Nexus-5 800

El Nexus 5 lleva el paso del tiempo mucho mejor que el Galaxy Note 3, pero tampoco es suficiente.

En 2010, Google hizo oficial el Nexus One. Un terminal que inauguró la familia Nexus y que llegó de la mano de HTC. Su hardware, de primer nivel, como era de esperar. Su construcción, también. De hecho, era un terminal hermano al HTC Desire (el flagship de HTC en aquella época). No obstante, tenía dos grandes carencias: su cámara y su almacenamiento interno (solo 512 MB para aplicaciones).

Poco después llegó el Samsung Nexus S. Y nuevamente, un hardware de primer nivel para aquel momento. Pero también tuvo sus carencias: dos versiones con pantallas diferentes (la buena, SuperAMOLED, solo llegó a mercados muy concretos como EEUU) y un cuerpo platicoso que fue bastante criticado. Por no hablar de Android 2.3 Gingerbread, una versión que, aunque buena, seguía sin ser lo suficientemente madura (eso llegaría con Ice Cream Sandwich).

Justo un año más tarde, Samsung llegó con el Samsung Galaxy Nexus. Para mi, uno de los mejores Nexus. Trajo consigo Android 4.0 Ice Cream Sandwich y una preciosa pantalla HD de 4.65 pulgadas. Pero, nuevamente, también traía sus carencias: una cámara mediocre, una batería en la media (al menos en el modelo europeo) y un SoC insuficiente para esa pantalla, que provocaba bajadas de FPS frecuentes en tareas intensivas.

Nexus 4

En 2012, Google presentó el Nexus 4 junto a LG. Lo más destacable: un magnífico hardware a un precio muy reducido (300€). Eso sí, también tenía puntos débiles: una cámara trasera muy pobre –insisto, muy muy pobre–, un audio mediocre y una batería mejorable (no era ni mucho menos mala, pero tenía un amplio margen de mejora).

Doce meses después, Google llegó con el Nexus 5, de nuevo junto a LG. Y en esta ocasión, parecía que sí íbamos a poder disfrutar de un terminal Nexus completo. Pero, nuevamente, nos llevamos una desilusión. La autonomía era muy pobre y la pantalla tenía puntos débiles. Por no hablar de la cámara, que seguía sin alcanzar a los principales flagships de aquel momento. No obstante, al igual que con el Nexus 4, esos fallos parecían comprensibles teniendo en cuenta su reducido precio de venta (350€ en el caso del Nexus 5).

nexus 6

Y así llegamos a 2014, un año en el que, tras varios rumores sobre la muerte de los Nexus, llegó el Nexus 6 fabricado por Motorola. Y a diferencia de los anteriores, lo hizo con un precio de 649€, casi el doble que el Nexus 5, por lo que, ahora sí, parecía que este iba a ser el Nexus que todos esperábamos. Pero no. La cámara sigue sin estar a la altura del resto de flagships, y la calidad de imagen de la pantalla (ya sea por el panel o por el software), también es mejorable. Y, a diferencia de los dos Nexus anteriores, eso es inadmisible en un móvil de 649€. Otra decepción más.

Como ven, año tras año, los Nexus han ido mejorando, pero nunca ha llegado a ser el móvil perfecto –o casi perfecto– que todos deseamos desde hace años. Un Nexus con buena autonomía, una cámara a la altura de los principales flagships, con un buen diseño, una pantalla de calidad, construcción sólida… ¿tan difícil es lograrlo? Es lo que parece, pues, en más de cuatro años de Nexus (y seis generaciones), aún no hemos visto un Nexus completo en todos los sentidos. Todos han sido buenos Nexus, pero en ningún momento se han convertido en el referente que todos deseamos ver en la plataforma Android.