Hoy en día somos muchos los usuarios que trabajamos con sistemas operativos que ofrecen al usuario interfaces gráficas (GUI) con el que manejar nuestro computador de una manera rápida y sencilla moviéndonos por menús, ventanas o haciendo clic sobre iconos para arrancar una aplicación. Además de usar un teclado con el que escribir, el ratón o mouse se ha convertido en uno de los periféricos básicos con los que manejar este tipo de interfaces; un dispositivo que fue diseñado en los años 60 por Douglas Engelbart, ingeniero galardonado con el premio Turing en 1997 que hoy ha fallecido a la edad de 88 años.

La visión que tuvo Douglas Engelbart en los años 60 sirvió de base para que los ingenieros del Xerox PARC perfeccionaran el diseño del mouse y lo aplicasen al primer computador personal con interfaz gráfica de usuario de la historia, el Xerox Alto y, a partir de ahí, el ratón iría calando poco a poco en los computadores comerciales hasta el gran punto de inflexión que marcaría el Apple con el lanzamiento del Mac en el año 1984.

Ted Nelson, Aaron Swartz y Douglas Engelbart

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, este antiguo operador de radar que había servido en la Guerra del Pacífico, regresó a Estados Unidos con el objetivo de estudiar (con su beca de ex-combatiente) Ingeniería Eléctrica en la Universidad Estatal de Oregon. Tras finalizar sus estudios pasaría por la Universidad de Berkeley para realizar sus estudios de doctorado (obteniendo el título de Doctor en el año 1955). Al poco de obtener el doctorado, Engelbart ingresaría en el Stanford Research Institute de la Universidad de Stanford, un centro de investigación enfocado en el desarrollo de nuevas interfaces de interacción hombre-máquina donde ya comenzaban a vislumbrarse los primeros interfaces gráficos de usuario como vía para trabajar con computadores y sistemas.

First Mouse

Dentro del proyecto On-Line System (NLS), uno de los primeros sistemas desarrollados que permitían control y acceso remoto a través de una conexión de datos, Engelbart junto a Bill English se pusieron a trabajar en el desarrollo de un sistema de control con el que poder manejar un sistema que presentaba una interfaz gráfica realizando movimientos naturales, es decir, moviendo un "marcador" representado sobre un display. La idea, evidentemente, era el mouse aunque el título original del proyecto fue X-Y Position Indicator for a Display System.

El primer ratón de la historia (que tenía una carcasa de madera) fue presentado en una demostración realizada el 8 de diciembre del año 1968 en la ciudad de San Francisco; una demo de 90 minutos de duración que sirvió para poner "el broche final" a casi 6 años de trabajo en el desarrollo del mouse y los primeros interfaces gráficos de usuario aunque, eso sí, a pesar de la gran innovación que suponía este invento no tuvo un gran impacto en el sector.

Yo pensaba que un montón de gente empezaría a hacer cosas similares porque al verlo dirían ¡hey, por ahí es por donde van a ir los tiros! Pero eso no pasó.

Además de ver en acción el primer mouse de la historia, esta demo encerraba muchas más cosas que, hoy en día, están dentro de lo que estamos acostumbrados a ver gracias, precisamente, al trabajo de investigación que desarrolló Engelbart. Compartir nuestro escritorio, abrir varias ventanas sobre un mismo interfaz gráfico, videoconferencia o, incluso, una implementación muy rudimentaria del hipertexto son algunas de las trazas que se pudieron ver en esta demostración pública que, hoy en día, se conoce como "la madre de todas las demos".

YouTube video

Gracias al trabajo de Engelbart (y el de Xerox PARC), todos los ordenadores del mundo usan un mouse para trabajar con entornos gráficos; un invento de gran impacto que no llegó a hacerle rico (aunque Engelbart siempre conservó este primer prototipo de ratón) y al que siguieron una veintena de patentes, múltiples publicaciones de investigación, el premio Turing en 1997, la Medalla Nacional de Tecnología en el año 2000 y también contribuyó al desarrollo de ARPANET.

Para muchos el nombre de Douglas Engelbart puede ser desconocido, sin embargo, el legado que nos ha dejado es de suma importancia y ha sido uno de los grandes pilares para desarrollar los sistemas que hoy en día usamos a diario.

Descanse en paz.