Calma y tranquilidad después de los números del segundo trimestre del año fiscal 2015 de Apple. Como siempre, el aumento exponencial en la venta de terminales y la desaceleración -ya casi constante- del iPad, han dejado claro que, a las puertas de la llegada en números a la compañía de una nueva línea de negocio con el Apple Watch, que computarán ya en el tercer trimestre, Apple pasa por uno de los mejores de los últimos años.
No obstante, si algo han dejado dejado claro estos resultados es la confirmación del mercado asiático (y casi utilizo asiático como sinónimo de China en términos de mercado) como presente y futuro para el mercado de la telefonía móvil. Si hace poco el ejercicio de la mayoría de los procesos de internacionalización de empresas para el mercado asiático se basaban principalmente en la adaptación de los factores sociales y culturales a un mercado tan complicado como el chino, lo que ha hecho Apple ha sido darle la vuelta a la tortilla de este proceso y crecer en un mercado con un producto idéntico -quitando el componte de software específico- al nivel que lo ha hecho.
El despertar de los BRICS está impulsando la telefonía móvil hasta niveles nunca vistos.
Y esta vez no se trata de que un leve crecimiento sostenido en el tiempo, se trata de que la región operativa de Asia que incluye a China ha superado con creces el nivel de ingresos de Europa y está cerca de alcanzar a Estados Unidos y Norteamérica. Por poner un poco de contexto en el asunto, el crecimiento de Asía para Apple en este trimestre ha sido del 71% por cierto y el resto de los BRICS crecieron 64%. En un año. Pero no solo eso, para el mismo período de 2012, las ventas de Apple en China apenas representaban un total de un 1/3 respecto a las de Estados Unidos.
Esto, que sin duda son buenas noticias para Apple debería preocupar al resto de los grandes fabricantes, que no mueven ni de lejos el mismo volumen de facturación en el mercado asiático, pese a que muchas de ellas son compañías asiáticas que conocen al dedillo los pormenores económicos, regulatorios, sociales y culturales de China y del resto de la región. Pero, en la misma medida que es una llamada de atención para muchos fabricantes, tambien es un soplo de esperanza.
Pese a que el mercado de la telefonía no vive el mismo impulso que hace tres o cuatro años, e infinidad de analistas apuntan que está próximo a alcazar un nivel de saturación seguido de una desaceleración, todavía hay muchas personas en el mundo que quiere comprar un smartphone, y lo cierto es que los números rompen, de momento, los temores a un mercado estacionario y saturado.
"Hemos hecho una gran inversión en China en los últimos años y está empezando a dar sus frutos" - Luca Maestri, director financiero de Apple
Siguiendo con el ejemplo de China, el aumento de nivel de renta de muchas personas en el país asiático está acelerando del crecimiento de la clase media sobre el total, que a su vez tienen mayor renta disponible para gastarla en bienes de este tipo. Quieren comprar tecnología. Entre otras muchas cosas que quiere comprar, buscan sobre todo, tecnología. Y la India con sus más 1240 millones de habitantes también está en la misma situación a la cabeza de los BRICS y, compartiendo puesto con China, sus nacionales quieren comprar iPhones. Y sus desarrolladores crear aplicaciones para generar un ecosistema al nivel de Europa. De hecho solo el último trimestre Apple ha pagado cinco mil millones a los desarrolladores chinos.
En este contexto, el valor total, que puede ser determinante para el futuro de la telefonía móvil o al menos para sostener su crecimiento, está en el subyacente que nos dejaron los resultados de Apple ayer. Por añadir otro punto a la lista, solo los compradores de iPad suponen el 40 por ciento de las ventas en Estados Unidos, frente al 70 por ciento de los compradores en China. 70% en China.
Estas cifras constituyen la mejor prueba de que mayoría de los mercados occidentales empezamos a importar menos. Compramos menos, renovamos menos y estamos en crisis. Bueno, no todos los países, pero si que es un tendencia general que contrasta enormemente con los BRICS. Los mal llamados países pobres son los que van a salvar a la telefonía móvil cuando en occidente dejemos de comprar, y de la mano, a muchas de nuestras empresas. De las promesas del Este a las esperanzas de oriente, que muchos citarían.