Todos pensamos en cosas que queremos lograr en nuestras vidas, para algunos tal vez sea la construcción de un negocio exitoso, tener una familia maravillosa, escribir el libro más vendido, ganar un campeonato o bajar de peso; y, generalmente, el camino hacia lo que queremos lograr comienza siempre estableciendo una meta específica para tal propósito.
Sin embargo, algunos consideran que fijarse metas no es el camino correcto, pues para lograr grandes cambios en nuestra vida lo que tenemos que hacer es crear hábitos y desarrollar sistemas.
Hábitos y sistemas
Un sistema es un proceso que se sigue y que cada vez que se repite, conduce a los mismos (o similares) resultados. Toma tiempo desarrollarlo, pero una vez hecho, podemos aprender cómo obtener los resultados que deseamos. Por el contrario, un hábito es una acción que se sigue, pero, que en la mayoría de las veces, se hace de manera inconsciente.
Los hábitos y sistemas nos proporcionan mayor control sobre las cosas que queremos lograr.
Lo que tienen en común estos conceptos es que ambos son repetibles. Y cuando se construyen hábitos o se desarrollan sistemas nos estamos enfocando en lo que debemos hacer cada día, no en lo que haremos en un futuro lejano. Por ejemplo, si eres un escritor, tu objetivo es escribir un libro, pero tu sistema es el horario de escritura que sigues cada semana; si eres un corredor, tu objetivo es correr un maratón, pero tu sistema es tu horario de entrenamiento diario durante el mes.
Lo que observamos es que dejar de pensar en el objetivo final (meta) y centrarnos únicamente en el proceso (sistema) nos hace disfrutar más del trabajo y obtener, incluso, mejores resultados. Hay quien afirma que esto se debe a que los hábitos y sistemas dan control. Si nos fijamos una meta que no podemos controlar, nos sentimos frustrados y decepcionados cuando no logramos concluir completamente ese objetivo. Y trabajar con objetivos que no podemos controlar, sólo nos conducirá al fracaso.
Razones para centrarse más en los sistemas
James Clear nos da tres razones para reflexionar acerca de por qué es mejor centrarse en los sistemas en lugar de las metas:
1. Los objetivos pueden hacerte infeliz
Cuando encaminamos nuestras acciones hacia un objetivo en particular, lo que realmente estamos diciendo es: "No soy lo suficientemente bueno todavía, pero lo seré cuando llegue a mi meta". El problema con esta forma de pensar es que siempre estamos condicionando nuestra felicidad o éxito hasta haber alcanzado la meta propuesta y nos atribuimos un estrés innecesario. Lo que debemos hacer es mantener las cosas simples y reducir el estrés, centrándonos en el proceso diario y siendo fieles a un horario. Cuando nos enfocamos en la práctica diaria, podemos disfrutar más del presente y mejorar al mismo tiempo.
2. Las metas no funcionan a largo plazo
Cuando todo tu arduo trabajo se centra en un objetivo concreto, ¿qué es lo que te impulsa a seguir adelante después de haberlo logrado? Pensemos, por ejemplo, en una persona que entrena para competir en un maratón, seguro pasará meses entrenando, pero tan pronto como termine la carrera, ¿dejará de entrenar? Un pensamiento basado en sistemas no mide los resultados con números, simplemente trata de apegarse al proceso y "no faltar a los entrenamientos". Las metas son el resultado a corto plazo, los sistemas están previstos a largo plazo y, al final, el proceso siempre gana.
3. Las metas nos engañan
Todos sabemos que no se puede predecir el futuro, pero eso es precisamente lo que estamos haciendo al establecer metas. Tratamos de planear dónde vamos a estar y cuándo lo haremos. Tratamos de predecir qué tan rápido podemos avanzar, a pesar de que no tenemos ni idea de lo que va a pasar durante el camino. Los circuitos de retroalimentación son importantes para la construcción de un buen sistema, ya que permiten hacer un seguimiento de muchas piezas diferentes sin sentir la presión de predecir todo lo que va a pasar. Olvídate de predecir el futuro y construye un sistema que puede indicarte cuando necesitas hacer ajustes.
Algunos consejos para comenzar
No existe un número exacto de días para construir un hábito simplemente porque, no existe una persona igual a otra en el mundo. El tiempo que te llevará construir un nuevo hábito dependerá del hábito en sí mismo, de las circunstancias en que te encuentres y de tu propia personalidad. Lo ideal es comenzar con hábitos pequeños, tan ridículamente pequeños que sería tonto no hacerlos. Y la verdad es que funcionan porque construyen el hábito por sí mismos y nos ayudan en la parte más difícil: el arranque.
Un sistema no necesariamente te llevará al éxito todo el tiempo, lo bueno es que puedes perfeccionarlo hasta obtener los resultados que deseas, siempre y cuando exista compromiso de tu parte.