La exploración espacial es un campo fascinante en el que trabajan muchos equipos de investigación de todo el mundo repartidos en agencias espaciales, observatorios, universidades, etc. Desde el lanzamiento del Sputnik, hace ya casi 56 años, la exploración espacial ha contribuido a aumentar el conocimiento que tenemos del Universo que nos rodea y, aunque a veces no nos hayamos dado cuenta, también ha contribuido a mejorar nuestra vida en la Tierra. En este sentido, la Agencia Espacial Europea hoy ha señalado que, con el tiempo, los esfuerzos realizados en el desarrollo de la tecnología espacial pueden revertir en la Tierra y, con esa idea, se pretenden utilizar cámaras de Rayos-X diseñadas para el estudio de los agujeros negros en la caracterización de virus.
A principios de los años 90, un equipo de investigadores de la Universidad de Leicester (Reino Unido), trabajó en el desarrollo de un sistema de cámaras de Rayos-X que se equiparon en la nave XMM-Newton para montar un telescopio de rayos-X que sería lanzado en un cohete Arianne 504 el 10 de diciembre de 1999. El know-how de este equipo de investigadores no se perdió y sirvió para que estos desarrollasen una idea de negocio alrededor de esta tecnología espacial como spin-off de la Universidad y, en 1995, fundaron la empresa XCAM.
¿Y para qué se usaron estas cámaras en el XMM-Newton? Este telescopio espacial lanzado en 1999 tenía, dentro de sus objetivos, estudiar los agujeros negros y detectarlos con el sistema de cámaras de rayos-X pero, años más tarde, esta tecnología nacida en el ámbito de la exploración espacial parece tener una aplicación bastante singular en la Tierra relacionada con el mundo de la biología: la caracterización de virus.
La idea es usar las cámaras de rayos-X para "acercar" a los investigadores a los virus puesto que podrían ofrecerles una visión, a nivel atómico, de los procesos químicos, físicos y bioquímicos que sufren este tipo de organismos y ofrecer imágenes claras de las estructuras de los virus y las proteínas. De hecho, según comenta la ESA, estas cámaras ya se han probado con éxito en la caracterización del Mimivirus, uno de los virus más complejos que se conocen; una información que podría ayudar a los investigadores a saber más sobre la evolución de los virus o su origen.
Una buena historia que nos muestra que, alrededor de la exploración espacial, pueden generarse ideas de negocio que, además, revierten en otras disciplinas la tecnología desarrollada para satélites y telescopios.
Imágenes: ESA y Stanford