Dicen algunas proyecciones que este año 2011, del que encaramos ya su tramo final, generaremos una cantidad de información equivalente a 1,8 zettabytes, es decir, unos 1.800 millones de Terabytes de información; una cantidad enorme que tardaríamos 47 millones de años en poder visualizar dedicando todo nuestro tiempo. Ante tanto volumen de información generada, parece complicado poder almacenarla toda para su consulta y, de hecho, mucho más complicado es que una persona pueda asimilarla, un hecho que sirve para dar pie a un estudio que relaciona las limitaciones del cerebro humano con una posible ralentización de la información generada a nivel mundial.
He de reconocer que suena bastante raro pero el equipo de investigación de Claudius Gros de la Universidad Goethe de Frankfurt (Alemania) ha encontrado una relación entre la capacidad de nuestro cerebro y el crecimiento de la información generada a nivel mundial, una relación que estaría basada en un experimento del siglo XIX.
Concretamente, a principios del siglo XIX, el alemán Ernst Weber realizó un experimento en el que una persona, con los ojos vendados, sostenía un objeto al que se aumentaba su peso de manera gradual con el propósito de que el sujeto avisase cuando comenzara a notar, realmente, los cambios de peso. Weber dedujo, tras la experimentación, que el incremento mínimo de peso que un humano podía percibir era proporcional al peso inicial que se estaba sujetando. Este enunciado define la Ley de Weber-Fichner y relaciona los estímulos con la percepción mediante una relación logarítmica.
El equipo de Gros quería aplicar este principio a la información generada en los soportes actuales, por ejemplo, observar qué ocurre cuando se aumenta, gradualmente, la resolución de una imagen y verificar que la relación seguía siendo logarítmica, algo que podría servir para demostrar que la Ley de Weber-Fichner también podría aplicarse a la capacidad de absorción de información que tenemos los humanos.
Así que se dispusieron a estudiar la Wikipedia y el sitio web dmoz.org para observar los archivos que referenciaban estos sitios web y el tamaño de éstos. De estos 600 millones de archivos, aproximadamente el 58% de los mismos eran imágenes, el 32% eran archivos de aplicaciones, un 5% archivos de texto, un 3% archivos de audio y un 1% archivos de vídeo. Con esta clasificación decidieron observar el tamaño de los archivos para ver si eran capaces de obtener una distribución y, curiosamente, tanto los archivos de audio como los de vídeo y las imágenes seguían una relación logarítmica que casaba con la Ley de Weber-Fichner.
Esto demuestra que esta distribución de la in formación están determinadas por limitaciones neuropsicológicas subyacentes a las personas que generan la información
¿Limitaciones neuropsicológicas? Según estos investigadores, el tamaño de los archivos podría haber estado ligado a factores económicos, como el coste de producción del archivo, pero entonces la distribución sería exponencial y no logarítimica, por tanto, el origen debía ser distinto.De hecho, según el estudio, la cantidad de información generada a nivel global no puede crecer más allá de la capacidad que tenga la gente de monitorizarla o asimilarla.
La capacidad neuropsicológica del cerebro humano para procesar y almacenar la información es un factor limitante para el crecimiento global de la información almacenada y las restricciones económicas tienen una influencia despreciable
¿Y ahora qué? ¿Significa que hemos tocado techo? Realmente no, simplemente nos enfrentamos a nuevos retos porque, seguramente, la capacidad de procesamiento de los sistemas actuales y su capacidad de almacenamiento es posible que cambien el sentido de esta ecuación.