Un sorprendente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard ha analizado una de las funciones fisiológicas de las lágrimas de los ratones jóvenes. Por increíble que parezca su trabajo, esta es la primera vez que logran ver cómo un sistema sensorial, tal como el olfativo, es capaz de regular un determinado comportamiento social en roedores.
A algunos les parecerá extraño que los científicos dediquen su tiempo a investigar para qué sirven las lágrimas de los ratones jóvenes, pero lo cierto es que no es el primer estudio científico que se realiza sobre el tema. Y es que hace tres años, investigadores de la Universidad de Tokio vieron que eran afrodisíacas, al conseguir la excitación sexual de las hembras.
Las feromonas consiguen cambiar nuestro comportamiento
El trabajo presentado ahora, realizado por científicos de Estados Unidos, ha sido publicado en la revista Nature. En este caso comprobaron el papel de otra feromona presente en las lágrimas de los ratones jóvenes, conocida como ESP22.Otra feromona diferente había demostrado ser afrodisíaca
Las feromonas son conocidas en biología por ser sustancias químicas secretadas por los seres vivos con el objetivo de modificar el comportamiento de sus semejantes, y en muchos casos este objetivo de cambiar la conducta tiene connotaciones sexuales.
En el estudio realizado hace tres años sobre las lágrimas de los ratones jóvenes se estudiaba otra feromona diferente, la ESP1, y ahora se ha visto que existe otra sustancia en el llanto de los roedores que puede actuar sobre otro comportamiento animal diferente.
Rama (Wikimedia)Al parecer, ESP22 activaría las neuronas presentes en el órgano vomeronasal, que forma parte del sistema olfativo de algunos vertebrados, para así inducir una respuesta negativa en los roedores adultos, que les impediría tratar de copular con los individuos más jóvenes.La feromona estudiada en Harvard presentaría un efecto protector
ESP22, por tanto, actuaría como una especie de feromona de protección presente en las lágrimas de los ratones jóvenes. A partir de ahí, los científicos son conscientes de que una vez conocida la feromona y los receptores asociados a su actividad, será necesario identificar las conexiones neuronales que trabajan para modular este comportamiento.
El estudio realizado en ratones podría servir como modelo de investigación, para identificar qué ocurre en el comportamiento humano. Sin embargo, tal y como informan desde la agencia SINC, los resultados no son totalmente extrapolables, ya que por ejemplo las personas carecemos de esta feromona o del órgano vomeronasal.
Sin duda alguna, este trabajo resulta curioso para seguir entendiendo cómo sustancias químicas modulan en mayor o menor medida el comportamiento animal. El mundo de los seres vivos es fascinante.