La noticia llega desde Suecia. Un grupo de médicos ha llevado a cabo una intervención pionera a través de las propias células madre de una niña de 10 años. La joven, con un problema de obstrucción de la vena porta (la que lleva la sangre al hígado), fue intervenida a través de un injerto de vena de un cadáver junto a sus células madre.
La vena porta hepática es una vena gruesa cuyo tronco se encuentra entre los músculos de la superficie interior del hígado. Su sistema está interpuesto entre dos redes capilares opuestas, la periférica y la hepática. La obstrucción de esta vena fuera del hígado puede producir en el cuerpo hemorragias muy dañinas o el aumento del tamaño del bazo.
La niña tenía un problema circulatorio entre los intestinos y el hígado, además resultaba imposible realizarle un by-pass, situación que derivó en la operación pionera. Esta consistió en tomar la vena de un hombre de 30 años que había fallecido despojando sus propias células. Cuando la vena quedó vacía le añadieron las células madre de la joven con el fin de evitar cualquier tipo de rechazo. Según Martin Birchall, del University College London:
La joven ha evitado el trauma de que se le disecaran las venas del cuello o de la pierna, y por tanto de sufrir trastornos en las extremidades evitando un trasplante de hígado. Pensemos que el uso de tejidos que provienen de las células madre nos lleva a nuevos áreas de investigación como la reproducción de arterias para su posterior uso quirúrgico.
El resultado, según los propios cirujanos, ha sido todo un éxito y sorprendentemente la niña ha mejorado su calidad de vida.