El debate sobre la radiación que emiten las antenas de telefonía es uno de los más encarnizados que se ha visto nunca. Las ideas contrarias, la superstición, la desinformación y las medidas cautelares hacen muy difícil saber realmente qué posibles efectos pueden tener en la salud. Pero hay quien trata de explicarlo científicamente.
Esto es algo muy difícil porque comprobar los efectos que puede tener cualquier tipo de radiación sobre nuestra salud requiere de mucho tiempo. Pero las personas necesitamos respuestas inmediatas porque convivimos con las antenas de telefonía día a día. Para ello en la Universidad de Castilla la Mancha se les ha ocurrido un experimento muy sencillo con el que probar cuanta de la radiación emitida nos llega. Y el resultado es sorprendente: equivale a una bombilla de 100w situada a un kilómetro. Para descubrirlo, el profesor Alberto Nájera ha dispuesto de casi un centenar de voluntarios con los que ha realizado el experimento en la ciudad de Albacete.
Las antenas de telefonía y la ciudad
Si tuvieran que colocar una antena de telefonía sobre tu casa ¿qué pensarías? Mucha gente no está dispuesta a convivir con ellas debido a la energía que emiten, llamada radiación. Aunque hay muchos estudios que muestran, por leyes físicas, que estas antenas son inofensivas hay un principio de precaución que todos tenemos muy en cuenta. Para poder comprobar cómo nos afecta la radiación de las antenas de telefonía en nuestras propias carnes, al Los voluntarios tuvieron que portar un detector haciendo una vida normal y en todo momento
profesor Nájera se le ocurrió pedirle a una serie de voluntarios que portara un dispositivo capaz de medir la radiación que nos llega. En concreto un EME Spy 140.
Los voluntarios simplemente tenían que hacer su vida normal portando el aparato. Los datos recogidos fueron analizados por la UCLM encontrando todo tipo de medidas incluyendo radiaciones correspondientes a 14 bandas de frecuencia distintas. El medidor no solo recoge la radiación de las antenas de telefonía sino de cualquier tipo de radiación emitida por elementos de comunicación como teléfonos móviles, radio o antenas WiFi, por ejemplo. El resultado muestra niveles seguros, muy por debajo de los estipulados por la ley. Las antenas de telefonía no superan ni tan siquiera, como decíamos, la radiación emitida por una bombilla de 100w a un kilómetro de distancia.
¿La radiación es segura?
El estudio muestra varias cosas muy interesantes. La primera es que efectivamente la radiación emitida por las antenas de telefonía es muy, muy pequeña. Esto quiere decir que si tuviéramos que preocuparnos por ellas deberíamos hacerlo también por las farolas o las bombillas de nuestra casa. Eso no significa que conozcamos el efecto de la radiación en los seres vivos. Pero no serían este tipo de antenas las que marcaran la diferencia en nuestra salud. Por otro lado el estudio de Nájera es todavía un poco pequeño. Es un gran comienzo y una aproximación muy directa, algo que resulta muy positivo y con resultados inmediatos.
El principio de precaución se aplica por ley ante efectos desconocidos para la sociedad
Pero si el estudio indica que la radiación recibida no es mayor que la de una bombilla ¿por qué hay tanto revuelo? Hay ayuntamientos, incluso, que han aprobado la "limpieza electromagnética" de su aire quitando antenas de todo tipo en las escuelas y hospitales. Esto se deber principalmente al llamado principio de precaución del que hablábamos antes. Este principio, en cuestiones legales explica que ante el desconocimiento lo mejor es poner medidas primero y comprobar su efecto después. El desconocimiento y la desinformación ayuda a esta toma de medidas a pesar de que un sencillo experimento como este compruebe que la radiación emitida por las antenas de telefonía esté dentro de lo legal.
En todo momento estamos recibiendo radiación de todo tipo proveniente tanto de nuestros aparatos eléctricos, con o sin antena, o del espacio, por ejemplo. Las radiaciones que nos llegan y que son más peligrosas suelen provenir del mismo sol en forma de luz ultra violeta, por ejemplo. ¿Son seguras las radiaciones que recibimos de nuestro mundo tecnológico? Todavía no podemos afirmarlo con total seguridad ya que, como decíamos, es un trabajo largo y difícil. Pero con estudios como éste sí podemos decir una cosa. Si hay que preocuparse de radiaciones como las de las antenas de telefonía también deberíamos preocuparnos de muchos otros elementos de nuestra vida diaria como la luz eléctrica, la radio o el ordenador. ¿Estamos dispuestos a rechazar nuestra tecnología? Y si es así. ¿Lo hacemos con un buen motivo?