A mediados del año pasado una noticia cayó en el ámbito de la fotografía y nos dejó a todos con una mueca de asombro e incredulidad: en pocos meses íbamos a poder tener en nuestras manos una cámara que permitía enfocar las imágenes, una vez después de haber sido tomadas. La famosa Lytro Light Field Camera nos había tomado por sorpresa, derrumbando los preconceptos clásicos de la fotografía y llevando al usuario común y corriente tecnologías que antes se creían imposibles. Nos emocionamos tanto con esa noticia que hasta una mínima imagen pixelada y borrosa de como se veía esa cámara era portada.

Ya ha pasado un tiempo prudencial y Lytro lanzó al mercado su cámara plenóptica por el precio de $499 dolares en su versión de 16gb y $399 la de 8gb. Pero lo interesante es entonces que se siente, como es manipular esta cámara especial y DPReview como siempre viene a darnos una mirada a fondo de este dispositivo. La reseña publicada no deja espacio a la duda y desilusiona a más de un lector. La sensación final que queda, al menos a este editor, tras leer toda la entrada es que todavía no estamos allí, no es una tecnología asombrosa o su aplicación en la vida diaria (o profesional) del fotógrafo es algo limitada.

La Lytro LFC posee un sensor de 11 megarayos (no comparables con los megapixeles de las cámaras comunes ya que trabajan de manera distinta), una lente zoom 43x340mm (equivalentes) de apertura constante f/2 y una pantalla de 1,46 pulgadas. Su manipulación se realiza a través de tres botones: el de encendido, ubicado por debajo de esta, el de disparo y una linea sensible al tacto que opera el zoom, hacia adelante y hacia atrás dependiendo del movimiento que hagamos sobre este. Hasta aquí todo normal, pero al entrar en detalle es donde empiezan a aparecer las falencias o lo joven que es esta tecnología (y la maduración que necesita tener)

Su primer punto débil es la pantalla. Si bien su tamaño es más bien pequeño, su resolución es ridícula: 128x128 pixeles. Su desempeño tampoco es bueno, ya que hay que mirarla directamente de frente, de lo contrario el contraste y los colores se ven seriamente afectados. Tras cada disparo, produce un archivo RAW de 16mb conteniendo la información lumínica (pero no de la forma a la que estamos acostumbrados) que no son manipulables desde tu computadora. El único programa incluido en la cámara es un visor, solo compatible con Mac, que permite ver una vista previa mínima y enviar el archivo a los servidores de Lytro, donde se produce el ajuste de enfoque. Esto significa que dependes de la compañía (y de tu conexión a Internet) para "procesar" las imágenes, ademas de estar atado a los términos y condiciones de esta por lo que si tu fotografía es polémica puede resultar en un borrado inmediato.

El ultimo problema es el tamaño de las fotografías resultantes. Su resolución final es de 1080x1080 pixeles siendo bastante limitado para algo más allá que la web. Puedes exportar las imágenes, pero estas perderán la habilidad de enfocar en otras zonas, por lo que siempre estarás dependiendo del reproductor flash de Lytro si quieres conservar esa funcionalidad.

¿Serán todos estos problemas quejas sin fundamento? Francamente esta tecnología me parece más una novedad que algo aplicable al ámbito profesional o amateur, pero el tiempo dirá quien tiene razón. Puedes conocer en detalle todo su funcionamiento leyendo la reseña completa.