células madre

Hugh Guiney (Wikimedia) y Jacopo Werther (Wikimedia)

En ALT1040 hemos hablado varias veces del extraordinario potencial de las células madre en medicina regenerativa. Las últimas investigaciones, dirigidas al desarrollo de nuevos órganos funcionales, es solo un reto más de esta herramienta terapéutica en el cuidado de nuestra salud.

En particular, uno de los tipos celulares que más éxito está teniendo en los últimos años es el de las células iPS, un tipo de células madre obtenidas por primera vez por Shinya Yamanaka, ganador del Premio Nobel de Medicina o Fisiología en 2012.

El uso de este tipo de células madre resulta muy interesante, ya que su obtención no depende de la utilización de embriones, un tema muy controvertido desde la perspectiva de la bioética. Las células iPS, sin embargo, se originan a partir de células adultas ya diferenciadas, y presentan las mismas características que las células madre que conocíamos en el pasado.Ya han comenzado los primeros ensayos clínicos con estas células

El éxito de estas células iPS no se ha hecho esperar, incluso en Japón ya ha comenzado el primer ensayo clínico con estas herramientas terapéuticas. Esto es debido a los buenos resultados obtenidos en las diferentes pruebas realizadas con estas células madre para regenerar tejido del corazón, entre otras muchas aplicaciones.

La investigación, sin embargo, no se detiene. Ahora científicos suecos del Lund Stem Cell Centre han publicado los primeros resultados positivos del uso de células iPS en la regeneración de cerebros dañados de ratas tras haber sufrido un ictus. Su trabajo, publicado en la revista Brain, ha sido el primero en demostrar el potencial de estas células madre para reparar este tipo de daños cerebrales.Se conseguía recuperar la funcionalidad del cerebro tras el ictus

Los investigadores se preguntaron en primer lugar si sería posible regenerar células nerviosas corticales a partir de células de la piel de estos roedores. Tras conseguir pasar este segundo tipo celular al estadio de célula iPS, provocaron luego la diferenciación de estas células madre en nerviosas, que serían implantadas mediante trasplante autólogo en el cerebro de las ratas.

Su investigación no solo sirvió para demostrar que era posible conseguir este tipo de células nerviosas. Cinco meses después del trasplante, el cerebro afectado por el ictus había recuperado buena parte de su funcionalidad, lo que sin duda supone un paso importante en medicina.

A pesar de ello, no debemos olvidar que la investigación se ha realizado usando ratas como modelos animales. Por este motivo, aún debemos esperar para que estas conclusiones lleguen algún día a la práctica clínica. A pesar de que tendremos que ser pacientes con este tipo de usos de las células madre, lo cierto es que su potencial terapéutico sigue sorprendiéndonos cada día.

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