Lo de que la privacidad es una ilusión se sigue confirmando día a día en internet. Con cosas como los ataques a Sony y el robo de detalles de cuentas personales por millones. Se puede culpar a Sony por tener una mala seguridad. También se puede culpar a los hackers que están atacando estos sistemas por hacer algo ilegal y descubrir datos personales en internet, pero la verdadera realidad es que la seguridad creada por la mano humana es imperfecta.
Tras los problemas de Sony hemos visto como muchos ya se piensan dos veces esto de poner su tarjeta de crédito en internet, ni siquiera sistemas supuestamente más seguros como BitCoin están a salvo de problemas de ataques. La realidad es por ahora esta: si pones un dato personal en algún servicio de internet, automáticamente estás aceptando la remota posibilidad de que la seguridad de sus sistemas no sea buena y acabe filtrándose en internet. Por lo menos esto lo deberías de tener presente en sistemas de empresas grandes, fáciles objetivos para hackers.
La última en caer la semana pasada fue Sega Pass, de la que parece se han logrado acceder a 1.2 millones de cuentas personales. Estamos hablando que los datos personales de --en concreto 1.290.755 personas-- "se han robado".
La culpa es tanto de Sega por su mala seguridad como de los hackers que han logrado acceder a un sistema privado y que sean capaces de filtrar estos datos personales. En concreto se han robado los correos electrónicos, las fechas de lanzamiento y las contraseñas encriptadas de las cuentas. Por suerte Sega usaba sistemas de pagos externos y no se necesitaba insertar datos personales de pagos en sus sistemas.
Podemos culpar a Sega por su mala seguridad, cosa que se debe de hacer cuando estás confiando en que una gran empresa está guardando tus datos personales. Pero lo cierto es que al final es muy difícil lograr que un sistema sea completamente blindado, teniendo tantas partes que cubrir por agujeros de seguridad, es una tarea tan difícil como titánica, más si un sistema tiene decenas de miles de cuentas.