E. glowli (Flickr)

Crear plantas bioluminiscentes que funcionaran como "farolas" en nuestras ciudades podría ser una realidad en menos tiempo del que nos pensamos. Gracias a una iniciativa promovida en Kickstarter, los científicos buscan reemplazar a medio o largo plazo la iluminación obtenida a partir del consumo eléctrico, por un sistema mucho más eficiente que estaría basado en la biología sintética, la ingeniería genética y la biotecnología.

Todos los seres vivos guardan en su ADN las instrucciones genéticas necesarias para su desarrollo. Al conjunto de genes de un determinado organismo lo llamamos genoma, y desde hace aproximadamente cuarenta años, somos capaces de manipular el genoma de diversos seres vivos de manera controlada en los laboratorios, gracias a las técnicas de la ingeniería genética y los avances en biotecnología. La modificación genética se lleva realizando desde hace miles años mediante técnicas no controladas, tales como la propia selección de determinados cultivos o cepas, algo fundamental en agricultura y ganadería.

La propuesta que plantean ahora en Kickstarter el equipo de Amirav-Drory, Evans y Taylor está basada en técnicas de ingeniería genética, a las que incorporan los avances de la propia biología sintética. Para ello, sabiendo de antemano que existe un tipo de bacteria capaz de ser fluorescente, denominada Vibrio fischeri, 'prima' del microorganismo causante del cólera, investigaciones anteriores identificaron qué genes podrían ser de interés. Así describieron una determinada parte del genoma de esta bacteria como una parte interesante para ser utilizada como herramienta para manipular genéticamente de forma posterior las plantas.

El proyecto está basado en un trabajo promovido anteriormente en la Universidad de Cambridge. Uno de los pioneros de esta iniciativa previa comenta en su blog si sería o no factible el desarrollo de plantas bioluminiscentes, en otras palabras, especies vegetales capaces de ser modificadas genéticamente para poder resplandecer sin necesidad de electricidad.

A pesar de que el autor de dicha entrada se muestra escéptico respecto a la idea de los norteamericanos, sí que muestra su sorpresa por el trabajo iniciado y por la fantástica inspiración y la difusión del proyecto, al haber conseguido por ahora la nada desdeñable cifra de 258.000 libras, en lugar de las 65.000 previstas inicialmente. Una buena muestra de que a parte de la sociedad le interesa la ciencia, y que este tipo de iniciativas pueden ayudar a democratizar en parte los proyectos científicos.

Si el trabajo finalmente sale adelante, como en principio parece, el equipo se centrará primero en obtener una planta fluorescente de Arabidopsis thaliana. En el caso de lograrse mayor financiación, trabajarían en el desarrollo de rosas resplandecientes. Aunque su iniciativa se basa en un trabajo de 1986 para crear una planta fluorescente, lo cierto es que no sería hasta 2010 (y utilizando tabaco) cuando se confirmaron resultados científicos que provocarían una auténtica revolución en la biotecnología vegetal, que continúa ahora.

Estas dos especies vegetales (Arabidopsis y la planta del tabaco) han sido utilizadas dada su sencilla manipulación por técnicas de ingeniería genética y biología sintética. Para ello, además de las técnicas rutinarias de laboratorio, en la propuesta de Kickstarter también plantean el uso específico de un software conocido como Genome Compiler. Los genes requeridos para la bioluminiscencia se meterían primero en una bacteria conocida como Agrobacterium, que sería luego la encargada de transformar la especie vegetal y así conseguir plantas bioluminiscentes.

Los avances en biología puedem solventar grandes problemas de la sociedad actual, como el gran consumo eléctrico que hacemos, además de reducir las emisiones de CO2 y así luchar contra el cambio climático. Por tanto, esta iniciativa pretende revolucionar por completo la ciencia y la tecnología modernas. Aunque como se afirma en el blog que citábamos antes, lo más probable es que las plantas diseñadas y creadas ahora tengan un nivel de fluorescencia bajo como para servir de herramientas de iluminación. Serán necesarios más años para llegar a buen puerto, pero este sin duda es un gran comienzo.

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