Malas prácticas a evitar para no convertirnos en unos spammers

El término spam es algo que nos resulta bastante familiar y solemos usarlo para catalogar cualquier tipo de mensaje o comunicación que recibimos de manera no deseada y que, en cierta medida, nos molesta un poco. El spam es algo que va mucho más allá del correo electrónico y se ha multiplicado de la misma forma que se han multiplicado los canales de comunicación que tenemos a nuestra disposición y encontramos spam en llamadas telefónicas, en comentarios de blogs o a través de las redes sociales y, en muchos casos, el spam puede venir derivado de una mala forma de entender la comunicación online y malas prácticas a la hora de llevar a cabo campañas de publicidad a través de la red.

Con la experiencia, el usuario va aprendiendo a detectar el spam y a huir de él para que le quite el menor tiempo posible; sin embargo, cuando tenemos entre manos un proyecto en Internet y, por ejemplo, gestionamos una web o un perfil para una marca o una empresa, caemos en la tentación de querer aumentar la audiencia a gran velocidad y, sin pensarlo, usamos técnicas mucho más cercanas al spam que a una estrategia coherente de presencia en redes sociales.

La ausencia de una estrategia nos hace actuar "a lo loco" y sin un rumbo trazado, realizando actuaciones que no están demasiado meditadas y que pueden tener un impacto contrario al esperado si en vez de enganchar a nuestra audiencia potencial terminamos provocando en ella el rechazo más absoluto. Con la idea de ilustrar este tipo de cosas, vamos a dedicar unos minutos a repasar 5 prácticas de spam bastante molestas que podemos encontrar en la red y que debemos evitar para no convertirnos en unos spammers a jornada completa:

La mala escucha activa que se transforma en intrusión

Hoy en día podemos encontrar un buen número de herramientas que nos permiten escudriñar las redes sociales en busca de palabras clave determinadas y localizar tweets que hablen de nuestra empresa, nuestros productos o los de la competencia y así localizar a nuestros usuarios o potenciales nichos de mercado. Este tipo de análisis, que se suelen denominar "escuchas", nos pueden servir para detectar conatos de crisis, detectar usuarios de nuestros servicios que requieren una respuesta o, en determinadas circunstancias, encontrar oportunidades en las que podríamos ofrecer nuestros servicios.

La escucha activa mal hecha, por ejemplo en Twitter, nos puede llevar al spam y alguna que otra vez, mientras conversamos con nuestros amigos, nos puede llegar un mensaje de algún desconocido que nos oferta un producto o un servicio, simplemente, porque detectó que usamos una de las palabras clave que estaba monitorizando.

Escuchar a los usuarios está muy bien pero, a veces, abusar de este tipo de técnicas nos puede dejar en muy mal lugar cuando no hacemos otra cosa que inmiscuirnos en las conversaciones ajenas, simplemente, para soltar "una perla publicitaria".

Los merodeadores de foros

En el fondo este caso tiene cierto parecido al anterior aunque el contexto de aplicación es muy distinto. Los servicios de preguntas y respuesta así como los foros siguen teniendo un peso importante en Internet aunque, hoy en día, casi todas las conversaciones se desarrollen en redes sociales como Facebook o Twitter.

A la hora de buscar una recomendación para comprar un producto o contratar un servicio, los foros y la experiencia que relatan otros usuarios es algo que tenemos muy en cuenta a la hora de tomar decisiones y es algo que apreciamos bastante.

Sin embargo, dentro de este crowdsourcing desinteresado no es raro encontrarse "infiltrados" de marcas y empresas que intentan meter, entre los consejos de la gente, publicidad directa de sus productos y servicios y, por mucho que lo intenten maquillar, al final se termina notando y provoca también rechazo.

Forzando el link

Nadie puede negar que las técnicas de SEO no ayuden al posicionamiento de una página web y, por tanto, sean un factor importante a la hora de generar visitas. Los buscadores son una importante fuente de tráfico para cualquier página web y a todos nos interesa que se nos vea dentro de los primeros resultados de búsqueda.

Sin embargo, no siempre entendemos bien el SEO y pensamos que lo único que importa es que haya un gran número de enlaces que apunten a nuestra web y cuantos más sean los enlaces mejor para nuestro SEO. Si bien es cierto que los enlaces ayudan, las granjas de enlaces son algo Google suele penalizar y prima los links procedentes de páginas con cierta solvencia; un criterio que, a veces, se materializa en puro spam cuando intentamos colocar links allá por donde pasamos.

Twitter triste

¿Y a qué me refiero con esto? En los blogs, por ejemplo, se puede generar muy buena conversación a través de los comentarios, sin embargo, lo que podría ser un espacio para intercambiar opiniones o conocimiento, a veces termina salpicado de enlaces off-topic con la intención de ganar enlaces entrantes a un sitio web y que se intentan maquillar como anuncios o como una "invitación a visitar un proyecto web" y que al final, dentro de la conversación, no aportan nada más allá del puro spam.

No abuses de tu audiencia

La facilidad para compartir contenidos a través de Facebook o Twitter, a veces, nos lleva a usar estos canales para compartir lo que hacemos en nuestro trabajo y darles cierto movimiento entre la gente que nos sigue o nos lee. Este tipo de prácticas, en sí mismas, no son malas y es bastante lógico y normal que compartamos con nuestros amigos las cosas que hacemos y o que lo hagamos con la gente que tiene a bien seguirnos en Twitter (porque, quizás, el tipo de contenidos que compartimos son algo que les interesa).

Sin embargo, no está de más pensar de vez en cuando en nuestra audiencia para no abusar del autobombo ni tampoco convertirlos en la audiencia de campañas de publicidad encubiertas que terminan enfadando más que agradando y consiguiendo ese engagement que alguien pensó que iba a conseguir a base de spam a través de Twitter o Facebook.

Mencionar en Twitter no siempre es la mejor manera de publicitar algo

He de reconocer que, a través de Twitter, me han llegado pistas bastante interesantes sobre productos y servicios que valía la pena probar y conocer; creo que Twitter es un buen canal para compartir información y, si procede, hacérsela llegar a gente a la que le puede parecer interesante.

No obstante, aunque Twitter nos ponga fácil eso de compartir información, a la hora de hacer publicidad las cosas no son tan simples como poner un tweet haciendo una mención a "nuestro objetivo". Disparar, cual cañón anti-aéreo, tweets que no son más que la mención a un usuario y un texto predefinido (que enviamos a todo el mundo) o un link es una mala forma de hacer publicidad y es una práctica de spam que, seguramente, pueda tener como desenlace nuestra cuenta bloqueada.

Imágenes: Oschene en Flickr