La impresión 3D, que está dando sus primeros pasos durante los últimos años, tiene el potencial de ser una de esas cosas que pueden cambiar nuestra forma de concebir el mundo que nos rodea. La medicina que avanza de forma tan rápida en nuestros días, a pesar de la reducción de fondos para investigación, se amolda al futuro siempre que tiene una pequeña oportunidad como en el caso de las tecnologías de impresión 3D cada vez más utilizadas en ámbitos sanitarios.
Células madre
El principal problema al que se enfrenta la medicina en el terreno de las donaciones de órganos es al rechazo del paciente. La falta de órganos disponibles es un causante de batallas constantes sobre el racionamiento de los recursos en los hospitales.
Una nueva técnica desarrollada por investigadores de la Universidad Heriot-Watt en Escocia en colaboración con diversas compañías relacionadas con las nuevas tecnologías han abierto una nueva puerta a la esperanza eliminando la necesidad de donar órganos para salvar las vidas de los pacientes que los necesitan.
El nuevo proceso aprovecha las oportunidades que ofrece el poder cultivar células madre en laboratorios. Gracias a una impresora se podría crear una esfera tridimensional que contenga cultivos de células embrionarias flotando en un medio líquido lleno de nutrientes. Estas células se acumularían entre ellas formando nuevas capas que finalmente se convertirían en cualquier órgano del cuerpo.
Tejido nervioso
Un grupo de científicos de la Universidad de Oxford han utilizado una impresora 3D para crear un tejido sintético que podría tener una gran variedad de aplicaciones médicas, incluyendo la capacidad de transmitir señales eléctricas de larga distancia como el tejido nervioso de nuestros cuerpos.
La impresora, creada específicamente para este experimento, coloca pequeñas gotas de liquido en una solución de aceite. Las gotas, en lugar de adherirse entre sí, se separan de forma natural. Cuando la red de gotas se imprimen en 3D creando decenas de miles se consigue un resultado final con una elasticidad similar al de los tejidos del cerebro. Desgraciadamente por el momento estas redes, según los investigadores, tienen una vida estable de un par de semanas.
Orejas artificiales
Investigadores de la Universidad de Cornell en Estados Unidos han sido capaces de reproducir exactamente a través de la impresión 3D una oreja humana. Las orejas artificiales se generaban tradicionalmente con materiales que tenían la consistencia de espuma de poliestireno. Los niños que nacían con enfermedades congénitas como la microtia eran sometidos a complicadas operaciones en las que el resultado final no era casi nunca el esperado.
Para hacer los nuevos implantes con estas orejas se necesita una imagen en 3D digitalizada de las mismas para armar un molde. Dentro del molde los científicos inyectan colágeno junto con 250 millones de células del cartílago de las orejas de vacas. El gel resultante de alta densidad tiene una consistencia similar a la gelatina y gracias al colágeno, el propio cartílago que con el tiempo el cuerpo humano desarrolla puede crecer sobre la superficie artificial como si de un andamio se tratara.