La impresión en 3D es una tecnología que, poco a poco, se ha convertido en un exponente de la cultura libre y, además, ha calado en muchos ámbitos como técnica de prototipado y fabricación rápida y, sobre todo flexible. La impresión 3D tiene mucho que decir en el ámbito de los repuestos y fabricantes como Nokia comparten los esquemas CAD de sus diseños para que cualquiera pueda fabricar sus propias piezas. De hecho, la impresión 3D está ya presente en el ámbito de la medicina (para desarrollar prótesis) e, incluso, en la exploración espacial donde la NASA evalúa su uso en la Estación Espacial Internacional. En Europa, la Agencia Espacial Europea (ESA) también ha puesto el foco en la impresión 3D pero, a diferencia de la NASA, no para fabricar repuestos sino como la base sobre la que construir una base lunar, es decir, una base en la superficie de la Luna.
¿Una base en la superficie de la Luna? Aunque la idea nos pueda parecer sacada del argumento de la película Moonraker de la Saga Bond, no es el primer proyecto de esta índole que se pone sobre la mesa y, por ejemplo, la NASA también está elucubrando una idea parecida. En el caso de la ESA, la Agencia Espacial Europea pretende seguir la senda que están siguiendo algunos proyectos de arquitectura e ingeniería civil con la aplicación de la impresión 3D en el ámbito de la construcción.
Usar la impresión 3D permitiría un rápido despliegue puesto que se eliminaría la necesidad de enviar piezas para la construcción de esta base lunar, de hecho, el proyecto utilizaría restos de rocas lunares (regolito lunar como material base con el que "imprimir" las estructuras de esta base, es decir, la materia prima ya estaría en el destino.
Para desarrollar el proyecto, la ESA se apoyará, nada más y nada menos, que en el Estudio de Arquitectura de Norman Foster así como en la empresa D-Shape especializada, precisamente, en el desarrollo de estructuras basadas en impresión 3D. Como nos podemos llegar a imaginar, el proyecto no es nada sencillo porque, a diferencia de la Tierra, estamos hablando de impresión 3D en condiciones de vacío y, claro está, el uso de líquidos es una materia a resolver.
Además de salvar las condiciones para la construcción, los requisitos del proyecto también suponen un gran reto porque la base lunar debería ser capaz de alojar, como mínimo, a 4 personas y protegerlas de los meteoritos, la radiación o los rápidos cambios de temperatura. Si a esto le sumamos que, desde la Tierra, habría que enviar una estructura que haría las veces de pilares y cimientos de la base, el reto al que se enfrenta la ESA es bastante interesante.
Imágenes: ESA