UAV USAF

Hace unos meses hablamos de una investigación que había puesto sobre la mesa la capacidad de mejorar el aprendizaje de una persona mediante la aplicación de pequeñas corrientes eléctricas en el cerebro. Según la investigación de la Universidad de Oxford, la electroestimulación del cerebro mejoraba, significativamente, la velocidad de aprendizaje de los sujetos que participaron en el experimento. Curiosamente, esta técnica también se estaría probando en las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos para mejorar la capacidad de aprendizaje de los pilotos de los vehículos aéreos no tripulados y ayudarles a procesar, mucho más rápido, las imágenes que reciben en la consola de control del dron.

El proceso de entrenamiento y capacitación de estos pilotos, actualmente, es uno de los cuellos de botella de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos puesto que, además de controlar el avión no tripulado, deben ser capaces de tomar decisiones (disparar si detectan al enemigo) en base a las imágenes de radar las imágenes captadas por las cámaras del vehículo aéreo. Lógicamente, es la experiencia la que hace que el piloto sea capaz de distinguir sus objetivos en las imágenes y ese tiempo necesario para adquirir esa pericia a la hora de reconocer las imágenes es el que el laboratorio de investigación de las Fuerzas Aéreas quiere reducir.

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El equipo de investigación aspira a dejar en la mitad el tiempo de entrenamiento necesario aplicando corrientes eléctricas sobre los pilotos mientras éstos asisten a los vuelos simulados. La idea es que mientras los pilotos visualizan misiones de entrenamiento, lleven en su cabeza una serie de electrodos que dispensen, durante 30 minutos, una corriente de 2 miliamperios. La verdad es que sorprende que las Fuerzas Aéreas se estén planteando este tipo de cosas pero, realmente, estos es poco si tenemos en cuenta que también han barajado otro tipo de estimulantes como la cafeína

Según han comprobado, tras 20 minutos de análisis de imágenes, la atención del piloto decae pero al aplicar la estimulación eléctrica, el piloto es capaz de trabajar el doble de tiempo, unos cuarenta minutos, a pleno rendimiento y, gracias a esto, la clase puede prolongarse y ser mucho más productiva.

Por otra parte, las investigaciones también se están dirigiendo hacia la recuperación de enfermos que han sufrido daños cerebrales y tienen que someterse a un proceso de rehabilitación. En estos casos, las Fuerzas Aéreas también quieren comprobar si la electroestimulación cerebral puede reducir el tiempo de recuperación de los pacientes y aumentar su capacidad de aprendizaje.

Y a pesar de las investigaciones, son muchas las voces que consideran la estimulación eléctrica del cerebro una pseudociencia más que una terapia fiable, por lo que desconfían de un posible efecto placebo y prefieren esperar hasta encontrar resultados mucho más concluyentes. Independientemente de que aún estemos en una fase muy temprana y, realmente, falten estudios profundos sobre este tema, no deja de ser curioso que las Fuerzas de Aéreas de Estados Unidos hayan decidido explorar esta senda.

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