Ahora mismo, en algún lugar de las oficinas de RIM, están rodando cabezas. Los que seáis usuarios de Blackberry muy probablemente ya lo habréis notado, pero los que no, el servicio de Blackberry Internet Service ha estado caído durante las últimas 12 horas en Europa, Asia y África dejando a sus usuarios con apenas nada más que las llamadas de voz y los mensajes, sin posibilidad de conectarse a Internet, ni al correo Blackberry ni por supuesto a Blackberry Messenger ni a WhatsApp. Básicamente, y por echarle dramatismo al asunto, todos los poseedores de una Blackberry han pasado de repente de tener un smartphone a tener algo parecido a un ladrillo de finales de los 90

Aunque mientras escribo estas líneas comienzan a verse señales de que el servicio vuelve poco a poco a la normalidad, al menos en lo relativo a Correo Blackberry, todo el suceso, de proporciones catastróficas tratándose de una empresa como RIM, no deja de tener unas consecuencias y unas dimensiones dignas de reflexión. En primer lugar, cómo la dependencia de una sola empresa para desarrollar toda una actividad en concreto tiene un peligro de proporciones descomunales, en segundo deja todavía más maltrecha si cabe la imagen de la compañía, que ya se perfila como esa empresa agónica, incapaz de hilar una a derechas y casi condenada a dar tumbos de aquí para allá.

Vamos con lo primero. Aunque el servicio de Blackberry siempre ha sido ampliamente reconocido por su calidad y por su fiabilidad plantea algunos inconvenientes bastante serios. El principal de ellos, aunque es evidente, es que todo, absolutamente todo el tráfico de una Blackberry pasa por los servidores de RIM. Para empezar tenemos ahí un problema de seguridad, aunque toda conexión va cifrada y no es técnicamente lo mismo ¿Qué pasaría si cayesen los servidores bajo un ataque similar al que experimentó Sony hace unos meses? Un peligro de dimensiones potencialmente inalcanzables, sobre todo si tenemos en cuenta la penetración de BlackBerry en el ámbito empresarial.

Siguiendo en esta línea otro de los evidentes problemas que conlleva centralizar todo el servicio a través de un único punto, en este caso el BIS, el Blackberry Internet Service, es que si falla ese punto estás vendido, total y absolutamente vendido, de repente todo ese servicio se ve reducido a nada. Toda esa actividad se queda interrumpida, y lo peor de todo sin garantías, como ha ocurrido hoy, de que el servicio se restablezca en un periodo breve de tiempo ¿Qué ocurre con esos emails que han de enviarse de manera urgente, a veces crítica, y que tienen que hacerse desde una Blackberry? Un fallo de unos minutos es comprensible, pero ¿12 horas? Es un lapso de tiempo ridículamente largo para un servicio como este.

Por otro lado, el golpe es más duro si cabe si tenemos en cuenta que ahora mismo el gran (y sacando las cosas un poco de quicio me atrevería a decir que el único) gancho que tiene Blackberry de cara a muchísimos de sus clientes es Blackberry Messenger, servicio que como es lógico se viene al traste de los primeros sí lo que cae es el BIS. Así que puede sonar gracioso, pero en España durante toda esta tarde hemos tenido a millones de adolescentes (y no tan adolescentes) cruzados mano sobre mano porque sus queridos teléfonos se negaban a funcionar. Todo el incidente ha llegado a salir hasta en los telediarios ¿Falla un servicio de una compañía, una sola compañía, en concreto durante 12 horas y aparece en las noticias? Esto sí que es nuevo.

Así que vale, sí, de acuerdo, RIM ha tenido un fallo imperdonable y ha puesto en evidencia los peligros de confiar y depender exclusivamente de un único servicio, pero es que no es ni muchísimo menos la única. Aunque si no me falla la memoria nunca ha sido de manera prolongada y desde luego de manera no tan generalizada y catastrófica Google también ha tenido su más y sus menos con Gmail ¿Qué ocurriría si de repente dejasen de funcionar todos los servicios de Google? No estoy hablando del buscador, hablo de Gmail, de Reader, de Picasa... hablo incluso de Google.

No es mi intención tampoco sonar demasiado catastrofista, como mencionaba al principio del post el servicio de BlackBerry ha demostrado ser excelente y extremadamente fiable a lo largo del tiempo pero ante sucesos como este uno no puede menos que preguntarse hasta qué punto ese servicio debe acaparar todo el uso. Para finalizar, lo malo de todo esto también es la imagen pública que deja la compañía, la marca. Con unos resultados financieros en el último trimestre realmente lamentables y el lanzamiento de productos que no acaban de despegar, como la PlayBook, ha sido un golpe de gracia sobre una imagen bastante deteriorada. Y es que a perro flaco todo son pulgas, como se suele decir.

Foto: Ali900 en DeviantArt

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