Si algo ha caracterizado a Android con respecto a otros sistemas operativos móviles como iOS o Windows Phone es el mantra de libertad que ha promulgado desde sus inicios: libertad en la personalización, libertad a la hora de elegir aplicaciones por defecto, e incluso libertad en su propio código. No obstante, es evidente que la situación actual de Android no es la misma que en 2009, por lo que tenemos que preguntarnos: ¿Es Android abierto?
La libertad de Android existe, pero es relativa y cada vez más escasa.
Esta pregunta podría ser contestada con una simple frase: Sí, Android es abierto.. Sin embargo, hay matices adicionales sobre el software que deben ser aclarados y que nos ayudan a entender la situación actual de Google y su sistema operativo con respecto a todos los involucrados en el universo de Android, tanto aquellos que están bajo el abrigo de Google como aquellos que no lo están.
Hablemos del primer caso, de aquellos fabricantes que han decidido unir esfuerzos con Google y utilizar un Android con todo lo que conlleva pertenecer a este bando: estar unido a la Open Handset Alliance, una alianza comercial liderada por Google que busca desarrollar estándares abiertos para dispositivos móviles, así como poder utilizar los servicios de Google, como GMail, Google Play Store o Google Maps, entre otros, de forma gratuita.
¿Dónde está la pega? Que estos fabricantes están obligados por contrato a no crear ningún fork de Android, en aras de promover una plataforma uniforme en Android. Es decir, si quieres utilizar los servicios de Google no podrás hacer un fork por tu cuenta con tus propios servicios para llevarte los beneficios. Esto ha ocasionado polémicas anteriormente entre Google y estos fabricantes, como el caso de Aliyun, un sistema operativo creado por el buscador chino Alibaba.
Y es que aquí es dónde radica la razón de todo esto: Google gana dinero mientras la gente utilice sus servicios y no gana dinero por vender smartphones con Android como sería el caso de Apple. Esta parte de los beneficios van a parar a los propios fabricantes, con lo que a priori todo el mundo quedaría contento. Por un lado los fabricantes cuentan con una buena plataforma para incluirla en su hardware, y Google aprovecha a diversos fabricantes de diversos países para extenderse globalmente.
En un principio esto parecería una relación simbiótica perfecta, ¿no? Sin embargo, no hay duda de que, en ambos pactos del acuerdo, la que gana más es Google, especialmente ahora con Samsung perdiendo fuerza y con otros fabricantes a la espera de ganar más cuota de mercado a costa del gigante surcoreano. En pocas palabras: A Google no le importa quién venda más smartphones Android, siempre y cuando siga vendiéndolos.
Buscar una plataforma totalmente dependiente de sus servicios es la meta final para Google.
Por ello, muchos han acusado a la OHA de alejarse de su objetivo inicial y que es simplemente una fachada para ayudar a Google en lo que realmente quiere: un dominio total de Android a nivel global y, más concretamente, un dominio de los servicios de Google incluidos en Android a lo largo y ancho del planeta. Así, esta parte de Android podríamos considerarla como cerrada o, al menos, menos abierta de lo que en verdad presume Google.
Sin embargo, lo dijimos y lo volvemos a repetir: Google no obliga a nadie a utilizar Android con sus servicios, y actualmente podemos ver varios ejemplos de compañías que han querido probar suerte por su cuenta, como Amazon con sus Kindle Fire, tanto en smartphones como en tablets, o fabricantes chinos como Xiaomi o Meizu, cuyos smartphones han conseguidos unos importantes números de ventas, a pesar de no haber salido de China.
Todos estos fabricantes tienen algo en común: un sistema operativo altamente customizado pero que es Android AOSP en su interior. De hecho, si preguntaras a cualquier usuario medio de smartphones o tablets muchos no sabrían decir que es Android simplemente guiando por la interfaz, y los fabricantes se aprovechan de este aspecto de libertad para intentar establecer una identidad propia, una identidad que les permita aprovecharse de la libertad de Android a la vez que ganan todos los beneficios producidos por la venta de smartphones y tablets.
Evidentemente, esto supone una amenaza para el modelo de negocio de Google, de ahí que Google haya adoptado una maniobra bastante inteligente por su parte: en lugar de incluir sus aplicaciones y servicios directamente en el sistema operativo, ha derivado dichas aplicaciones al Google Play Store por lo que, si quieres dichas aplicaciones, tendrás que tener el Google Play Store instalado, teniendo que estar agregado al OHA y a lo que marque Google. Si no, tendrás un esqueleto del cual cada vez quedan menos cosas.
Tampoco debemos confundirnos: Android en sí es igual de abierto que el día de su concepción, pero Google está quitando poco a poco el atractivo de Android. Sí, puedes compilar tu ROM particular con tus propias aplicaciones y contar con las mejoras de rendimiento y fluidez en Android AOSP, es decir, Android 100% puro, sin capas de personalización y las apps más básicas, sin depender de ningún tipo de servicios. Pero la realidad acaba imponiéndose cuando grandes proyectos de software libre como Cyanogen acaban pasando al final al redil de Google instalando las Google Apps, aunque quieran cambiar esto.
For the millionth time: just because Google adds closed source applications to Android does not make Android closed.
— ❄Winter Wonder Thom❄ (@thomholwerda) enero 19, 2015
Por tanto, y contestando de nuevo la pregunta que planteábamos al principio: Sí, existe un Android abierto, pero día a día este Android AOSP está perdiendo atractivo de cara a los usuarios, incluso en aquellos que defienden la supuesta libertad de que Android es 100% libre, cuando en realidad depende de una compañía, como en el caso de iOS o Windows Phone. No nos engañemos: el Android que conocemos y usamos la gran mayoría no es más libre que su competencia, y defender a Android por su supuesta libertad ha perdido sentido.