Lo mejor del yarn bombing es encontrarlo, caminar por la calle y ver frente a ti un tejido muy bonito decorando el paisaje urbano. Aunque también es muy emocionante tejer la pieza que las personas admirarán, ir al lugar seleccionado para la intervención e instalarla. Pasa de todo en este último proceso, la gente se sorprende, se ríe, te ayuda, otros se quedan mirando con un poco de distancia dubitativa y curiosa, pero siempre, siempre, les cae como una buena acción, divertida, tal vez ociosa, pero muy linda.

Se dice que este arte urbano comenzó con la idea de dar uso a esos proyectos inacabados que, por alguna extraña razón, todos los tejedores tienen y que esperan el ímpetu en el ánimo al inicio del proyecto pero éste nunca vuelve. Sea o no la razón por la que el yarn bombing comenzó (también conocido como guerrilla de ganchillo, graffiti crochet, yarn storming, entre otros nombres), lo cierto es que son intervenciones muy divertidas que, literalmente, visten la ciudad, agrega color al mobiliario urbano, a los espacios públicos y lleva cierto calor, con los hilos tejidos con humor, a las calles.

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Una de las primeras tejedoras que realizó esta clase de intervenciones fue Magda Sayeg, en Houston en 2005. Ella ha comentado que la idea surgió de un pequeño proyecto: hacer un tejido para la puerta de su boutique, el resto es historia. En su sitio web se pueden apreciar sus proyectos.

Con las redes sociales y las comunidades virtuales el fenómeno del yarn bombing consiguió aún más adeptos

La primera comunidad de la que se tiene registro es Knit the City en Londres, sus proyectos e instalaciones tuvieron una repercusión tal que realizaron grandes proyectos. Todo inició cuando Lauren O'Farrell comenzó a tejer durante sus tratamientos para el cáncer que padecía. Luego de entrar en remisión ella festejó colocando una bufanda de alrededor de 168 metros a los leones de la Plaza de Trafalgar.

Otras comunidades y corrientes se fueron formando en diversas partes del mundo. Con la herramienta de las redes sociales y las comunidades virtuales, el fenómeno del yarn bombing, consiguió aún más público y muchos adeptos que retomaron el tejer como forma de expresión.

Nada de ocioso

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Comentaba, líneas arriba, que muchas veces las personas, **aunque se sorprenden y gustan del yarn bombing encuentran que se trata de algo muy ocioso. Discrepo desde la naturaleza de la actividad, tejer es fácil pero es muy laborioso, sobre todo cuando son piezas grandes y coloridas. Discrepo, porque la expresión artística, sea cual sea el medio, no es ociosa. Luego, he encontrado que algunas personas sienten que es un “desperdicio” tejer algo para “nada”. Y, pues, el arte es para mucho**.

Lo que no he encontrado o visto es a alguien que no le guste. Alguien que no mire una intervención y se deje abrazar por la calidez del tejido, del colorido y de la intención. Como forma de expresión el yarn bombing también es usado como medio para exponer posiciones ideológicas. Como el caso de la intervención al Monumento al Encierro en Pamplona. O el caso de la yarn bomber (como se les llama a quienes realizan este tipo de guerrilla) Olek.

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Identidades secretas

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Los yarn bombers, en general, usan nicknames para identificarse. Como arte urbano que es, la naturaleza de lo incógnito irá de la mano de las piezas. En muchas ocasiones se hace sigilosamente, a hurtadillas, la verdad es que el yarn bombing es de esas privilegiadas actividades que están fuera de lo legal pero también de la ilegalidad, esto en muchos países pese a lo distantes que pueden ser. Y es que los tejidos realmente no dañan el mobiliario intervenido, sea estatua, parabús, cancél o árbol. En varios blogs de los grupos de este arte urbano cuentan que las autoridades algunas veces los increpan pidiendo permisos o autorizaciones, para terminar tomándose fotos con la intervención.

La duración de las piezas a veces es muy corta, otras, si se tiene suerte, duran varios días antes de que los encargados del mantenimiento del mobiliario urbano decidan retirarlos, creo yo por puro trámite. Así pues, el yarn bombing, esta bonita guerrilla puede “asaltar” tu camino en un momento y darte una buena sorpresa. Los mensajes de las intervenciones siempre valen la pena conocerlos. Ahora que, si eres de los que tejen (sí, porque muchos hombres lo hacen) y los proyectos para casa te son insuficientes: la calle es grande, los colores de los hilos muchos y la imaginación sin límites.