La fotografía infrarroja consiste en utilizar la luz disponible, pero específicamente la parte del espectro que nuestros ojos no son sensibles. La luz que vemos es una parte muy pequeña de la radiación electromagnética, de determinada longitud, y las ha más pequeñas y más grandes. Para un costado tenemos las ondas pequeñas: el famoso ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma. Para el otro aquellas más largas: el infrarrojo, las microondas y por último las ondas de radio. La porción infrarroja es bastante utilizada en la fotografía debido a que esta por fuera de nuestra posibilidad de verla, pero vivimos inundada por ella.
El sol y las fuentes de luz artificiales generan una gran cantidad de luz infrarroja, pero particularmente el calor también lo hace. Cualquier cuerpo con temperatura emana una cierta cantidad de radiación infrarroja y es por eso que este tipo de fotografía está asociada a los disparos nocturnos o la posibilidad de ver en situaciones de mucha oscuridad. Una cualidad única de esta franja del espectro es que no es desviado fácilmente. Si colocas un prisma frente a una fuente de luz, este partirá el rayo y separará sus colores, además de alterar su dirección de viaje. La luz infrarroja, en cambio, viajará a través de este sin tergiversaciones y continuará su camino en línea recta.
Esta pequeña cualidad hace que, sorprendentemente, la luz infrarroja proveniente de tu piel atraviese tu ropa sin problemas lo cual, en combinación de una cámara especialmente preparada, permite ver a través de tu vestimenta. Una cámara que tenga la capacidad de captar la luz infrarroja es prácticamente una maquina voyerista. Si tomas una fotografía de una persona —viva, ya que tiene que generar algo de calor— con un filtro infrarrojo, probablemente termines con una imagen de esa misma persona, pero desnuda.
Claro que el asunto no funciona perfectamente todo el tiempo y la imagen no será clara, pero los detalles más importantes estarán ahí. Un tapado grueso o una remera de hilo denso bloqueará toda la luz. Pero las telas finas, los tejidos simples y especialmente el nylon son vulnerables a la luz infrarroja y esta pasa directamente a través de estos materiales, enviando una fotografía desnuda de ti mismo a cualquier cámara que este por ahí.
El dato interesante es que todas las cámaras son sensibles a esta luz, hasta cierto punto. Como hemos hablado en otros artículos, delante del sensor se ponen filtros que justamente eliminan la luz infrarroja debido a que esta diluye la calidad de la imagen. Al ser parte del espectro que no vemos, plasmar la imagen con esta información agrega artefactos que según nuestra percepción no deberían estar allí y concluyendo en una imagen sin contraste o acutancia. Para solucionar este problema los fabricantes colocan filtros infrarrojos delante de sensor que bloquean una buena parte de este.
Pero otras cámaras aprovechan esta "falencia" y se comercializan como visores nocturnos, con la Sony Handycam probablemente como producto emblema. En 1998 la empresa vendió este modelo con la capacidad de retirar el filtro IR mediante un botón, lo que la hacía sensible a esta luz y permitía ver en la noche. Los ingenieros no se dieron cuenta hasta después de haber vendido casi un millón de unidades que la cámara podía ser utilizada para ver a través de las ropas, cuestión que obligo a Sony a retirarla del mercado y desarrollar una versión que no era tan efectiva a la hora de capturar esta luz.
Pero no todo está perdido para el perverso moderno. Las cámaras infrarrojas se siguen comercializando y, aquí viene lo interesante, hay empresas que se dedican casi exclusivamente a las lentes que pueden ver a través de la ropa. Kaya Optics publicita sus productos no como un poderoso filtro IR, sino directamente como una lente que ve más allá de lo común. Sus productos muestran como no solo pueden ver a través de las ropas, sino también a través de papel, tinta y hasta incluso telas gruesas, como las de los abrigos.
Si quieres ser más discreto y quieres tomar estas fotografías particulares con tu móvil, ofrecen una versión que sobre un material flexible se imprime el filtro óptico, que colocado frente a la cámara de cualquier teléfono la convierte en una autentica maquina de rayos X. O más bien triple X.
Foto: Mark Taylor