Los asistentes personales están de moda. Y eso que su recorrido no ha hecho más que empezar. Google Now o Siri tienen un largo recorrido por delante. A ellos se suman varios intentos más, como es el caso de Fiona, un asistente doméstico desarrollado en España. No hay que ir a los confines del universo para encontrar emprendedores o startups.
La interacción hombre-máquina, la interfaz, es algo sumamente importante. Muchas buenas ideas han fracasado porque la interfaz era mala. En otros casos, la facilidad de interacción ha catapultado productos mediocres. Las interfaces clásicas eran los botones y manivelas, teclado, ratón y pantalla. En los últimos tiempos las pantallas táctiles son ubicuas.
Pero el interfaz natural de los humanos es la voz. Nos comunicamos hablando y escuchando. El producto que incluya un buen interfaz de voz se llevará el gato al agua. Otros dispositivos son también novedosos. El eyetracking que sigue nuestra mirada. O un análisis de los gestos que hacemos con nuestra cara y nuestro cuerpo. Incluso un análisis del tono de la voz.
Un robot psiquiatra puede no entender nuestras palabras en absoluto, pero si distingue las inflexiones de nuestra voz y nuestras expresiones faciales tiene mucho ganado. Después, basta con que apoye nuestro discurso con vocalizaciones como mmm, bien, bien, ya veo y otras. Es el mundo de los avatares interactivos.
Robotizar un hogar es el sueño de muchas personas. Pero es una compleja iniciativa y requiere del esfuerzo combinado de muchos partners. Fiona es una plataforma que permite la integración en un modelo de crowdsourcing de muchas compañías.
La idea es tener un asistente virtual, en este caso un dispositivo de hardware más un avatar de Inteligencia Artificial que pueda tener muchos plugins o sparks. Algunos de ellos son básicos: debe de reconocer la voz y traducirla a texto, debe tener un procesamiento del lenguaje natural que comprenda el texto y un módulo de lectura de texto, text-to-speach, que le permita hablar.
Además tiene incorporados otros sparks que permiten mejorar el avatar, que este mantenga el contacto visual y que analice la cara. Con todo esto, debe de ser capaz de pasar los requerimiento a otros sparks.
Es aquí donde interviene el crowdsourcing. La idea es que otras compañías puedan desarrollar sus módulos de IA e incorporarlos al sistema. Pueden hacerlo en C++ o javascript para modificar el comportamiento del asistente y añadir nuevos servicios. Existen universidades, centros tecnológicos y empresas por todo el mundo dedicados a áreas muy específicas de la IA, y normalmente no ponen todo ese conocimiento en conjunto. La idea es que utilicen la plataforma como acelerador de transferencia tecnológica y poder juntar el conocimiento de todos estos investigadores.
Un asistente así podría realizar tareas como decirte el pronóstico del tiempo mientras te vistes, controlar los sistemas domésticos automatizados, decirte el tráfico antes de coger el coche, hacer llamadas telefónicas, leerte el correo y las noticias que te interesan o contarte las citas del día.
Y como ya deberíamos de ir acostumbrándonos, un sistema así tiene que aprender. Con cada interacción debe saber algo más de nosotros, acertar en las noticias o en nuestros intereses.
Los asistentes personales han venido para quedarse y cada día harán funciones más avanzadas. ¿Cuál es tu favorito?