Otoño, quizás la mejor época del año para los amantes de los videojuegos por condensarse, en apenas 3 meses, la mayoría de los grandes lanzamientos del año, y con ellos, empieza a darse una problemática que, pese a haberse acentuado en el último año, lleva con nosotros desde la llegada de tiendas online de las consolas. Y digo consolas porque parece que, tal como está el mercado, es la plataforma en la que más se toma el pelo a los usuarios por parte de las distribuidoras. No falla, nuevo lanzamiento de juego, y su precio respecto a la copia física, que lleva aparejado una serie de costes fijo mucho mayor que los digitales, se dispara.

No suponen ninguna ventaja para el jugador, tampoco contenido exclusivoComo digo, esto no es algo nuevo, puesto que desde el lanzamiento de la PS3 y de la Xbox 360, los juegos en su versión digital, descargados y comprados directamente de la tienda de la plataforma de la consola que sea tienen de media un precio de 10 a 20 euros/dólares superior, algo que en pleno 2014 empieza a ser una tomadura de pelo. Y es una tomadura de pelo desde el momento en el que el mismo juego en su versión para PC, distribuido también a través de la plataforma digital como Steam, es incluso mucho más barato que la copia física de la consola.

Entiendo los royalties que las desarrolladores tiene que pagar por desarrollar y distribuir para una consola, entiendo también que la distribución digital lleva aparejada unos costes implícitos de servidores, centros de datos y ancho de banda, impuestos, aranceles y tasas. Pero, cuando la distribución del juego en físico incluye además la propia copia, el coste del disco, el packaging, el arte de la caja, y la distribución desde fábrica hasta el punto de venta, no tiene sentido que el mismo juego en su versión digital cueste más de 10% del total del juego. No se puede justificar, y menos con en las fechas en la que nos encontramos. A todo ello además, le podemos sumar el precio de reventa de la copia física, que no puede darse en digital.

entrada HDMI de Xbox One

A día de hoy, ninguna, absolutamente ninguna de las bondades que ofrece una copia digital de un juego -inmediatez, liberación de espacio físico...- justifican el incremento de precio, más cuando el juego no ofrece absolutamente ninguna ventaja frente a la misma versión en físico. Ninguna. Y eso sin contar con el tipo de cambio respecto a otras regiones cuyo precio es inferior al de venta en Europa o América Latina. Solo hay que echar un vistazo a los precio de un mismo juego en sus dos versiones para darse cuenta de la tomadura de pelo que supone un juego en digital (precios de PSN/XBL y Amazon, para USA y España):

  • COD: Advanced Warfare

Precio digital: $ 54.75 - € 69.99 Precio físico: $ 54.50 - € 59,90

  • GTA V Remasterizado

Precio digital: $ 59.99 - € 69.99 Precio físico: $ 59.96 - € 59,29

  • AC: Unity

Precio digital: $ 59.99 - € 69.99 Precio físico: $ 59.99 - € 59,29

  • Far Cry 4

Precio digital: $ 59.99 - € 69.99 Precio físico: $ 59.99 - € 59,29

Ahora la pregunta que se abre es hasta cuándo nos van a seguir tomando el pelo de esta forma. Y a pesar de que esto parezca una pataleta, lo cierto es que lo que de verdad me duele es, precisamente, que las distribuidoras no beneficien a las copias digitales, cuando son uno de los epicentros de la nueva generación. Mirando los precios y ofertas de Steam, y su modelo de distribución, la única conclusión que me queda es que la democratización de los precios de los juegos de consola con la llegada de las copias digitales es mentira. Basta ya de tomarnos el pelo con el precio de los juegos en digital.

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