Tennis for Two

En esta época en la que el ocio electrónico es una industria que mueve millones; además, cada año nos presenta nuevos productos con los que mejorar la experiencia del jugador y, si cabe, introducirnos mucho más en la atmósfera de juego. Los magníficos gráficos y la capacidad de proceso de las consolas actuales nada tienen que ver con los primeros videojuegos de la historia que nacieron, al finalizar la segunda guerra mundial, como aplicaciones prácticas de los primeros computadores digitales. Cuál fue el primer videojuego de la historia es algo que genera bastante controversia, puesto que son tres los que se disputan el puesto, sin embargo, hay uno de ellos que comúnmente es aceptado como tal, Tennis for Two, de William Higinbotham.

William Higinbotham (1910–1994) fue un físico estadounidense que participó, durante la Segunda Guerra Mundial, en el proyecto Manhattan, es decir, en el equipo de científicos que desarrolló la Bomba Atómica y que, tras la guerra, pasó a trabajar al Laboratorio Nacional de Brookhaven, que aunque también estaba vinculado a proyectos de Defensa, Higinbotham trabajaba en instrumentación electrónica. En 1958, el Laboratorio estaba organizando una jornada de puertas abiertas y, fijándose en un computador que calculaba la trayectoria de los misiles balísticos, tuvo la idea de construir una máquina con la que simular un partido de tenis, el Tennis for Two.

Con la ayuda de Robert V. Dvorak, otro físico del Laboratorio, comenzaron a trabajar en el proyecto que les llevó unas tres semanas de trabajo. Tennis for Two constaba de un osciloscopio que hacía las veces de pantalla y que ofrecía una vista lateral de la pista de juego (que estaba dividida por una red). Los jugadores disponían de un mando que incluía un botón para golpear la bola y una rueda para controlar la dirección de ésta. La lógica del juego, que tenía el tamaño de un horno microondas de hoy en día, estaba compuesta por una serie de amplificadores operacionales que controlaban la trayectoria de la bola, si tocaba o no el suelo, si tocaba la red, etc, factores que podían influir en la velocidad de la bola, emulando bastante bien la dinámica real de un partido de tenis.

El 18 de octubre de 1958, Tennis for Two causó sensación entre los visitantes del Laboratorio Nacional de Brookhaven durante el día de puertas abiertas, donde cientos de personas hicieron cola para jugar en este partido de tenis virtual. Al año siguiente, en 1959, Higinbotham mejoró el juego y, además de utilizar un osciloscopio con una pantalla más grande, fue capaz de añadir distintos niveles de gravedad que complicaban más el juego. Al terminar esta segunda sesión de puertas abiertas, Higinbotham desmanteló la máquina de Tennis for Two para utilizar los componentes en otros proyectos del Laboratorio, por lo que la máquina original se perdió. Además, dado que William Higinbotham no patentó la idea (y si lo hubiese hecho, la patente hubiese pertenecido al gobierno estadounidense), no llegó a hacerse rico, es más, Tennis for Two fue olvidado durante mucho tiempo.

No fue hasta finales de los 70 cuando el gran público redescubrió la creación de William Higinbotham. En esa época, se celebraba un juicio entre Ralph Baer, creador de Magnavox Odyssey, la primera consola de videojuegos de la historia, contra el resto de creadores de videojuegos. Baer argumentaba que si Magnavox Odyssey era el primer sistema de entretenimiento del mundo, cualquier juego que consistiese en golpear una pelota tendría que pagarles un royaltie por la idea. Gracias a este juicio, Tennis for Two se rescató del olvido y William Higinbotham prestó declaración para contar que su juego fue el primero:

Sabíamos que era divertido y vimos bastante potencial en la idea pero no era algo en lo que estuviese interesado el gobierno. Además, mejor que fuese así porque si hubiésemos registrado la patente, ¡todos los diseñadores de videojuegos tendrían que pagarle al gobierno federal!

En 2008, para celebrar el 50 aniversario, el Laboratorio Nacional de Brookhaven reconstruyó el Tennis for Two a partir de los diseños originales y componentes de la época y, bueno, allí se expone a los visitantes que, además, pueden jugar una partida.

Algunos expertos no consideran Tennis for Two un videojuego porque, aunque presenta gráficos en movimiento, la representación gráfica se realiza sobre un osciloscopio y no sobre una TV convencional. Es decir, dado que no genera señales de vídeo, algunos expertos lo descartan. Particularmente, creo que este argumento es demasiado restrictivo y creo, firmemente, que Tennis for Two se merece ser reconocido como uno de los primeros videojuegos de la historia.

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