perfecto de una saga que nos lleva entreteniendo más de una década y con la que muchos hemos crecido, incluido yo. Eso sí, hacer otra película sería un grave error. No defraudará ni un solo segundo a ningún seguidor de esta saga si no somos especialmente críticos con las fantasmadas que aparecen. Vale la pena estar bien atento en el final de la película, el remember con secuencias de toda la saga y el emotivo adiós que da en clave personal Vin Diesel a Paul Walker es bastante emotivo.
Si queréis vivir una superproducción de aquellas que nos hacen recordar por qué Hollywood es la meca del cine, todos a las salas a partir del 2 de abril.