Quizás, tras el lanzamiento del iPhone, la llegada del Apple Watch (al que todavía le quedan unos pocos días para llegar a las pulseras de los usuarios) es el próximo paso en las interacciones hombre-máquina que va a suponer un cambio en la forma en la que entendemos los smartwatches, un cambio que rompe con el concepto que hasta ahora había entre los usuarios por el lanzamiento de los diferentes smartwatches de fabricantes de Android.
Y es que el Watch, pese a que parte del concepto similar al del resto de dispositivos que llevamos en la muñeca, tiene una concepción inicial totalmente diferente. No vamos a hablar de nuevo de romper el concepto de dispositivo electrónico por la fusión entre la tecnología, el diseño, el lujo y la moda. El Watch es todo eso porque desde un primer momento la compañía no pensó en su smartwatch como un complemento más al que hacer que lleguen las notificaciones del iPhone. La idea detrás del Watch es sustituir al iPhone en las tareas más sencillas. Aquellas de apenas 10 segundos que casi requieren más tiempo para sacar el terminal del bolsillo que para interactuar con él.
"Si la app necesita más de 10 segundos y más dos interacciones para realizar una tarea en el Watch, quizás deba ser una app para iPhone, no para un reloj"
En ese sentido, la idea y concepción de detrás del Apple Watch tiene que ver con la solución a los problemas preexistentes con la tecnología actual y no con la alternativa en forma de producto para el smartphone. Esta no es una cuestión baladí, pues cualquiera diría que no hay un solo problema con los smartphones como para necesitar de la llegada de un nuevo dispositivo que represente una nueva forma de interacción entre la persona y la tecnología, pero lo cierto es el nivel de interacción con el teléfono ha aumentado demasiado como para no buscar alternativas en forma de productos complementarios, independientemente de que sean smartwatches o no.
Apple Watch es la respuesta en forma de producto atemporal al problema del smartphone
Apple Watch no es igual al resto de smartwatches, y lo cierto es que la forma de interactuar con él no tiene nada que ver con lo visto hasta ahora, al menos como conjunto. Por mucho que el concepto del Apple Watch partiese de colocar una correa de velcro en un iPhone no quiere decir que el desenlace haya sido un iPhone en miniatura atado a nuestra muñeca al igual que el iPad no fue (ni es) un iPhone grande y más potente. Olvidémonos de esto. Una pantalla pequeña en la intentar meter la mitad del contenido y funcionalidad de un iPhone sería una tarea de locos, en los dos sentidos del términos. Y aquí es donde está fracasando poco a poco Android Wear: funcionalidad tan limitada con diseños limitados y con un sin fin de fabricantes que no acaban de redefinir qué tiene que ser un smartwatch, qué debe aportar al usuario.
Llegados a este punto, parece que la concepción que tenemos del Watch antes de su lanzamiento es utilizarlo como agravio comparativo de sus posibilidades a su supuesta competencia con Android Wear; cuando esta nunca ha sido, ni será, la competencia objetiva del Apple Watch. Quizás el próximo reloj de Tag Heuer pueda indicar por donde van los tiros de esta competición absurda, pero hasta que no veamos a este dispositivo convertirse en una realidad, la competencia más directa del Watch tiene algunos ceros más en su precio que cualquier dispositivo Android Wear.
Desde su concepción va más allá del producto tecnológico para ser un producto de lujo que trasciende en el tiempo
La funcionalidad del Apple Watch es reducida porque la funcionalidad de un reloj es reducida. Y la razón de todo esto es que el equipo de desarrollo del Watch no tomó ni los relojes inteligente ni los smartphones disponibles hasta el momento para diseñar y determinar qué tenía que ser el Watch. Apple y los chicos y chicas detrás del concepto del Watch pusieron su foco en los fabricantes de relojes de lujo; aquellos que hace mucho entendieron que el concepto de concebir un producto en el que diseño, construcción y materiales van mucho más allá que su única funcionalidad de medir el tiempo: trascenderlo.
Dentro de 10 años, cuando se cumpla el aniversario del Watch, la mayoría de los usuarios no serán capaces de decir cuál fue el primer smartwatch de esta generación, pero recordarán el momento en vieron por primera vez un Apple Watch.