El origen del dolor es aún un misterio para la comunidad científica. Lo que sabemos a día de hoy es que esta sensación se produce por diversos mecanismos desencadenados en nuestro sistema nervioso. ¿Su finalidad? En muchos casos, la aparición de dolor sirve como mecanismo de alerta de nuestro propio organismo, avisándonos de que algo no va del todo bien.
Y es que si hablamos de dolor, también debemos afirmar que existen muchos tipos diferentes. Podemos sentir dolor muscular, asociado a algún golpe o traumatismo. Si por desgracia nos ha infectado el virus de la gripe, es posible que también suframos dolores de espalda.
A veces, incluso, el dolor se prolonga en el tiempo, durante incluso meses o años, recibiendo el nombre de dolor crónico. Este tipo de sensación está relacionada con procesos como el cáncer o la artritis, y su aparición es una molestia más de todos estos pacientes, que ya sufren otros síntomas relacionados con dichas enfermedades.
Frenar el dolor estudiando su origen
Una investigación realizada en la Universidad de Bristol ha tratado de identificar los mecanismos moleculares relacionados con la aparición del dolor. Sus resultados, publicados en la revista The Journal of Neuroscience, han permitido identificar un canal iónico que previene en parte esta molesta sensación.El complejo proteico TREK2 sirve como freno para reducir el dolor
Su trabajo se ha centrado en el conocido como dolor espontáneo, que puede aparecer de manera intermitente o por contra, reproducirse de forma continua. Su origen periférico está relacionado con múltiples enfermedades, tales como la inflamación, el daño de determinados nervios, órganos o tejidos. En el caso del daño nervioso, hablamos de dolor neuropático y puede producirse, por ejemplo, tras una intervención quirúrgica.
El estudio de estos científicos británicos ha logrado identificar un complejo proteico, denominado canal iónico TREK2, que funciona como "defensa natural" del organismo frente a la aparición de dolor. Esta maquinaria biológica se localiza en la membrana de algunos tipos de neuronas, y su modificación permitía reducir el potencial de membrana, y por ello, evitar la aparición de dolor.
En palabras de Sally Lawson, que ha participado en esta investigación, "sus resultados demuestran que TREK2 actúa como un verdadero freno molecular en las neuronas, con el objetivo de reducir la intensidad del dolor". Aunque estas conclusiones nos ayudan a mejorar nuestro conocimiento sobre los mecanismos que subyacen a la aparición del dolor, lo cierto es que pasarán varios años hasta que este trabajo pueda ser utilizado como una diana farmacológica para evitar la existencia de esta molesta sensación, mediante el uso de algún innovador medicamento.