Lo que hasta hace poco era una utopía, se va convirtiendo en una tendencia cada vez más importante: la industria cinematográfica está cambiando su mentalidad, para comenzar a distribuir películas a través de Internet. En esta ocasión, el protagonista es Miramax que, como ya hicieron otras compañías, empezó a utilizar Facebook como canal de distribución.
La propuesta es un servicio llamado Miramax eXperience, donde es posible alquilar películas de su catálogo, por un importe de 30 Facebook Credits (o tres dólares). Los alquileres se mantienen activos por 30 días, pero sólo están disponibles durante 48 horas desde el momento en que se inicia la reproducción, que puede hacerse en la red social o a través del iPad y Google TV.
En esta etapa inicial, es posible elegir entre unas 20 producciones, que varían de acuerdo al país del usuario: Estados Unidos, Reino Unido y Turquía (próximamente llegará a Francia y Alemania). Un dato interesante es que pueden alquilarse películas como Kill Bill, Gangs of New York o Sin City, que suelen contar con gran cantidad de resultados en redes P2P.
El CEO de Miramax, Mike Lang, aportó también unos conceptos llamativos respecto de este lanzamiento. Puntualmente dijo que, al elegir Facebook, acercan los contenidos directamente al público: "podríamos haber creado el más robusto Miramax.com en el mundo y, aparte de mis familiares, ¿quién hubiera estado allí?" Al mismo tiempo, la plataforma da la posibilidad de otorgar Me gusta a una película y efectuar comentarios, mientras los estudios aprovechan la viralidad.
El objetivo es llegar a más de 150 millones de usuarios dentro del próximo año y medio, ampliando la cantidad de dispositivos compatibles y llegando a todo el mundo. También, cuando logren diseñar una experiencia adecuada, pretenden vender vídeos que también serían accesibles desde múltiples plataformas.
Hasta ahora, vimos experimentos similares realizados por Warner Bros y Paramount Pictures, aunque mucho más limitados que la propuesta de Miramax. De todas maneras, es positivo ver que cada vez más compañías se decidan a sacar provecho de la red, en lugar de solamente perseguir a quienes descargan archivos.