El famoso científico, logopeda e inventor escocés Alexander Graham Bell, conocido por su patente más popular, el teléfono, rivalizó con Thomas Edison, que en 1877 realizó una grabación de voz en papel de grabado.
Como resultado de esta rivalidad y con intención de mejorar la técnica, Bell realizó numerosos experimentos en su Laboratorio Volta de Bell de Washington, entre los año 1880 y 1886, en colaboración con su primo Chichester Bell y el técnico Charles Sumner Tainter.
El trabajo de Bell, en el que experimentó con numerosos materiales como el metal, el papel, el yeso e incluso papel de aluminio y cartón, dejó como resultado numerosos discos que van de los 10 a los 36 centímetros de diámetro.
Aunque los primeros intentos de Bell y su equipo se han perdido, hoy han podido ser recuperadas por medio de tecnología óptica, algunas de las grabaciones realizadas en los discos que aún se conservan. Entre ellas, la voz de Alexander Graham Bell.
Carl Haber, físico del Laboratorio Nacional Lawrence Berckeley en California, había logrado recuperar el sonido de unas grabaciones realizadas en 1860 por medio de exploración óptica convertida a través de un ordenador en un archivo de audio.
Sabiendo esto, Carlene Stephens, conservador en el Museo Americano de Historia Natural, se puso en contacto con Haber en el año 2011 y junto con el físico Earl Cornell y Peter Alyea, un especialista en conversión digital que trabaja en la Biblioteca del Congreso, analizaron los discos del Laboratorio Volta, recuperando así estos sonidos que nadie había escuchado durante más de un siglo.
Entre las grabaciones se encuentra el soliloquio de Hamlet, secuencias de números y la canción infantil María tenía un corderito. El 20 de junio de 2012, mientras trabajaban en la recuperación de uno de estos discos, el equipo de investigadores se quedó sin habla al escuchar de la voz del propio inventor: "En fe de lo cual, oyen mi voz, Alexander Graham Bell."
Personalmente, se me han puesto los pelos de punta al escuchar esta grabación. Si nos paramos a pensar en lo que supuso el trabajo de Bell para el avance la tecnología que hoy disfrutamos, una simple frase se convierte parte de la historia.