Fue una de las sensaciones de finales del año pasado. LG, junto a Samsung, abrían la veda a la carrera por los smartphones con pantalla curvada. Ambos presentaron sus propuestas con muy poca distancia en el tiempo. Pero con una diferencia significativa. Mientras que el LG G Flex tiene una curvatura vertical, el Samsung Galaxy Round tiene una curvatura horizontal. Dos formas distintas de entender la curvatura en un smartphone, y cada fabricante asegura que la suya es la correcta. Hoy hemos estado probando uno de ellos, el LG G Flex. Repasemos sus especificaciones:
- Pantalla: OLED flexible de 6 pulgadas
- Resolución: 1280 x 720 píxeles
- Memoria RAM: 2 GB
- Batería: 3.500 mAh
- Cámara principal: 13 megapíxeles
- Procesador: Snapdragon 800 quad-core a 2.26 GHz
- Peso: 177 gramos
- Batería: 3.500 mAh
- Grosor: Entre 7.9 mm y 8.7 mm
Primeras impresiones
Muy curioso a primera vista. Aún ni me había planteado cómo sería tenerlo en la mano "de verdad". Menos aún pensando que su pantalla es de 6 pulgadas. La primera pregunta es si es cómodo o en la mano. La respuesta es que sí, mucho más de lo que había pensado. LG ha acertado al considerar que la forma natural de la mano hace que se sienta mejor un terminal con una pequeña curvatura. Falta ver si a largo plazo sigue siendo cómodo.
Pantalla: la resolución HD 1280 x 720 píxeles me sembró dudas. La densidad es de 244 píxeles por pulgadas, inferior a los 300 que se marcaron como barrera psicológica, por encima de los cuales se supone que debe estar un smartphone de gama alta. No obstante, el buen trabajo de LG con monitores y TV's se nota en las pantallas de sus smartphones. Pese a esa densidad relativamente baja, no he podido notar píxeles (nuevamente, falta probarlo a fondo).
Los colores sí que están un pelín sobresaturados, práctica que a estas alturas ya no sorprende: compensar algunas carencias entrando al público por los ojos de esta forma. El otro aspecto clave: ¿qué angulo de visión tiene un smartphone con pantalla curvada? Mejor del que esperaba, hablamos de un panel OLED y los colores no clarean ni azulean al ver la pantalla desde los bordes.
La carcasa autoregenerativa marcará tendencia. O debería.
Otro aspecto que me ha gustado: no es fácil hacerlo plano presionándolo sobre una superficie, pero se puede hacer sin que el LG G Flex sufra ningún daño. Pensado especialmente para no cargarnos el teléfono al sentarnos si lo llevamos en el bolsillo trasero, por ejemplo. Sobre eso, importante es también la carcasa trasera autoregenerativa. Gracias al recubrimiento de un nuevo material, la carcasa se autorepara en el caso de sufrir daños como la rayadura por la fricción de unas llaves, por ejemplo.
Otro punto: el LG G Flex no es del mismo color negro oscuro con brillo del LG G2, sino de color gris, bastante más claro que el G2. Por otro lado, el altavoz queda en la parte trasera, pero en el borde, con lo cual no queda pegado a la superficie donde esté apoyado el terminal. Se agradece mucho ese detalle, en otros terminales el altavoz queda pegado a la mesa y se reduce mucho el sonido.
Uno de los aspectos que modificaría es la capa de personalización. LG sigue con su propia capa, y lo de cambiarla ya urge. Hasta Samsung lo ha hecho con TouchWiz. No obstante, al menos sí aprovecha la gran pantalla con el modo de pantalla dual, para ejecutar dos aplicaciones simultáneas con pantalla dividida, un modo que siempre echo de menos cuando no lo tengo. Además, llega con Android 4.2.2, que aunque LG avisa de que se actualizará, no es momento de sacar algo nuevo con 4.2.2.
La cámara no decepciona, al menos en la primera impresión.
Otro punto: la cámara. Desde que tengo el exquisito Lumia 1020 con su decepcionante tiempo de espera entre foto y foto, apunto bastante a este aspecto. Aquí se nota el buen trabajo del Snapdragon 800 y la GPU Adreno 330, y la cámara es realmente rápida. Lo que sí podría ser algo más rápido es el tiempo de enfoque y autoenfoque, pero tampoco supone un problema. Lo único que la empaña es la interfaz, igual que ocurre con el terminal en general: LG, es hora de repensar la capa de personalización. Por problemas de conectividad en la presentación no he podido enviarme las imágenes para mostrarlas a tamaño completo, pero los 13 megapíxeles garantizan un nivel de detalle más que aceptable a la hora de hacer recortes.
Impresión general: no me ha decepcionado. No he pensado que es ninguna locura hacer un smartphone curvado, y además tan grande. De hecho, no creo que fuera tan buena idea hacerlo en un terminal de 4 o 4,5 pulgadas. Quizás ya sea hora de preguntarnos si nuestro próximo smartphone, o el posterior al siguiente, será curvado. De hecho, en la presentación oficial, LG ha hablado del LG G Flex como una primera piedra en el camino de la flexibilidad, dejando caer que en un futuro cercano podríamos ver más smartphones curvados y flexibles, e incluso plegables.